Para el abogado Marcos Rivera Ortiz son incontables las ocasiones en que ha tenido que llegar hasta los pasillos de los tribunales para detener patrones de discrimen y hostigamiento racial contra sus clientes afrodescendientes. Recordó que uno de estos litigios fue el de una mujer negra que fue víctima de discrimen y hostigamiento a partir de comentarios que se le dirigían en contra de su cabello.
De esta forma, el letrado aseguró que son muchas las personas afrodescendientes que día a día enfrentan conductas y hostigamiento racista ya sean en sus áreas de trabajo, en las escuelas o en las calles. “En el Código Penal de Puerto Rico, hay un delito que se aplica contra aquellas personas que discriminan contra otras por el color de su piel. Existen normas en el Departamento del Trabajo y existe una serie de reglamentos para evitar la discriminación racial, pero no se ponen en práctica, no se aplica, eso es letra muerta”, comentó Rivera en entrevista con Metro.
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Mientras que para el abogado Edgardo Román, presidente del Colegio de Abogados y Abogadas de Puerto Rico, la escasez de estadísticas podría provocar una noción errónea de que el discrimen racial no ocurre en Puerto Rico o que no se manifiesta en áreas de trabajo o en reclamaciones judiciales. “No he visto estadísticas que clasifiquen las reclamaciones por violaciones de derecho civiles por motivo por raza. Por tanto, la primera apreciación podría ser que eso no ocurre. Pero ciertamente ocurre y de ordinario vienen relacionado con otros asuntos como el asunto de raza que se entrecruza con la pobreza, se entrecruza contra el discrimen de personas que vienen de sectores en estados de vulnerabilidad”, señaló el abogado.
Por ejemplo, las estadísticas más recientes —de 2017— de la Unidad Antidiscrimen del Departamento de Trabajo, apunta a que se presentaron 11 querellas por discrimen racial en el empleo. Mientras que en los tribunales del país, las reclamaciones judiciales por discrimen de raza están incluidas en la categoría general de ‘discrimen’, lo cual comprende discrimen por raza, género, sexo, orientación sexual, nacionalidad, entre otras. En el renglón de ‘discrimen’, los tribunales del país recibieron 142 reclamaciones en 2015-2016; 122 casos en 2016-2017; 52 en 2017-2018 y seis en 2018-2019. Mientras tanto, en 2014-2015, se presentaron 64 demandas de despido por discrimen; 58 en 2015-2016; 17 en 2016-2017 y una en 2017-2018.
Román opinó que esa escasez de estadísticas provoca que se invisibilice el discrimen contra las personas afrodescendientes y que no se tenga consciencia de la cantidad de casos que existen. Añadió que muchos casos ni tan siquiera llegan a los tribunales ya que muchas personas creen que no encontrarán un remedio en las salas judiciales. “Eso en sí mismo es una tragedia”, dijo Román.
Mientras que, de acuerdo con Rivera Ortiz, para poder corregir el problema racial en la isla resulta imprescindible que el gobierno lo reconozca y que implemente políticas que ataquen al racismo. “El gobierno no promulga nada que ayude a establecer una igualdad entre el negro y el blanco en Puerto Rico. Y es raro hablar de negro y blanco en una sociedad donde todos somos una mezcla, pero el gobierno no hace nada. No veo una acción proactiva dirigida a evitar el problema social que provoca el racismo en Puerto Rico”, dijo el abogado.
Asimismo, Rivera Ortiz argumentó que en ocasiones los propios tribunales no comprenden o no aceptan la existencia de discrimen racial en la isla, como lo fue en el caso que presentó en representación de Zaida Morris, una mujer negra que fue objeto de acoso laboral por su pelo. “¿Cómo los jueces que no pueden distinguir cuándo hay o no hay discrimen racial pueden decidir sobre un caso donde una mujer negra alegó que fue discriminada?”, cuestionó Rivera Ortiz sobre la determinación del Tribunal Supremo en la década del 90.
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Rivera Ortiz actualmente lidera otros dos casos por discrimen racial contra dos ciudadanos: el caso de Alma Yariela Cruz y el de Carlos Ayala. En este último, Rivera Ortiz planteó que Ayala —quien según el letrado no portaba arma y tampoco amenazó a la Uniformada— fue víctima de brutalidad policiaca luego de que un policía le disparó en el pecho.
“El sistema cambia la vista cuando se encuentra con un problema racial en el quehacer diario y consuetudinario. Cuando se discrimina cambia la vista”, mencionó.
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