El presidente Donald Trump y el candidato demócrata Joe Biden se encontraban enfrascados la noche del martes en una intensa batalla en estados reñidos de todo el país, al concluir una épica campaña que influirá en la manera como el país se enfrenta a una pandemia y a interrogantes básicas sobre la economía y la justicia racial.
Aún era demasiado pronto para declarar un ganador en los estados más disputados del mapa, como Florida, Carolina del Norte, Georgia y Pensilvania. Ambos candidatos obtuvieron triunfos predecibles. Trump se quedó con estados como Kansas y Dakota del Norte, mientras que el botín de Biden incluye Colorado y Virginia, que solían no tener una clara preferencia política pero se ha convertido en bastiones demócratas.
Los estadounidenses tomaron sus decisiones electorales en momentos en que el país enfrenta una combinación de crisis históricas y mientras ambos candidatos se acusaban mutuamente de no ser aptos para enfrentar las adversidades. La vida diaria ha sido transformada por una pandemia que ha cobrado la vida de más de 232.000 estadounidenses y ha costado millones de empleos.
Millones de votantes dejaron de lado sus temores en torno al virus — y las largas filas — para votar en persona, uniendo sus voces a las de otros 102 millones de estadounidenses que lo hicieron días o semanas atrás, una cifra sin precedentes que equivale al 73% de la votación total para los comicios presidenciales de 2016.
Los resultados preliminares en varios estados reñidos llegaban en grandes números mientras las autoridades electorales procesan una cifra históricamente elevada de votos por correo. Por lo general, los demócratas tienen una mayor participación en votaciones por correo que los republicanos, mientras que el Partido Republicano aspira a compensar el margen con la participación presencial el martes. Eso significa que los márgenes prematuros entre candidatos podrían estar influenciados por el tipo de votación —anticipada o presencial— que reportan los estados.
Biden llegó a la jornada electoral con varias opciones para aspirar al triunfo, mientras que Trump, quien va rezagado en los sondeos en varios estados sin clara inclinación política, tiene una ruta menos clara pero aún factible hacia los 270 votos del Colegio Electoral.
También está en juego el control del Senado: los demócratas necesitaban sumar tres escaños en caso de que Biden gane los comicios para tener poder absoluto en Washington por primera vez en una década. Se prevé que la Cámara de Representantes conserve la mayoría demócrata.