Joe Biden enfrenta la prueba más difícil hasta el momento de su promesa de ser un presidente sereno y unificador al realizar un acto en las próximas horas en Kenosha, Wisconsin, una ciudad en el centro del ajuste de cuentas nacional con el racismo sistémico.
Dos días después del viaje del presidente Donald Trump a la misma ciudad, el candidato presidencial demócrata planea reunirse con la familia de Jacob Blake, un hombre negro que permanece en el hospital tras ser baleado por la espalda por un policía blanco cuando intentaba arrestarlo. Biden también planea reunirse con líderes empresarios, cívicos y de la policía.
“Se trata de asegurar de que avanzaremos”, dijo Biden a la prensa el miércoles. Dijo que no viaja a Kenosha “para decirles lo que tienen que hacer”, sino para exhortar a la comunidad a “dialogar sobre lo que se tiene que hacer”.
A dos meses de la jornada electoral, el viaje es una oportunidad y un riesgo para Biden. Pone a prueba su promesa de que es capaz de “unificar el país” y hallar consenso incluso donde no salta a la vista. Es un enfoque que contrasta intencionalmente con el de Trump, que busca el conflicto. Esa diferencia se ha vuelto más aguda que nunca en meses de protestas nacionales, en general pacíficas pero que en Kenosha se han vuelto violentas y destructivas.
Biden es un hombre blanco llevado a la candidatura demócrata por votantes negros. Desde la muerte de George Floyd —un hombre negro— a manos de un policía blanco el 25 de mayo en Minneapolis, Biden ha abogado por una amplia reforma del accionar de la policía y ha promovido un diálogo nacional sobre el racismo. Por eso eligió como compañera de fórmula a Kamala Harris, la primera mujer negra que ocupa ese puesto en uno de los partidos tradicionales.
Trump ha respondido con condenas generalizadas a las protestas, la defensa absoluta de la policía y negando que las personas de piel negra o morena enfrentan barreras que no afectan a los blancos, un mensaje dirigido a su base política abrumadoramente blanca.
En Kenosha, el presidente insistió el martes en su consigna de “ley y orden”. Recorrió edificios dañados y analizó con los jefes de la policía la manera de reprimir los disturbios. “Estos no son actos de protesta pacífica sino, en verdad, de terrorismo interno”, opinó Trump.