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Opinión de Larry Emil Alicea: Día de mentiras y valentía

Lea la columna del expresidente del Colegio de Profesionales del Trabajo Social

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Por: Larry Emil Alicea Rodríguez Expresidente del Colegio de Profesionales del Trabajo Social

Pocas veces las mentiras y la valentía se pueden juntar en una misma oración. El miércoles 24 de marzo en un salón de audiencias del Senado de Puerto Rico observamos con admiración la valentía de víctimas que narraron sus experiencias como sobrevivientes de las mal llamadas terapias reparativas o de conversión y la evidencia clara de las organizaciones profesionales del comportamiento humano y activistas sobre los efectos dañinos de estas torturas con maquillaje de terapias. Por otra parte observamos el desfile de mentiras esbozadas por grupos, que basados en una interpretación muy particular de su ideología religiosa está a favor de que estas prácticas se perpetúen en Puerto Rico.

Los grupos que se oponen al Proyecto del Senado 184 en varias ocasiones fueron interpelados a que presentaran evidencias científicas de sus argumentos, citaran tratadistas que pudieran avalar sus posiciones y que trataran de identificar en la ley dónde estaban las alegadas amenazas que ellos anunciaban. A medida que pasaba el día, perdían la compostura, interrumpían a las y los Senadores, intentaban contestar de manera abierta las preguntas cerradas que les formulaban algunas y algunos de los legisladores.

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Sus argumentos legales se resumen en dos puntos principales. El primero de ellos es que existe un derecho de los padres sobre los hijos. Hace tiempo aprendí que las medias verdades son mentiras. El derecho de los padres sobre los hijos no es absoluto y eso ya lo ha determinado el Tribunal Supremo de los Estados Unidos y el Tribunal Supremo de Puerto Rico. El caso de Prince vs. Massachusetts es un gran ejemplo que destruye también el segundo argumento de una alegada interferencia religiosa. En ese caso una mujer de una religión fue convicta por violar la ley del estado relacionada a la prohibición del trabajo infantil y ella alegó entre otras cosas su libertad de religión. El caso resuelve de un golpe los dos argumentos de la vista pública para no tener que citarlos todos. Establece que ni la libertad de religión ni los derechos de crianza de los padres son absolutos y sin estar sujetos a limitaciones. Claramente se estipula que el estado en aras de garantizar el mejor interés de la niñez puede restringir los derechos de los padres. El caso establece una cita importante: “Los padres pueden tener la libertad de convertirse ellos mismos en mártires. Pero no son libres de convertir a sus hijos en mártires antes de que hayan alcanzado la edad plena y legal discreción cuando puedan tomar esa decisión por sí mismos”.

Precisamente eso es lo que el proyecto busca. Que la afirmación de la orientación sexual sea una decisión del niño y la niña como persona sujeta de derechos, libre de presiones y luego de pasar todo el proceso de desarrollo libre de las presiones sociales que intentan imponer la heterosexualidad como la única forma de expresión sexual.

Las mentiras continuaron confundiendo términos como conducta sexual con comportamiento sexual. Esto para decir que el proyecto quiere darle hormonas a los niños y niñas y adelantar tratamientos que ya tienen unos protocolos establecidos en la medicina y la salud mental. El término conducta sexual está dirigido principalmente a todo conducta que se le exige al niño y a la niña basado en su género y que es la base principal del acoso por orientación sexual en las escuelas. Se percibe principalmente por inflexiones de voz, vestimenta, manerismos o actividades asignadas a los hombres y a las mujeres. A eso se refiere el proyecto. Esa mañana en una emisora de radio una psicóloga le decía a un periodista que el proyecto decía conducta sexual y ella insistía que estaba en la página 13. Cuando el periodista la confrontó que no decía comportamiento sexual, nunca aceptó que estaba mintiendo.

El otro argumento que plantean es que esas terapias no existen. Falso. Existen. Los profesionales que trabajamos a nivel terapéutico la afirmación de la orientación sexual hemos recibido decenas de personas que hablan sobre su victimización en estas prácticas. Basta una leve visita a redes sociales para identificar profesionales del comportamiento humano que mezclan su práctica profesional con sus ideas cristianas. Durante las mismas vistas públicas varios de los que participaron en oposición al proyecto aceptaron que desde las iglesias existen centros donde se brindan terapias y en las que profesionales licenciados brindan servicios sobre diferentes aspectos. Valida los relatos de las y los participantes que acompañamos a las víctimas sobre procesos de intervención en los contextos de sus iglesias con profesionales licenciados. Finalmente, la gran cantidad de profesionales que han salido a oponerse a este proyecto es la evidencia más contundente de que las terapias existen.

Un asunto importante es la gran cantidad de ponencias que visibilizaron asuntos que el proyecto no toca ni remotamente. Terapias hormonales, prostitución, uso de baños en las escuelas, restricción de la libertad de culto, afirmaciones de género y otros asuntos ajenos a este proyecto fueron varios de los temas que escuché de forma sorprendida porque no forman parte del proyecto.

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En ese día de verdad y mentira mientras los defensores del proyecto contestaban preguntas de forma tranquila. Aclararon las mentiras, definieron los términos, presentaron las investigaciones científicas. Los que históricamente han promovido el odio gritaban, interrumpían, se victimizaban siendo los agresores. Y es que precisamente hablar con la verdad, desde el amor y con las aspiraciones de justicia, produce la tranquilidad que se proyectó en esas vistas.

¿Cuál es la verdad? Las torturas reparativas y de conversión son maltrato. Organizaciones de Estados Unidos como la Asociación Americana de Psicología, Asociación Nacional de Trabajo Social, las organizaciones de Psiquiatras, Pediatras y Médicos consideran estas prácticas como negativas y dañinas. En Puerto Rico, la Asociación de Psicología, el Colegio de Profesionales de Trabajo Social y la Administración de Servicios de Salud Mental y contra la Adicción. A nivel mundial la Federación Internacional de Trabajo Social. Actualmente las terapias de conversión se practican por profesionales licenciados y por líderes religiosos o espirituales en el contexto de prácticas religiosas. Su objetivo es cambiar la orientación sexual, la identidad de género o la expresión de género de las personas LGBT (Mallory, Taylor, Conron , & Kerith , 2018).

El estudio del Williams Institute de la Facultad de Derecho de la Universidad de California establece que 698,000 adultos han recibido terapias de conversión incluyendo 350,000 adultos que las recibieron cuando eran adolescentes. 20,000 personas jóvenes entre 13 y 17 años han recibido terapias de conversión en 41 estados que no las prohíben por profesionales licenciados de salud. 57,000 personas jóvenes recibieron terapias de conversión de sus líderes religiosos o consejeros espirituales antes de los 18 años (Mallory, Taylor, Conron , & Kerith , 2018). Para estos autores, las terapias de conversión realizadas por líderes religiosos dejan a miles de niños-as y personas jóvenes vulnerables a estas terapias.

Las torturas de conversión se administran a pesar de que son repudiadas por las organizaciones de salud mental y de la evidencia que son inefectivas y que causan daño a pacientes y sus familias. Finalmente, no cambian la orientación sexual (Drescher, y otros, 2016). El estudio de Drescher y su grupo de investigación analiza narrativos acumulados de pacientes que fueron víctimas de estas terapias. Entre las violaciones éticas que encontraron estaban: decirle a los pacientes que la homosexualidad era un desorden mental, romper la confidencialidad y revelar la orientación sexual a oficiales escolares (consejeros escolares); presiones inapropiadas a los pacientes como amenazar en terminar el tratamiento si el participante no se sometía a la autoridad del terapista; abandonar las personas que decidían salir y vivir sus vidas abiertamente como personas homosexuales; usos indiscriminados de tratamientos contraindicados; y culpar a los pacientes por los efectos de sus decisiones en sus familias y conocidos.

La Asociación Americana de Psicología establece que los esfuerzos por cambiar la orientación sexual de una persona LGBT las pone en riesgo de confusión, depresión, culpa, desesperanza, abandono, vergüenza, aislamiento, suicido, abuso de sustancias, estrés, decepción, baja autoestima, ocultarse de los demás, auto odio, hostilidad, proyección de culpa hacia sus padres, sentimientos de coraje y traición, pérdida de amigos y potenciales parejas, problemas en la intimidad sexual y emocional, disfunción sexual, conductas sexuales riesgosas, un sentimiento de deshumanización, pérdida de la fe y la sensación de perder el tiempo y sus recursos (Assil , 2015).

La homosexualidad y el lesbianismo, se consideran parte del espectro de una expresión sexual saludable. Se podría decir que en la actualidad los retos relacionados con la comunidad LGBT Plus, están basados mayormente en razones de carácter moral, religioso y/o político y no en razones de orden médico o clínico. Sin embargo, no es posible negar la realidad de que dado el desconocimiento, en parte de la población aún permea una noción de la homosexualidad y el lesbianismo como algo inmoral, pecaminoso y enfermizo. Y precisamente, los que hoy día nos venden mentiras, saben que de las mentiras, los datos incorrectos y las imprecisiones históricas se alimentan los estereotipos, los prejuicios y de ahí se generan las estructuras de opresión.

Es hora de que hagamos justicia. Cuando niño crecí escuchando discursos que me decían que estaba dañado, que había algo malo en mi, que tenía demonios. Eso por muchos años me hizo sentir feo, inapropiado, menoscabó mis capacidades para interactuar con otras personas. Provocó que hasta me odiara. Me tomó muchos años y ayuda de mucha gente comprometida darme cuenta que soy bello, perfecto, que no tenía nada dañado. Hoy día, lo menos que puedo hacer es luchar para que la niñez pueda tener y disfrutar el derecho que yo no tuve: vivir una niñez feliz donde no se les niegue el derecho básico a ser. Acabemos con las torturas a la niñez.

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