El ataúd de la jueza de la Corte Suprema de Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, yacía en capilla ardiente el viernes en el Capitolio, la primera mujer homenajeada de esa forma en la nación, haciendo historia de nuevo como lo hizo en su extraordinaria vida.
El féretro de Ginsburg, que falleció a la semana pasada a los 87 años, estaba cubierto con la bandera estadounidense en la Sala de las Estatuas del Capitolio, donde congresistas, oficiales de las fuerzas armadas, familiares y amigos rindieron homenaje al ícono liberal que cambio las leyes estadounidenses y las percepciones de las mujeres en el poder. El candidato presidencial demócrata Joe Biden y su esposa, Jill, se sentaron en silencio junto con otros invitados. Su compañera de fórmula, la senadora Kamala Harris, también asistió.
Harris dijo que Ginsburg despejó absoluta e intencionalmente el camino para mujeres como ella en la vida cívica y la llamó “una de las estadounidenses más grandes”.
Los dolientes se congregaron con restricciones debido al coronavirus.
El presidente Donald Trump anunciará el sábado al nominado para remplazar a la jueza, semanas antes de la elección presidencial. La audiencia de confirmación en el Senado se espera para octubre.