En la segunda parte de las vistas públicas de hoy, viernes, que atienden la medida senatorial que prohibiría las llamadas “terapias de conversión”, la Comisión de Iniciativas Comunitarias, Salud Mental y Adicción reanudó esta tarde con el relato de una mujer que fue sometida a este proceso y, en contraste con el resto de los sobrevivientes que han contado su experiencia, alegó obtener un resultado positivo.
Anette Cora, una mujer que se sometió a este tipo de terapias y afirma que obtuvo el cambio que deseaba en su vida, formó parte del panel junto a la sicóloga María de los Ángeles González Morales y la portavoz de ConCiencia, Yidish Álvarez.
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“Por cuarenta años viví una vida gay. Estuve en una comunidad. Me realicé, tuve una pareja, negocio propio. Pretendí formar una familia, pero no era feliz”, narró Cora durante su deposición.
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“Siempre definí que no quería saber gay. Yo me creí que era eso”, agregó durante la vista.
La mujer explicó que durante su juventud sufrió un evento traumático y que por eso optó por vestirse como varón y luego decidió buscar ayuda.
No obstante, las diferencias del resto del panel con el Proyecto del Senado 184 rondaron en cómo se definen las “terapias de conversión”.
Mira las vistas:
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Durante su turno de preguntas, el senador del partido Movimiento Victoria Ciudadana, Rafael Bernabe Riefkohl, justificó la legislación con que la “terapia” presume que la orientación sexual de un niño o individuo es errónea y amerita un cambio, a lo que Álvarez contestó que cuando se realiza un estudio exhaustivo sobre la interpretación de una “terapia de conversión”, el término incluiría una mera conversación.
Si la medida “fuese muy específica, no estaría en contra del proyecto de ley, como mencioné, de las características que se comenzaron a principios de siglo, como la lobotomía y el electroshock. Pero si hacemos un estudio exhaustivo sobre cómo se percibe lo que es terapia de conversión, incluye las conversaciones”, argumentó la portavoz de ConCiencia.
De manera similar se expresó González Morales, quien afirmó que el problema de la legislación es cómo define los términos.
“En psicoterapia, ningún modelo define la meta de tratamiento. La meta la define el cliente. Si el cliente va a donde un clínico a buscar un cambio en su orientación sexual, eso constituye como autonomía del cliente y hay que respetarlo y el proyecto eso lo prohíbe”, expresó la sicóloga.
De inmediato, Bernabe Riefkohl le increpó a la doctora con que la medida prohíbe a que se imponga a un menor de edad al tratamiento, pero González Morales adujo su razonamiento a la definición que presenta la medida, que utiliza el término “individuo”.
En cambio el segundo panel, compuesto por el catedrático asociado de la Universidad Carlos Albizu, Juan Nazario Serrano y el presidente del True Self Foundation, Miguel Vázquez Cabrera, sirvió para justificar el proyecto senatorial y su contenido.
Durante sus ponencias, ambos estuvieron de acuerdo en que la homosexualidad no es una enfermedad y no es algo que necesita curarse e induce a la humillación y falta de dignidad.
Por su parte, Vázquez Cabrera argumentó a favor de las terapias afirmativas y aseguró que la evidencia científica prueba que tiene un mejor desenlace.
“Las terapias afirmativas han sido avaladas por la literatura científica. Su objetivo principal es mover a la persona de una vergüenza creada por los mitos sociales en contra de la comunidad LGBTT y llevar a las personas a sentirse orgulloso de quienes son”, expresó Vázquez Cabrera en su ponencia.
Asimismo, también desmintió la insinuación de que las terapias afirmativas ofrecen hormonas como parte de su currículo.
De manera similar se expresó Nazario Serrano al aludir al panel anterior al suyo. El doctor explicó su deferencia con las sicólogas, en específico sus alegaciones de que algún tipo de abuso sexual o trauma conllevaría a la homosexualidad.
“No hay tal cosa como que el trauma aporta a muchas de las cosas que mencionaron”, dijo. De igual manera, Nazario Serrano endosó los términos que usa la medida para definir las terapias de conversión y aseguró que son cónsonos y no ambigüos.
“Tiene lo necesario para poder describir lo que son las terapias de conversión a la luz de todas las organizaciones mundiales e internacionales que han establecido lo que son las terapias de conversión”, dijo.