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A toda prisa preparativos para el regreso a clases presenciales

Al menos una de las escuelas visitadas por la secretaria Elba Aponte aún no cumplía con algunos requerimientos del Departamento de Salud.

Educación Elba Dennis Jones/Metro

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De cara a un regreso de clases presencial a partir del 10 de marzo, hoy en la escuela Amalia Marín en Río Piedras todavía se colocaban rótulos sobre medidas de seguridad ante el COVID-19 e incluso al menos una fuente de agua aún no había sido clausurada.

Así se pudo constatar durante un recorrido que realizó durante la mañana y tarde hoy, la secretaria designada del Departamento de Educación (DE), Elba Aponte, en dicho plantel escolar y en la Escuela Roberto Clemente en Carolina. Estas dos escuelas forman parte de un total de 115 planteles que la funcionaria anunció la semana pasada que están aptos para recibir estudiantes en la modalidad presencial a partir del miércoles 10 de marzo.

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En la Amalia Marín, los salones de clases tampoco contaban con rotulación requerida que indique la cantidad de personas que se permiten en el aula, según lo dispone el “Protocolo para la Vigilancia de COVID-19 en el sector educativo” en su página 13.

“Todas las escuelas están en progreso y estamos trabajando y ultimando detalles”, dijo la secretaria designada al llegar al plantel escolar ubicado en la Barriada Venezuela en Río Piedras.

Igualmente, se pudo observar que la fuente de agua no estaba clausurada pese a que el protocolo también prohíbe su uso. A pesar de esto, la directora escolar, Karen García, aseguró que había sometido la certificación preliminar para que el Departamento de Salud pudiera visitar el plantel. Sin embargo, luego Aponte aclaró que García realmente se refería a que la escuela Amalia Marín fue registrada en el BioPortal del Departamento de Salud, otro de los requisitos indispensables para que el plantel escolar pueda reabrir sus portones en marzo.

“Esta semana vamos a trabajando ambientación de los salones, van a estar trabajando con lo que es la logística de horario, llamando a los padres y lo que es la asamblea virtual con los padres”, dijo la secretaria. Mientras la funcionaria se dirigía a la prensa, personal escolar colocaba rotulación sobre medidas de COVID-19 y se procedió a clausurar la fuente de agua.

Ante cuestionamientos de la prensa en torno a incumplimientos con el protocolo, la funcionaria insistió en que esta semana les corresponde a los planteles habilitarlos de acuerdo con el protocolo para poder someter una certificación preliminar y luego recibir una visita de funcionarios del Departamento de Salud, quienes deberán emitir una certificación final.

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“Vamos a estar en el proceso de certificación. Todas las escuelas están en ese proceso esta semana. Sabemos que tienen que tomar unos talleres, sabemos que tiene que haber una rotulación, sabemos que tiene que haber una estación para lo que es la toma de temperatura”, señaló Aponte. En la escuela Amalia Marín, según la directora escolar, se esperan unos 50 estudiantes de una matrícula de 89 alumnos.

Aponte no pudo precisar cuántos planteles ya presentaron certificaciones preliminares o cuánto han sido certificados por el Departamento de Salud. La funcionaria se comprometió para el viernes proveer la cifra de escuelas que cuentan con las certificaciones preliminares de cara al comienzo de clases presenciales el 10 de marzo.

Se cantan listos en Escuela Roberto Clemente

Por su parte, en la escuela Roberto Clemente, la directora escolar María Reyes, aseguró que el plantel está listo para recibir entre 50 a 60 estudiantes por día la próxima semana de una matrícula estudiantil de 249. De esta cifra, 58 estudiantes pertenecen al programa de educación especial. Los padres y madres tienen hasta hoy para comunicarle al plantel si enviarán a sus hijos al plantel. La directora mencionó que poco más de 40 padres y madres han manifestado que no enviarán a sus hijos a la escuela debido a que padecen condiciones respiratorias y de la piel.

A diferencia del plantel Amalia Marín, las aulas de la escuela carolinense contaban con rotulación que indica el máximo de personas permitidas en sus respectivos salones. Según comentó la directora escolar, solo se permitirían nueve personas en cada aula: ocho estudiantes y un maestro.

Similar a la escuela en Río Piedras, la directora planteó que aún no han sometido la certificación preliminar, por lo que desconocen cuándo personal del Departamento de Salud visitará la escuela para inspeccionar el plantel.

“Ya tenemos el 92% de los procesos completados. Lo que nos faltan son unos detalles mínimos de evidenciar las reuniones del comité, minutas, hojas de asistencia, agenda, y que venga el Departamento de Salud a inspeccionar la escuela”, comentó la directora a preguntas de Metro sobre cuándo esperan entregar la certificación preliminar a la agencia. “Espero enviar ese documento esta semana”, continuó.

Sin embargo, la directora reconoció que el plantel pertenece al grupo de escuelas que aún cuentan con columna corta, un problema estructural que ha sido señalado por expertos como una debilidad ante posibles terremotos. La escuela mantiene su cancha de baloncesto clausurada debido al cumplimiento con la Orden Ejecutiva para evitar aglomeraciones. Sin embargo, aún espera por la reconstrucción del techo que fue destruida tras el huracán María.

“El tema de las columnas cortas es un tema existente, ciertamente. Pero esta administración lo va a comenzar a trabajar. Ya desarrollamos una propuesta. Falta entonces mover unos recursos para 14 escuelas y eventualmente le pedimos en este presupuesto que estamos sometiendo estamos discutiendo con la Junta [de Control Fiscal] $42 millones y esperamos que los aprueben para entonces atender esa situación que es sumamente importante”, dijo Aponte.

“No puedo detener y cerrar las escuelas mientras se hacen los trabajos”, añadió la funcionaria. Mientras que la directora escolar argumentó que la escuela fue inspeccionada por ingenieros y que no contaba con daños estructurales.

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