El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, experimentaba síntomas “leves” de coronavirus después de dar positivo, informó el viernes un funcionario de la Casa Blanca.
Unas horas antes, Trump anunció el viernes por la madrugada que él y la primera dama, Melania Trump, dieron positivo a la prueba de coronavirus, un anuncio impactante cuando falta apenas un mes para las elecciones presidenciales y que hunde al país aún más en la incertidumbre.
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Trump, quien pasó gran parte del año restando importancia a la amenaza del virus que ha matado ya a más de 205.000 personas en todo el país, dijo que él y la señora Trump se pusieron de inmediato en cuarentena.
El médico de la Casa Blanca dijo esperar que el presidente continúe realizando sus deberes “sin interrupción” mientras se recupera.
Un funcionario de la Casa Blanca dijo el viernes por la mañana que el presidente estaba experimentando síntomas leves pero que trabajaba desde la residencia de la Casa Blanca.
Aun así, es seguro que el diagnóstico de Trump tendrá un efecto desestabilizador en Washington y en todo el mundo, planteando preguntas acerca de hasta qué punto el virus se propagó a través de los niveles más altos del gobierno de Estados Unidos.
Horas antes de que Trump anunciara que había contraído el virus, la Casa Blanca dijo que una importante asistente que había viajado con él durante la semana había dado positivo.
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“Esta noche, @FLOTUS y yo dimos positivo por COVID-19. Comenzaremos nuestro proceso de cuarentena y recuperación inmediatamente. ¡Saldremos de esta JUNTOS!”, tuiteó Trump justo antes de la 1 de la mañana.
El vicepresidente Mike Pence dio negativo en la prueba del virus el viernes por la mañana y “se mantiene en buen estado de salud”, dijo su portavoz.
Trump fue visto por última vez por los reporteros regresando a la Casa Blanca el jueves por la noche y parecía gozar de buena salud. El mandatario tiene 74 años, lo que lo pone en un mayor riesgo de sufrir complicaciones graves por un virus que ha infectado a más de 7 millones de personas en todo el país.
En un reporte, el médico del presidente dijo que tanto Trump como su esposa, quien tiene 50 años, “están bien en este momento” y que “tienen previsto quedarse en su casa dentro de la Casa Blanca durante su convalecencia”.
El diagnóstico, cuando faltan unas semanas para los comicios del 3 de noviembre, significa un revés importante para un presidente que ha tratado desesperadamente de convencer a la población estadounidense de que lo peor de la pandemia ha pasado. Adicionalmente, se presenta como la amenaza a la salud pública más grave jamás enfrentada por un dirigente estadounidense en activo en la historia reciente.
En el mejor de los casos, si Trump no desarrolla ningún síntoma —como fiebre, tos y problemas respiratorios—, es probable que le obligue a abandonar la campaña electoral, lo que pondría en duda su participación en el segundo debate presidencial, previsto para el 15 de octubre en Miami.
La forma en que Trump ha manejado la pandemia ha sido un punto de fricción importante en su carrera contra el demócrata Joe Biden, quien pasó parte del verano alejado de la campaña electoral en su casa en Delaware debido al virus. Ahora realiza algunos actos, aunque con pocos asistentes y guardando la distancia social. El exvicepresidente suele llevar mascarilla en público, algo de que Trump se burló en su debate del martes.
La campaña de Biden no se pronunció de inmediato sobre si el candidato demócrata se ha sometido a alguna prueba tras el debate, en el que compartió escenario con Trump, o si había adoptado algún protocolo de seguridad adicional. Trump y Biden no se dieron la mano durante el debate, pero no usaron mascarillas mientras estaban a unos tres metros de distancia entre sí durante el evento de 90 minutos.
Antes del anuncio de Trump, estaba previsto que él recibiera un reporte de información de inteligencia, que asistiera a un acto de recaudación de fondos en su hotel en Washington, D.C., y que por la noche acudiera a un mitin en Sanford, Florida, Sin embargo, poco después de la 1:00 del viernes, la Casa Blanca publicó una agenda revisada con un único acto: una llamada telefónica sobre “el apoyo a adultos mayores vulnerables al COVID-19”.
La primera dama informó en un tuit de la demora de sus próximos compromisos. “Por favor, asegúrense de que están a salvo y superaremos esto junto”, escribió.
La noticia conmocionó a un país ya agitado que sigue tratando de reactivarse con seguridad y evitando los rebrotes. La Casa Blanca tiene acceso a recursos casi ilimitados, incluyendo un suministro constante de pruebas rápidas, pero aun así no logró mantener al presidente a salvo, generando dudas sobre cómo podrá el resto del país proteger a sus trabajadores, estudiantes y a la población mientras los negocios y escuelas reanudan su actividad.
Los síntomas del COVID-19, la enfermedad causada por el virus, pueden incluir fiebre, tos y problemas respiratorios. La mayoría de los contagiados desarrollan sólo síntomas leves, pero otros, especialmente aquellos con complicaciones de salud, pueden sufrir síntomas más graves, incluyendo neumonía, que pueden ser letales.