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El Secretario de Educación y “el paseo a Vieques para la foto”

Durante la pandemia, los estudiantes de la Isla Nena, al igual que sus familias y maestros, enfrentan más retos que los de la Isla Grande por su realidad geográfica, que es una de las formas en que están aislados. El Secretario de Educación no ha atendido sus necesidades, pero sí fue a hacer una entrega de computadoras y a tomarse fotos en un tour de relaciones públicas.

Desde el CPI

VIEQUES — Un viequense es un puertorriqueño. Pero cuando se habla de los estudiantes del sistema público de Puerto Rico, no necesariamente se piensa en los de Vieques. En la Escuela 20 de septiembre de 1988, en el barrio Florida de la Isla Nena, las maestras explican ese sentido de exclusión con rabia, pero con un aire de impotencia que viene de la costumbre de vivir con la misma frustración por mucho tiempo.

“Estamos acostumbrados a trabajar con lo mínimo”, dice la bibliotecaria Diana Mena, nacida y criada en este pedazo de archipiélago donde los problemas sociales resuenan tanto como los bombardeos de la Marina. Pareciera que no termina la explotación militar del ejército más poderoso del mundo, al que todavía le queda una década de limpieza de residuos bélico contaminantes de los terrenos. A juicio de la educadora y sus compañeras no hay reto que mengüe el compromiso que tienen con los estudiantes de Vieques. “Hacemos lo que sea imposible”, sostiene.

En 2014, el 75% de los estudiantes de escuelas públicas en Vieques vivían bajo el nivel de pobreza. Para el 2019, el 85% vivía con desventajas económicas en la Isla Nena, en contraste con el 78% en todo Puerto Rico, según los datos más recientes del Departamento de Educación (DE).

“[Los estudiantes] viven con un solo encargado, que puede ser una abuela — muchísimos viven con una abuela — o viven con una madre que, por lo general, es muy joven para sostener ese hogar. Por eso, si tenemos que trabajar para que tengan el uniforme, las libretas, el bulto, nosotros lo hacemos”, subraya la maestra bibliotecaria.

En Vieques sobrevivir es una forma de vida. La improvisación, ante la falta de respuestas uniformes del Gobierno, es el pan de cada día. La lucha cotidiana no se limita al transporte marítimo, por ejemplo. En Vieques una joven de 13 años perdió la vida hace unos meses por falta de un ventilador mecánico. Por esa y otras historias de horror en la Isla Nena los residentes también exigen un hospital digno. La salud  no está entre los servicios básicos disponibles aquí.

A un mes del inicio del semestre escolar en el marco de la pandemia por el COVID-19, las maestras improvisaron un servi-carro en la escuela intermedia para repartir módulos de enseñanza a los padres y madres de sus estudiantes, pues la mayoría no cuenta con los recursos tecnológicos para acceder al material en las plataformas digitales del DE. En Vieques solo el 56% de los hogares contaban con una computadora para el 2018, en comparación con el 72% en la Isla Grande.

Desde que comenzaron las clases a distancia, de lunes a viernes, padres, madres y encargados de los estudiantes han llegado hasta el portón principal de este plantel para recoger su sobre manila con trabajos impresos en una máquina adquirida por la directora, Brenda Torres, con dinero de su bolsillo. A Vieques no llegaron materiales ni los módulos impresos que el DE prometió. La impresora de la escuela intermedia solo duró unos días. Se dañó y no hay certeza de cuándo será  reparada para continuar las entregas.

“Ya se rompió. Llamé a la compañía y me dijeron que tenía que esperar. Y les dije que era muy fácil vender una máquina y no venir a Vieques a dar el servicio. Para nosotros cumplir, he duplicado [el material] en mi casa, otra compañera también imprimió en su casa y un equipo de maestros ha compaginado para hacer las entregas. Estamos haciendo de tripas corazones”, dijo Torres al Centro de Periodismo Investigativo (CPI).

Los módulos impresos, sin embargo, no garantizan el aprendizaje de los niños, según el testimonio de las madres y las maestras entrevistadas.

Una visita secreta

En la escuela, de repente, se escucha un bullicio. Hace su entrada el secretario de Educación, Eligio Hernández, con un cargamento de computadoras usadas. Una donación, dice, proveniente del estado de Illinois y canalizada a través de la Puerto Rico Education Foundation (PREF), establecida en 2017 por la exsecretaria y hoy acusada de corrupción a nivel federal, Julia Keleher, con asistencia de la firma de consultoría financiera McKinsey & Co.

Es el primer jueves de septiembre y la visita de Hernández, que llegó acompañado por la directora ejecutiva de la PREF, Enid Reyes, toma por sorpresa a la gente de Vieques. Es la primera vez que el Secretario hace acto de presencia en la escuela. Solo la directora Torres, quien es también comisionada electoral del Partido Nuevo Progresista en la Isla Nena, tenía conocimiento de su visita. Torres sabía que el CPI estaría allí. Aseguró, sin embargo, que su rol partidista no guarda relación con el hecho de que el resto de los directores escolares de Vieques — que son cuatro — ni el alcalde, Víctor Emeric, desconocieran de esta visita.

Hernández llegó a la Escuela 20 de septiembre con su equipo de prensa, cámaras y un camión de su agencia, pero sin ánimo de realizar un recorrido para conocer de primera mano las particularidades de cada plantel, o las preocupaciones de las seis comunidades escolares que, entre todas, atienden a sobre mil estudiantes en Vieques.

Un año sin luz 

A poco más de un kilómetro de la escuela intermedia que visitó el Secretario, en la Escuela Elemental Playa Grande, está la directora Naomy Félix esperando que el titular de Educación pase por su oficina. Este plantel, a donde llegan estudiantes de las barriadas Tortuguero, Lucila Franco, Villa Hugo y Monte Santo, no tiene servicio de energía eléctrica desde septiembre de 2019. Es decir, hace un año. Sin embargo, aquí se trabaja. En estos días personal del comedor opera a oscuras para entregar almuerzo a los niños. Las estufas son de gas. Para mitigar el vapor y minimizar  riesgos, aquí trabajan con ventanas y puertas abiertas. No se ha desperdiciado un plato de comida, asegura  la directora.

De acuerdo con la educadora, era un buen día para que el Secretario llegara a Playa Grande, “porque él ha hablado conmigo por teléfono y sabe mi situación [de falta de electricidad]”. Dice más. “Me duele ver en las condiciones que estoy, que están mis maestros…”. Se le corta la voz a Misis Félix. “Tengo un maestro que decidió retirarse porque no puede [manejar la situación]. Ver cómo los niños intentan y los papás tampoco pueden. Llega un momento que la impotencia te invade y uno no sabe qué hacer”.

La directora supo de la visita del Secretario porque un compañero que labora en el muelle la alertó vía telefónica. “Yo dije: ‘imposible’, porque no tengo ni siquiera un correo electrónico (de su parte anunciando la visita)”, recuerda sentada en su escritorio. En esta oficina la oscuridad, el calor y la indignación acumulada se combinan.

“Entiendo que si el Secretario se encuentra en Vieques, lo justo es que viniera a ver en las condiciones que nosotros estamos, haciendo un trabajo sobrehumano. Aquí el almuerzo sale. Ahí tengo a las empleadas del comedor entregando comida. Y que no se pierde un plato, porque aquí todo el que se apuntó ha venido a recoger comida”, insiste sobre esa batalla contra el hambre, y luego menciona que Playa Grande es “una de las escuelas más pobres de Vieques”, con una matrícula de “muchísima necesidad”. En efecto, para el año escolar 2018-2019, el 94% de los estudiantes matriculados en esta escuela vivían con desventajas económicas, según los datos del DE. Aún así, Playa Grande es la escuela con la tasa de deserción más baja en la Isla Nena.

 

Promesas sin fundamentos 

El Secretario aseguró al CPI que no es su primera vez en Vieques, y cuando se le preguntó cuándo realizó su última visita estando en el cargo, dijo que en octubre del año pasado. Pero solo él pudo dar cuenta de esa visita, porque todos los maestros y directores consultados allí por el CPI, incluyendo la directora Torres, indicaron que nunca lo habían visto en las escuelas de Vieques.

Cuando se le cuestionó por qué no hubo participación del resto de los directores en su visita sorpresa, el Secretario se limitó a decir que su plan para Vieques era reunirse con todos de manera virtual. En una videollamada con los directores una semana después de su visita  les informó que se distribuirían los 869 aparatos que llegaron a Vieques en cajas de cartón, algunos cubiertos de polvo y otros averiados. El Secretario aseguró que todos los equipos fueron certificados como que funcionaban antes de la entrega.

“Son los directores los que van a hacer entrega, junto al alcalde, a las familias. Por eso, por la limitación de tiempo, llegamos a un lugar y lo utilizamos como storage”, indicó el Secretario, añadiendo que los estudiantes de Vieques recibirían también parte de las 330,000 computadoras que prometió el DE. Es decir, el plan es que los estudiantes de Vieques tengan dos computadoras: la donada por PREF y las del DE.

“A partir del 14 de septiembre los nuevos cargamentos de equipo tecnológico que estarán llegando [a Puerto Rico] serán destinados a la Región Educativa de Humacao. Llegan al puerto y ese mismo día llegan al almacén. Al otro día salen las rutas para entregarlas directamente a las escuelas. He sido muy enfático en que espero que se complete el proceso en noviembre”, puntualizó el Secretario antes de despedirse de Vieques. Espera que los equipos sirvan para que los módulos, en lugar de imprimirse, se puedan compartir por medio de una memoria USB desde las escuelas. Pero, de nuevo, no dió detalles a fondo sobre los elementos que usa para medir el alcance de las estrategias para atender a Vieques. Al cierre, el CPI supo que comenzaron a llegar computadoras a varias escuelas a finales de septiembre, aunque el DE no informó cuántos equipos se habían distribuido.

Contrario a la Escuela 20 de septiembre, en Playa Grande los módulos no son fundamentales. A la directora Félix no le parece justo entregar ese material a los padres y concentrar la carga académica únicamente en la casa. “No, tengo maestros que están dando clases por Teams, por WhatsApp… Que están creando sus propios videos, que están haciendo clases en Power Point, utilizando el mapa curricular, la unidad que corresponde…”, sigue la directora, quien también explica que hay maestros que llegan a los hogares de los alumnos a darles clase.

Sobre 100 mil estudiantes en todo Puerto Rico optaron por educarse este semestre mediante módulos que, según prometió el Secretario de Educación, deberían estar entregados para octubre. La directora no le resta méritos a esa estrategia de reproducir material y entregarlo, pero no ve los módulos como la herramienta principal para que los niños se guíen. Tiene sus razones, que se suman a que en esta escuela tampoco hay una fotocopiadora para reproducir el material y responder efectivamente al incumplimiento del DE.

“Sería muy fácil imprimir los módulos y decirle a los padres ‘edúcalo tú’. No. ¿Y dónde va a quedar mi servicio como maestro? ¿Dónde va a quedar la calidad de mi escuela, si yo me convierto en una escuela del montón que lo que hace es imprimir módulos y entregar? Mis maestros tienen la capacidad de dar clase donde estén”, sentencia.

Entretanto, Hernández catalogó de “falso” el que la coordinación de la entrega de computadoras donadas en la Escuela 20 de septiembre respondiera al estrecho vínculo político de la directora con el gobernante partido PNP. Torres ha participado en al menos otra actividad junto a los senadores penepés Eric Correa y Nayda Venegas Brown, en la que se hizo una entrega de materiales escolares. Además, Torres fue  legisladora municipal por el PNP.

Poca comunicación; mucha “politiquería”

El alcalde popular, Víctor Emeric, llegó a la Escuela 20 de septiembre. Dio con el Secretario luego de varios intentos. A él nadie lo llamó para coordinar, dice.

“Me habían dicho [que venía el Secretario] extraoficialmente, porque no he tenido ninguna comunicación oficial [con el DE]. Todo ha sido por teléfono y conmigo no se ha hablado directamente. Me dijeron que él iba a estar aquí a las nueve de la mañana y que él quería que estuviera”, dijo el mandatario municipal. “Yo casi vine aquí a adivinar”.

El Alcalde no es bien visto por la administración de esta escuela intermedia. Lo acusan de no pisar el plantel desde que la directora Torres tomó las riendas hace tres años. El mandatario municipal niega esas acusaciones. Junto a él, su asistente administrativa, Elizabeth Ortiz, documenta toda la visita  en Facebook Live. Estamos a solo unas semanas de las elecciones generales y Ortiz está convencida de que la visita de Hernández es parte de un operativo político de la oposición de su alcalde.

“Nos parece que [la visita] sigue siendo el circo mediático de siempre, el paseo a Vieques para la foto. Es un poquito feo, y más en este tiempo de política, aprovechar un pon para hacer un tour mediático”, denunció Ortiz.

Almacenadas las computadoras en un salón de la escuela, el Secretario se marchó. Antes, sacó unos minutos para reunirse con la directora y el Alcalde.

Todos se abrazaron para la foto.

Escuelas sin internet 

Al 21 de agosto, las seis escuelas de Vieques no contaban con cableado para operar con servicio de internet WiFi, de acuerdo con los documentos oficiales del DE. La agencia informó al CPI que lleva a cabo procesos en las escuelas para ofrecer cobertura en los salones de clases, oficinas y áreas comunes a nivel de todo Puerto Rico. Su portavoz, Aniel Bigio, aseguró al CPI que a pesar de que el proceso de cableado no se ha completado, “todas las escuelas, ya sea en la oficina del director, en algunos salones o áreas, tienen internet”.

El CPI, sin embargo, confirmó que ninguna escuela en Vieques cuenta con un sistema que permita conexión en todo el plantel.

El internet en el municipio de Vieques tampoco es un servicio estable. Además, para el 2018, el 52% de los hogares viequenses contaban con un proveedor de internet, mientras que en la Isla Grande la cifra alcanzaba el 62%.

Madres jefas de familia y la escuela en casa 

En el barrio Las Marías de Vieques, Yamilette Mélendez define la experiencia de ser madre soltera de cuatro estudiantes de escuela pública durante la pandemia como “una presión intensa y una gran preocupación”. El mayor de sus hijos tiene 14 años, le sigue una joven de 13, uno de 11 y la más pequeña, de seis. Su familia tiene una rutina, explica la mamá. De lunes a viernes, se levantan a las seis, porque tienen dos horas diarias temprano para estudiar juntos, antes de que Yamilette salga a trabajar un turno de diez de la mañana a ocho de la noche.

Según datos de la Encuesta de Comunidad que hace el Buró del Censo, para el 2018 el 17% de las familias viequenses vivían con un ingreso inferior a los $10,000 anuales, en contraste con el ingreso promedio por familia a nivel de todo Puerto Rico, que era de $24,482. Sobre 450 hogares en Vieques, que representan un 18.3%, eran liderados por una madre soltera como Yamilette.

En su hogar, la mesa del comedor es un escritorio compartido. Hay una sola computadora y el servicio de internet de Claro, el más que se consume en Vieques, no siempre garantiza la conexión, según varios de sus usuarios. Por tanto, Yamilette ha llegado a sacrificar el servicio de agua potable para que sus niños mayores tengan un teléfono celular que usan para conectarse y estudiar. Aún así, asegura que no aprenden nada.

“Sé de personas que están dando homeschooling. He considerado pagar, en la medida que pueda, para que me ayuden. Yo lo que estoy viendo aquí es que ellos no están aprendiendo”, dice.

Sus niños la observan desde la sala. Ninguno habla. Ella baja la mirada cuando se expresa. Afirma que ahora más que nunca valora la escuela y el trabajo de los maestros. Ha notado la entrega de los educadores de sus hijos en todos los niveles. No obstante, está viviendo en carne propia una carga que no puede manejar sola.

“Cuando llego después de las ocho de la noche, hay veces que hay que terminar lo que no completamos en la mañana. Es bien drenante. Hay días que digo que aquí no se va a hacer nada de la escuela”, dice en referencia a esos momentos en los que debe tomar una pausa. “La educación en Vieques siempre ha sido retante, porque faltan cosas o no llegan a tiempo. Y hay que valorar, porque los maestros que tenemos, quizás en un momento no se valoraron, y son extraordinarios. Son maestros que valen oro, porque aquí siempre ha sido todo bien difícil y muchas veces nos sentimos menos”.

El pasado año escolar (2019-2020), 110 estudiantes en la Región Educativa de Humacao, a la que pertenece Vieques, abandonaron el sistema de educación pública para recibir homeschooling. Seis fueron estudiantes viequenses, según los datos que proveyó el DE.

Glenda Curbello Reyes también es madre soltera de cuatro jóvenes, de 17, 16, 15 y 14 años, respectivamente. Viven en la comunidad Lucila Franco, una urbanización donde gran parte de los residentes, según afirma Glenda, no cuentan con títulos de propiedad. En su casa solo hay un celular para que los cuatro jóvenes estudien. “Es bien difícil”, dice nerviosa la madre, que sabe que es una situación imposible. Está desempleada y no ve opciones para transformar su circunstancia.

“Le da hasta depresión a uno. Imagínate, uno solo, con cuatro muchachos. Ahora mismo no sé ni qué voy a hacer”. Suspira. Debido a la pandemia la idea de tomar la lancha para buscar trabajo en la Isla Grande prolonga su angustia. “Antes era casi imposible ese servicio de lanchas. Ahora imagínate. Aquí para conseguir trabajo, bendito…. Aquí es bien, pero bien difícil”, continúa. Glenda entiende que ante ese panorama, agravado por el COVID-19, la educación en Vieques cierra más puertas de las que abre. Hace referencia a la pobreza, al abandono y a unos servicios que no responden a las realidades de muchos viequenses que comparten una historia similar a la suya. Confiesa que sus hijos ven en el bajo mundo una alternativa que se vuelve más tentadora cada día. Desde el 2006, en Vieques se han reportado alrededor de 70 muertes violentas y hace unas semanas las autoridades ocuparon 335 kilos de cocaína en una embarcación. En su afán por evitar que la calle termine convirtiéndose en una salida para sus hijos, Glenda pone su fe en una iglesia que ubica a unos pasos de su casa, allí ora por su familia.

“Ellos mismos [los hijos] me dicen que van a perderse el año. Los maestros tratan, están haciendo un montón de cosas, pero no podemos. Los maestros están tratando de ayudar siempre. Encuentran una alternativa siempre. Pero está bien difícil”, insiste.

Glenda dice que la raíz del problema es el manejo de los asuntos viequenses desde la óptica metropolitana. No ve un esfuerzo genuino por parte de las autoridades del gobierno central para atender las preocupaciones de quienes viven en la Isla Nena.

Compromiso que se transforma 

Joshua Muñoz es maestro de cuarto y quinto grado de la Escuela Playa Grande. Está convencido de que lo que dicen Yamilette y Glenda, las madres jefas de familia, es una realidad innegable. El míster es natural de San Lorenzo, pero es viequense por adopción.  Puntualiza que aquí la planificación del trabajo educativo tiene que ser diaria. Sentado en la plaza pública frente a una instalación de 3,200 bloques de cemento que desde enero representan la exigencia de un hospital de calidad, destacó que los problemas viequenses se agravan cuando los maestros descansan.

“Yo como maestro, por ejemplo, tengo que velar que mis estudiantes estén bien, que estén comiendo, que haya salud, que en casa estén manejando la situación de forma apropiada. Me he encontrado con niños con abuelitos que no saben escribir, con familias numerosas, de tres y cuatro niños, sin recursos, sin teléfono ni computadora”.

En la Escuela Adrienne Serrano, en el barrio Puerto Real, el director Josuán Aloyo dice que urge fortalecer a las comunidades, porque “han sido el centro de cambios importantes”. Da como ejemplo a su escuela bajo el modelo Montessori, un plantel que en el 2015, luego de dos años cerrado bajo la administración popular de Alejandro García Padilla, reabrió sus puertas como resultado del trabajo voluntario de padres, estudiantes, maestros y ciudadanos que se sumaron a los esfuerzos.

“Aquí la gente necesita ayuda, necesita ser escuchada”, destacó el profesor Aloyo. “Muchas personas tratan de no abrir la boca porque, ‘ay, es lo mismo de siempre’. La batalla con el transporte marítimo, por ejemplo, es una lucha eterna. La educación tiene que ser la herramienta que abre puertas”.

Esta historia es publicada en parte con el apoyo de la Fundación Segarra Boerman y Report for America. El periodista José Encarnación es integrante de Report for America.

Esta historia se publica en Metro gracias a una alianza con el Centro de Periodismo Investigativo. Puede acceder su versión orgininal AQUÍ

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