Cuatro estados de Estados Unidos —Arizona, California, Florida y Texas— reportan en total 25,000 casos nuevos de coronavirus al subir la curva de contagio en 40 de los 50 estados en la víspera del Día de la Independencia.
La cifra diaria de casos confirmados en todo el país superó los 50.000 y en 36 estados aumentó el porcentaje de tests que dieron positivo para el virus.
“Lo que hemos visto es una semana muy perturbadora”, dijo el doctor Anthony Fauci, el principal experto del gobierno en enfermedades infecciosas, durante una conferencia por video con la Asociación Médica Estadounidense.
En un hecho revelador de la gravedad de la situación en Texas, el gobernador Greg Abbott decretó la víspera la obligatoriedad de usar mascarillas en casi todo el territorio del estado. Hasta hace poco se había negado a permitir incluso que los gobiernos locales impusieran esas normas.
Se ha atribuido el pico en parte a que la gente no se cubre la cara ni respeta las normas de distanciamiento social a medida que los estados mitigaron sus cuarentenas en las semanas pasadas. Fauci advirtió que, si la gente no cumple, “tendremos dificultades graves”.
Estados Unidos registró 51.200 casos nuevos el miércoles, según el recuento de la Universidad Johns Hopkins. Es el doble del total diario a lo largo del mes pasado e incluso más alto que el correspondiente a la etapa más letal de la crisis en abril y mayo, cuando la zona metropolitana de la Ciudad de Nueva York era el foco principal de infección de todo el país.
Todos los estados menos 10 exhiben un aumento diario en los últimos 14 días, según el Proyecto de Rastreo de COVID. Los brotes más graves son los de Arizona, Texas y Florida, a los que se ha sumado California para volver a cerrar bares, restaurantes y cines.
Nebraska y Dakota del Sur son los únicos estados fuera del noreste que registran una tendencia descendente.
Si bien la ampliación del testeo explica en parte algunos aumentos, hay otros indicadores ominosos, como las tasas de hospitalización y de pruebas que dan positivo. En las últimas dos semanas se duplicaron los resultados positivos en Georgia, Kansas, Montana, Michigan, Missouri, Tennessee, Mississippi, Carolina del Sur y Ohio. Se triplicaron en Nevada y se quintuplicaron en Idaho.
En Texas, donde los casos nuevos diarios saltaron de 2.400 a casi 8.000, la tasa positiva creció de 8% a 14,5%. En Arizona aumentó de 5,7% a 10,3%.
Abbott, que en mayo inició una de las reaperturas más agresivas del país, ordenó el uso de mascarillas en todos los condados con al menos 20 casos de COVID-19. Sostuvo en un video por Twitter que, al disminuir los casos tras la orden de abril de permanecer en casa, muchos habrán pensado que “no había moros en la costa”.
Pero el número de personas hospitalizadas en Texas con COVID-19 se ha cuadruplicado desde que comenzó la reapertura a fines de mayo.
El sábado 4 de julio se festeja el Día de la Independencia y las autoridades de salud advierten que las grandes multitudes habituales en esa jornada pueden alimentar el brote. Muchas municipalidades han cancelado los fuegos artificiales y California y Florida han cerrado las playas.
Estados Unidos ha reportado más de 2,7 millones de casos y más de 128.000 muertes, las cifras más altas del mundo. Las cifras locales son de 10,8 millones de casos, con más de 521.000 muertes, según el recuento de Johns Hopkins. Se cree que las cifras reales son mucho más altas dada la escasez de tests y los casos leves no reportados.