En los próximos días el timbre escolar sonará en distintos planteles escolares públicos y privados alrededor de la Isla, sin embargo la decisión sobre si los niños se reincorporan al salón de clases de forma presencial está en manos de las madres y padres. ¿Qué consideraciones debo repasar antes de tomar esa decisión tan importante para la vida de nuestros hijos? El doctor, Antonio Aguilar-Díaz —psicólogo escolar puertorriqueño con 25 años de experiencia quien actualmente labora en el Distrito Escolar U-46 en Elgin, Illinois— nos responde siete preguntas sobre los factores a considerar a la hora de tomar la decisión sobre si enviamos nuestros niños a clases presenciales.
1- ¿Qué factores debemos considerar a la hora de tomar la decisión de enviar o no a nuestros niños a la escuela para retomar clases presenciales?
-Hay que considerar las condiciones que está ofreciendo la escuela para garantizar la seguridad de la facultad, los estudiantes y el personal de apoyo. Evaluar los protocolos para evitar los contagios y para atender algún caso sospechoso de COVID-19 que pueda surgir. Evaluar el nivel de seguridad.
2- Las organizaciones de la salud recomiendan el retorno a clases presenciales por el tema de la socialización y la salud mental, pero sigue habiendo una pandemia. ¿Cómo los padres deben discriminación efectiva entre los unos riesgos de una opción o la otra para tomar la decisión de mayor conveniencia?
Muchas investigaciones sí sustentan la necesidad de poder reiniciar las clases de forma presencial porque brindan un aliciente en términos del desarrollo social emocional por el hecho de que se permite la posibilidad de poder socializar, volver a un ambiente conocido como lo es la escuela. Independientemente de que ahora resulte diferente el poder sostener todas esas dinámicas, al menos resulta más aconsejable en términos de lo que vendría siendo un mejor auto concepto, una autoestima mucho más sólida, también en términos del carácter de firmeza y seguridad que cada ser humano va alcanzando de forma gradual o paulatina. Se entiende que esos tres elementos son los que deben sopesar los padres a la hora de tomar la decisión. A veces es preferible que en el aprovechamiento se pueda sustentar en el hogar, o con una comunicación entre el hogar y la escuela, pero que entonces no redunde en una laceración a esas variables de carácter social emocional.
3- ¿Puede un niño en edad escolar aprender mediante la educación a distancia?
Sí, sí se puede aprender. Pero, ese aprendizaje va a estar sujeto a unas condiciones que no todos los padres las pueden proveer. Por ejemplo, para que el aprendizaje a distancia sea más efectivo, es imprescindible que los papás sepan manejar la tecnología. Conjuntamente está el hecho de la conexión. Los niveles de pobreza en ciertas comunidades marcan unas diferencias en la conectividad y por lo tanto unas desigualdades. También hay un factor en el grado de participación de los padres porque a todo nivel hace falta la supervisión. Si la supervisión es inexistente o superficial, va a acarrear dificultades en el nivel de aprovechamiento de los estudiantes. Esos factores han propiciado que personas digan categóricamente que la educación a distancia no sirve. No es que no sirva, hay que conocer cuáles son las variables ambientales que ahora mismo están promoviendo el aprendizaje o que por el contrario están haciendo que el aprendizaje se vea entorpecido.
4- Si tomo la decisión de enviar a mi hijo a la escuela, ¿Cómo lo preparo para un regreso seguro? Y ¿Cómo nos preparamos los adultos para enviar a nuestros niños a la escuela?
En términos de los padres, procure hablarle a sus hijos con toda honestidad. Si usted reconoce que usted está actuando a base del miedo, recuerde que el miedo es una conducta paralizante. Como padres, nuestra responsabilidad es ser lo suficientemente objetivos para admitir que estamos enfrentando una temeridad, que estamos incluso enfrentando un fenómeno nunca antes visto que nos resulta un tanto ajeno, pero que hemos tenido que empezar a adaptarnos a estar lidiando con el mismo y hacerlo parte de nuestra rutina diaria. Es importante el establecimiento de una rutina en el hogar, si decidimos mantener los niños en la casa. Hay que ser consistentes en un horario para llevar a cabo los trabajos y entregar las tareas en los términos establecidos. Si la decisión radica en enviar los niños a la escuela, tienen que estar consientes que tenemos que tener cuidado, que no podemos estar tocando a nuestros compañeros, aunque tengamos deseos de hacerlo, no podemos abrazar a la maestra, aunque queramos hacerlo, que hay que tener cuidado con el manejo de la mascarilla, que hay que lavarse las manos constantemente, que se cercioren con el distanciamiento de los pupitres, que mantengamos la mascarilla puesta en el salón. Todas esas condiciones, es importante que los padres las aborden y las compartan con sus hijos. Mantener la comunicación entre los padres y la escuela para apoyar el proceso.
5- ¿Cómo debe ser esa comunicación efectiva con nuestros niños?
No puede ser a base de gritos. Para poder hablarle a un niño pequeño lo importante es establecer el contacto visual y hablarle de una forma que el niño lo entienda. Muchas veces pensamos que le corresponde solamente a la escuela (explicarle cómo debe ser el comportamiento bajo el contexto actual), no. La escuela tiene una responsabilidad, pero también el hogar tiene otra responsabilidad y eso es lo que muchas veces tenemos que armonizar o balancear.
6- Se puede anticipar que en este retorno a la escuela, surjan casos de ansiedad en los niños, ¿Cómo los padres deben manejarlo? ¿Cuáles son las señales a estar pendientes? ¿Cómo lo ayudo?
Hay que ser muy observadores para no pasar por alto algunas de las señales que nuestros niños puedan estar emitiendo. Todo comportamiento es un acto de comunicación y tenemos que percatarnos de cuál es el mensaje que nuestros hijos nos están transmitiendo. La ansiedad y el miedo son respuestas normales en el ser humano. Después de estar tanto tiempo en la casa, pues es normal que nos cueste trabajo el volver otra vez a aclimatarnos, no sabemos con qué disposición anímica los maestros nos van a recibir y esas cosas pueden causar estrés. Si usted comienza a observar que, por ejemplo, los niños llegan desganados o si le preguntas si tiene asignación y te responde que no sabe o no se acuerda, esa falta de memoria, o que una destreza en particular que yo se que mi hijo es bueno y de momento empieza a decaer en el rendimiento, es otra señal de alerta. Si empieza a observar unos cambios marcados en los patrones de sueño o alimentación, usualmente se van a los extremos… Debe ser observador para poder identificar cuándo es un momento pertinente de buscar ayuda.
7- Si envío mi niña o niño a la escuela y surge un episodio de ansiedad que el niño exprese aprensión a nivel de expresar no querer volver al salón ¿Qué debo hacer?
Si el nivel de ansiedad llega a un estado extremo y que el estudiantes continuamente esté llorando, que señale de forma muy enfática que no quiere ir, ahí sí (deberíamos pensar en retirarlo del salón para seguir en línea). Afortunadamente ya hay planteles que cuentan con la figura del psicólogo escolar, pídale una consulta a la psicóloga o psicólogo escolar. Otra persona de apoyo en la escuela son los trabajadores sociales que cuentan con la preparación para trabajar un desbalance emocional. Estas dos figuras pueden brindar apoyo a los padres antes de tomar una decisión tan trascendental como seguir enviándolo a la escuela o dejarlo en educación a distancia. Todo va a depender de la circunstancia.
Mira aquí el video de la entrevista con el doctor Díaz-Aguilar: