AstraZeneca anunció el jueves que espera tener una nueva versión de su vacuna contra el COVID-19 lista para su uso en el último trimestre de este año, en momentos en que los fabricantes de medicamentos responden a las variantes emergentes de la enfermedad que pueden ser más transmisibles o resistentes a las vacunas existentes.
La compañía anglo-sueca, que fabrica una vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford, dijo que trabaja con los científicos de la universidad para adaptar la vacuna a fin de que combata las nuevas variantes. Los investigadores comenzaron este trabajo hace meses, cuando se detectaron las variantes por primera vez, dijo Mene Pangalos, jefe de investigación biofarmacéutica de AstraZeneca.
“Nos estamos moviendo rápido y tenemos en proceso una serie de versiones contra las variantes, de las que elegiremos a medida que nos mudemos a la parte clínica”, dijo Pangalos en una teleconferencia con periodistas.
Por su parte, el CEO de la firma farmacéutica, Pascal Soriot, defendió los esfuerzos de la compañía para desarrollar y aumentar la producción de la vacuna en medio de advertencias de la Unión Europea y de un estudio preliminar, que generaron dudas sobre la capacidad de la inyección para combatir una variante de COVID-19 descubierta por primera vez en Sudáfrica.
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Aunque el lanzamiento de la vacuna de AstraZeneca no ha sido perfecto, los reguladores de varios países han descubierto que es segura y eficaz. La empresa producirá 100 millones de dosis este mes, dijo Soriot. Sólo un puñado de vacunas han sido autorizadas para uso generalizado de las cientos que comenzaron a desarrollarse el año pasado, recalcó.
“Cien millones de dosis en febrero significan 100 millones de vacunas, lo que significa cientos de miles de infecciones graves que se evitan, y también significa miles de muertes que se evitan”, afirmó Soriot.
Aunque la Agencia Europea de Medicamentos aprobó la vacuna AstraZeneca para que la usen todos los mayores de 18 años, algunos países europeos —incluidos Francia y Alemania— han recomendado que las personas mayores de 65 años no reciban la vacuna debido a los datos limitados sobre su efectividad en los adultos mayores.