El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, declaró el miércoles que “no habrá confinamiento nacional”, desatendiendo los llamados de expertos en salud y a pesar de que el país registró la víspera su mayor número de muertes por COVID-19 en un solo día desde el inicio de la pandemia.
El Ministerio de Salud registró 4.195 decesos por COVID-19 el martes, convirtiéndose en el tercer país en rebasar dicho umbral, mientras los adversarios políticos de Bolsonaro exigían medidas más estrictas para frenar la propagación del virus.
“No vamos a aceptar esta política de quedarse en casa y cerrar todo”, dijo el mandatario, resistiéndose a la presión en un discurso pronunciado desde la ciudad de Chapeco, en el estado de Santa Catarina. “No habrá confinamiento nacional”.
El presidente también defendió los llamados protocolos de atención temprana, que incluyen el uso de la hidroxicloroquina, un fármaco para combatir la malaria. Ningún estudio científico ha encontrado que el medicamento sea efectivo en la prevención o tratamiento del COVID-19.
“Hoy día no hay vacunas suficientes en el mundo. Debemos encontrar alternativas”, comentó.
El número de fallecimientos relacionados al virus en Chapeco finalmente ha descendido después de varias semanas muy complicadas. Las unidades de terapia intensiva rebasaron su capacidad, lo que obligó a las autoridades a transferir pacientes a hospitales de otros estados.
El mes pasado, la ciudad implementó algunas restricciones a las actividades económicas durante dos semanas, pero Bolsonaro atribuyó el éxito reciente al uso de los protocolos de atención temprana, de acuerdo con un reporte del periódico Estadão.
En una carta abierta publicada el martes en el diario O Globo, la Asociación Brasileña de Salud Colectiva, que cuenta con casi 20.000 miembros, hizo un llamado a un confinamiento nacional de tres semanas.
“La grave situación epidemiológica que está llevando a un colapso del sistema de salud en varios estados requiere de la adopción inmediata, sin ninguna duda, de estrictas medidas restrictivas”, indicó el comunicado.
Las unidades de cuidados intensivos en la mayoría de los estados del país presentan una tasa de ocupación superior al 90%, aunque las cifras han permanecido estables desde la semana pasada.
El Supremo Tribunal Federal decidirá más tarde el miércoles sobre la reapertura de templos religiosos en todo el país. Muchas autoridades locales decidieron prohibir las grandes concentraciones con motivos religiosos a pesar de la decisión del gobierno federal de catalogarlas como parte de los servicios esenciales.
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