El Papa ha nombrado por primera vez a una mujer como subsecretaria para el Sínodo de los Obispos. Se trata de la religiosa francesa Nathalie Becquart, responsable del apostolado de los jóvenes en Francia, a la que ha designado para este puesto junto al sacerdote agustino español Luis Martín.
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Así lo ha dado a conocer la oficina de prensa del Vaticano en un comunicado. Se trata de la primera vez que una mujer ocupa este cargo en la jerarquía católica lo que confirma el interés del Papa en reivindicar el papel femenino en los vértices de la Iglesia católica. Además, este gesto podría abrir la puerta a que las mujeres puedan votar los documentos finales que salen de las reuniones episcopales.
Becquart, nació en Fontainebleau (Francia) en 1969 y desde 2019 era consultora de la Secretaría General del Sínodo de los Obispos.
En una entrevista en los medios vaticanos, el secretario general del Sínodo de los Obispos, Mario Grech, ha explicado que este nombramiento se enmarca en una creciente participación de las mujeres en los sínodos de obispos.
“En los últimos sínodos aumentó el número de mujeres que participaron como expertas o auditoras y con el nombramiento de la hermana Nathalie Becquart y su posibilidad de participar con derecho a voto, se ha abierto una puerta, luego veremos qué otros pasos se pueden dar en el futuro”, ha señalado.
Por su parte, Luis Marín de San Martín, nacido el 21 de agosto de 1961 en Madrid (España), hizo sus primeros votos en la Orden de San Agustín el 5 de septiembre de 1982. Es archivero general de la Orden, asistente general de los Agustinos y presidente del Institutum Spiritualitatis Augustinianae.
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“El Padre Luis Marín de San Martín, tiene una gran experiencia en el acompañamiento de los procesos de toma de decisiones comunitarios, y su conocimiento del Concilio Vaticano II será enorme para tener siempre presentes las raíces del camino sinodal”, ha señalado Grech en este sentido.
Además, otro hecho singular es que los dos subsecretarios del Sínodo de los Obispos son religiosos, cada uno crecido en una espiritualidad específica, lo que para Grech “indica la importancia de que la Iglesia Sinodal tenga en cuenta también los diferentes carismas presentes en la Iglesia”.