Rusia vive en estos momentos uno de los picos más altos de contagio de la COVID-19, sin embargo la vacuna parece no ser bien recibida, por el momento. Los rusos desconfían de la Sputnik V: los centros de vacunación están vacíos.
Pese a que la compañía BIOCARD ha asegurado que la vacuna es segura, los ciudadanos parecen desconfiar por el hecho de que no ha completado la fase III del estudio, y los centros de vacunación permanecen vacíos desde hace una semana que se abrieron las puertas al público.
De hecho, el presidente ruso Vladimir Putin todavía no se ha inoculado el virus. Pese a ello, hael gobierno ha anunciado que vacunará a unos 100.000 miembros de sus Fuerzas Armadas contra la COVID-19, con el compuesto de producción nacional Spútnik-V, antes de que finalice el año.
Dado que los estudios no están terminados, por el momento han quedado excluidos los mayores de 60 años, que son los más vulnerables y se consideran prioritarios en la mayor parte de planes de vacunación.
Del mismo modo, en la primera fase de la vacunación rusa, tampoco se suministran dosis a las personas con enfermedades crónicas, a las embarazadas o en periodo de lactancia.
Estas razónes hacen que colectivos médicos consideren que no haya suficiente información del fármaco, y no confién plenamente en la vacuna.
La cifra que se maneja hasta el momento es de 6.000 moscovitas vacunados, mientras que hay otros 20.000 en espera. Se estima que se vacunan cinco personas por hora en cada centro de vacunación.
La vacunación en Moscú coincide con un nuevo récord diario en el número de muertos por covid-19 en Rusia, 613, para un total de 45.893 desde marzo.
A esto se suman las nuevas cifras oficiales de mortalidad nacional en octubre (22.500), el doble que hace un año, lo que ha levantado suspicacias sobre las cifras de decesos notificadas por las autoridades locales.
Con información de EFE, Infobae y El País de España.
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