El jeque Sabá Al Ahmad Al Sabá, gobernante de Kuwait que usó sus décadas de experiencia como máximo diplomático de ese país para tratar de reparar las relaciones con Irak tras la guerra de 1991 y resolver otras crisis regionales, falleció el martes, informó la televisora estatal kuwaití. Tenía 91 años.
En un Medio Oriente repleto de gobernantes ancianos, el jeque Sabá destacó por sus esfuerzos en impulsar la diplomacia para resolver una amarga disputa entre Qatar y otras naciones árabes que continúa hasta el día de hoy.
Su ascensión en 2006 en Kuwait, un firme aliado de Estados Unidos desde la guerra encabezada por los estadounidenses que expulsó a las tropas iraquíes de ocupación, se produjo después de que el Parlamento votó por unanimidad para derrocar a su predecesor, el enfermo jeque Saad Al Abdula Al Sabá, a nueve días de comenzar su gobierno.
Sin embargo, como emir gobernante de Kuwait, enfrentó disputas políticas internas, las consecuencias de las protestas de la Primavera Árabe de 2011 y los altibajos de los precios del petróleo que afectaron a las arcas nacionales.
“Él representa a la generación más antigua de líderes del Golfo Pérsico que valoraban la discreción y la moderación y la importancia de los lazos personales entre sus compañeros monarcas”, dijo Kristin Diwan, investigadora del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington que estudia Kuwait. “No hay duda de él que ha padecido por la falta de deferencia y respeto mostrados por los príncipes más jóvenes y atrevidos que ostentan el poder hoy”.
Se espera que el jeque Sabá sea sucedido por su medio hermano, el príncipe heredero jeque Nawaf Al Ahmad Al Sabá.