En medio de la emergencia de los terremotos del 2020, la gobernadora constitucional, Wanda Vázquez tuvo que lidiar con la emergencia de salud pública más grande de tiempos recientes, el COVID-19. A un año de los primeros casos, conversamos en retrospectiva con la exgobernadora.
Se cumple un año del COVID-19 en Puerto Rico y usted ha reflexionado sobre el momento en que tomó la determinación del lockdown… cuéntenos un poco sobre el proceso decisional. ¿Qué información tenía ante sí? ¿Cómo inclinó la balanza para optar por la ruta tomada?
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-Esa fue la decisión más importante que se tomó durante todo ese proceso. En el gobierno siempre nos mantuvimos al tanto de lo que estaba ocurriendo en otros países. Sabíamos el impacto de la pandemia en Italia, España, ya veíamos el impacto en Estados Unidos. Yo estaba muy pendiente a que no llegara a Puerto Rico, ciertamente tenía esperanza de que, aunque eso pasaba en el mundo, no llegara acá. Ya cuando empezó el primer incidente que fue el del doctor panameño que fue al festival de la salsa, y los síntomas de él daban la impresión de que era de COVID, cuando se confirma, empezamos a ver dónde él estaba y comenzamos a tomar las medidas de las 8 filas atrás y adelante, que parecía una broma, pero era el consejo médico de que podía viajar a esa distancia. Ya en ese fin de semana cuando entre una cosa y otra, llegan los turistas italianos y los hospitalizan, ese fin de semana ya habían cinco casos de COVID positivos, y ahí yo dije, no… porque si aquí ya hay cinco casos positivos, yo no sé lo que hay allá afuera. En ese momento, mi intuición, el análisis, viendo lo que ocurría en el mundo, yo dije, voy a cerrar. Hago el lockdown 24-7, el cese de todas las operaciones gubernamentales y privadas. Fue una decisión muy difícil, cerrar un país completo económicamente y el impacto que podría tener, pero mi prioridad era salvar vidas.
“El Task Force Médico hace unas proyecciones, ya yo había cerrado. El Task Force Médico hace unas proyecciones de 300 mil contagios en Puerto Rico y 30 mil muertos. Ahí yo dije, no puede ser, el lockdown se queda”.
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Usted venía de manejar los terremotos en enero y ya en marzo se enfrenta a una pandemia, ¿nos puede compartir desde el punto de vista humano, el impacto emocional de manejar estas emergencias?
-Fue bien difícil, de verdad. Emocionalmente, en el sentido… vienes de ver la devastación, la pérdida de propiedad, diferentes sentimientos de la gente de lo que había ocurrido. Estas manejando la situación de los terremotos, en febrero habíamos hecho una proyección de que la gente que había perdido sus viviendas que en 60 días tuvieran su propiedad o tuvieran la ayuda. Así que nosotros manejando eso, cae el COVID. Así que eran dos emergencias que se estaban manejando a la vez. Yo tengo que agradecer y destacar la labor del secretario de Salud, Lorenzo González fue extraordinaria. Pero, fue muy difícil porque, como mujer uno lo ve prácticamente como si uno fuera una mamá de todo el mundo y, cómo yo protejo a estas personas y cómo yo las ayudo. Estábamos hablando de algo extremadamente importante que era vida.
Menciona la figura de Lorenzo González, pero antes de llegar a él, en ese inicio hubo algo de confusión en el sentido de que el Secretario de Salud y la Epidemióloga del Estado planteaban que era un escenario muy distante para Puerto Rico. ¿Usted los confrontó en algún punto por su postura? ¿En algún momento usted misma se planteó que necesitaba mejor asesoría?
-Yo siempre lo veía como algo serio, como una amenaza real. Claro, yo no soy médico, ni era especialista, ni científica. Así que yo escuchaba la posición de ese sector. Ya cuando tu ves que va evolucionando de diferentes maneras en el mundo, yo dije no, no no… podrá estar en Estados Unidos allá, pero yo voy a proteger la gente en Puerto Rico y sobre todas esas cosas es que tomo la decisión.
En esa primera fase, también nos vimos muy dependientes de la CDC, en el área de las pruebas… La comunidad científica fue bien vocal en que las pruebas debían hacerse en Puerto Rico, que teníamos la capacidad para ello… ¿Cuándo usted se planteó que teníamos que movernos a ser más proactivos con ese tema?
-Los componentes para hacer esas pruebas estaban inaccesibles porque ni siquiera Estados Unidos los tenían y nosotros dependíamos del CDC porque obviamente nosotros nos tenemos que dejar llevar por las disposiciones del CDC […] En término de las pruebas, había escasez de todo. En Puerto Rico no la podíamos producir hasta después.
El Task Force Médico al principio fue muy aplaudido, pero luego se fue marcando por controversias… ¿Hubo algo que hubiese hecho diferente?
-Si volviéramos a marzo, haría exactamente lo mismo. Conformaría ese Task Force Médico que fueron médicos extraordinarios que de manera voluntaria le dieron tiempo a Puerto Rico. Que posteriormente, quizás hubo algunas controversias… nada iba a estar exento de controversias.
Cuéntenos un poco luego… de los meses que siguieron… cómo era ese proceso de evaluar las aperturas y cómo manejaba el balance de los distintos intereses.
-Era un poco complicado porque siempre la prioridad era que la decisión que se tomara no fuera perjudicial al pueblo. Lo que hacíamos era, sentar al sector económico y al sector médico que explicaban las proyecciones, ellos entendían ese proceso y decían OK, vamos a hacer un balance. Por eso empezamos poco a poco, vamos abriendo unos sectores, vamos a ver cómo se comporta el pueblo. Era importante el comportamiento ciudadano. Se hizo un balance entre las recomendaciones económicas y las recomendaciones médicas poco a poco. Cuando vemos desde marzo hasta enero de este año cómo se comportaron los aumentos de contagios, fue bastante sistemático. 5,000; 7,000; 10,000… El contagio mayor fue entre octubre y noviembre que estaban los días feriados donde hubo 21,000 casos entre una orden y otra. Por eso fue que en diciembre hicimos unos ajustes y de 12,000 bajó a 6,000 y en enero ya teníamos 5,000. El ajuste que se tomó fue el apropiado, pero siempre decía que depende del comportamiento de los ciudadanos. Yo me siento orgullosa del puertorriqueño porque esas primeras órdenes de cierre total, el puertorriqueño se comportó para cuidarnos. El puertorriqueño aprendió a protegerse.
Uno de los grandes escollos fue la desconfianza con el tema de la compra de pruebas por el intento de comprar un millón de pruebas por unos $30 millones… aunque luego se desistió, usted defendió la determinación inicialmente… mirando en retrospectiva… ¿Lo hubiese manejado diferente?
-Cuando uno lo ve en retrospectiva, ahora podemos analizarlo. En ese momento, la prioridad del Departamento del Salud y la prioridad de los médicos era poder tener pruebas, era tener pruebas para hacérsela a los ciudadanos y poder protegerlos porque en la medida que tuviéramos mayores pruebas, teníamos porciento de positividad que lo podíamos manejar y lo podíamos vigilar. Nadie podía imaginar que en situaciones de emergencias siempre hay alguien que se quiere aprovechar, que fue lo que se vio. Al final del camino, en las investigaciones —hasta el día de hoy—no ha habido una acción concertada para engañar al pueblo, para apropiarse ilegalmente de nada. Todo el mundo obró en beneficio de obtener unas pruebas lo antes posible. No había maldad. Siempre hubo quien trató de aprovecharse y el pueblo de Puerto Rico sabe quién fue esa persona.
Nos puede compartir un poco cómo era esa dinámica del flujo de información para usted podar tomar decisiones… Al principio cada caso positivo era noticia, luego fueron más y más… se creó el dashboard… pero toda esa información le llegaba a usted primero que a nadie… ¿Cómo lo manejaba?
-Todas las noches a mi me llegaba el informe del Departamento de Salud y hasta que no recibía ese informe no me acostaba porque quería saber cómo se estaba comportando el virus. En la mañana recibía el informe de las hospitalizaciones. Mi mayor preocupación era recibir lo de Salud, contagios y muertes, por la mañana hospitalizaciones para poder tomar decisiones de qué cierro y qué abro. El puertorriqueño tiene que sentirse hasta cierto punto orgulloso de su país, de que en Puerto Rico el sistema de salud nunca colapsó. Los mejores sistemas de salud del mundo colapsaron. Nuestro sistema de salud, con sus virtudes y defectos no colapsó porque se trabajó muy adecuadamente para mantener ese balance.
¿Cuán importante fue la ciencia en su proceder para ejecutar política pública?
-Totalmente porque estamos hablando de una emergencia de salud pública.
¿Se mantiene atenta a los informes matutinos de Salud?
-Es que es algo que preocupa, en términos del COVID me mantengo al tanto. Tengo aplicaciones que miden en el mundo entero y comparo con Puerto Rico. Veo que al cabo de un año, con una proyección de 30 mil muertos Puerto Rico tiene 1,700 confirmados y con los sospechosos 2,043. Eso quiere decir que se manejó de una manera responsable para salvar vidas que era la prioridad.
Cuando vio esa proyección de las muertes y los contagios…
-Fue horrible, fue horrible. Me acuerdo hasta donde me lo dijeron. Yo estaba en la terraza de la Oficina de la Primera Dama y cuando los doctores —el infectólogo y el epidemólogo— Gobernadora… yo ahhh, eso no puede ser 300 mil, 30 mil puertorriqueños, eso no puede ser… Menos mal que ya yo había cerrado. Más entonces esperaba los informes para ver que tuviéramos control de la situación.
Esa proyección era si no se hacía nada… ¿Usted se puso alguna meta de dónde no podían pasar los casos?
-No podía pasar… bueno, yo no me puse meta porque el ponerme meta significa que tengo que aceptar que hay gente que va a morir. Yo no quería aceptar eso. Yo quería hacer todo lo que fuera posible para evitar una muerte y obviamente contagios. A veces me ponía un poquito fuerte, como en las conferencias, como las mamás que regañan, bueno que me decían titi Wanda, pues como titi Wanda y les decía ‘tienen que ponerse las mascarillas y guardar distancia y si no lo hacen, voy a cerrar o voy a cerrar los negocios’. Era por eso, yo sabía que teníamos una evidencia de cuando estaban esos negocios cerrados, bajaban los contagios. Mi meta era evitar lo más posible las muertes y los contagios.
¿Se vacunó?
-Sí, me vacuné la semana pasada. Ya Gracias a Dios. Uno siempre sigue con las medidas de precaución, pero sí, gracias a Dios.
Mira aquí la entrevista en vídeo:
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