Por primera vez en más de seis décadas, el apellido Castro no tendrá poder en Cuba. Raúl Castro dejará el cargo de primer secretario del partido político gobernante, cediendo el poder a Miguel Díaz-Canel, presidente del país desde 2018.
Su salida se produce en medio de la pandemia de COVID-19, que ha afectado gravemente a la república. “La pandemia del COVID-19 puso a prueba la capacidad y voluntad de la Revolución, y el temple de nuestro pueblo para enfrentar cualquier dificultad, por compleja que sea”, afirmó la presidencia cubana.
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El VIII Congreso del Partido Comunista centrará su atención “en la evaluación y proyección de temas medulares para el presente y el futuro de la nación, que incluirá la actualización de la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, los resultados alcanzados y la actualización de la aplicación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución”, así como los resultados económicos y sociales obtenidos desde el VII Congreso hasta la fecha.
También se analizará el funcionamiento del partido, su vínculo con la gente, la actividad ideológica, y se evaluará la situación que presenta la política de cuadros en el Partido, la Unión de Jóvenes Comunistas, las Organizaciones de Masas y el Gobierno.
“Será un escenario oportuno para la actualización de nuestra estrategia de resistencia y desarrollo”, añadió el Partido Comunista. Concluyó: “Hoy adquiere mayor importancia el trabajo político-ideológico para enfrentar los intentos de restauración capitalista y neoliberal. Las redes sociales e Internet se han convertido en un escenario permanente de confrontación ideológica, donde nuestros argumentos deben prevalecer también frente a las campañas del enemigo”.
Para saber más sobre lo que se puede esperar, Metro habló con William M. LeoGrande, profesor de gobierno en la Escuela de Asuntos Públicos de la American University de Washington, coautor de “Diplomacia encubierta con Cuba. Historia de las negociaciones secretas entre Washington y La Habana” (University of North Carolina Press, 2015), y coeditor de ‘Cuba at the Crossroads’ (Rowman and Littlefield, 2020).
Raúl Castro ya no tendrá el poder en Cuba. ¿Qué significa este momento para el país?
—El Congreso del Partido marcará la etapa final de la transición de los líderes que fundaron el gobierno revolucionario a una nueva generación de dirigentes nacidos tras el triunfo de 1959. Se espera que Miguel Díaz-Canel, que sucedió a Raúl Castro como presidente en 2018, asuma el liderazgo del Partido Comunista. Tiene un duro camino por delante porque Cuba se enfrenta a grandes retos en estos momentos.
¿Cuáles son esos desafíos?
— Los choques externos de las sanciones del presidente Donald Trump y el impacto de la pandemia de COVID-19 en la industria del turismo han sumido a la economía en la peor crisis desde la década de 1990, tras el colapso de la Unión Soviética. El Producto Interior Bruto se redujo un 11% el año pasado y hay escasez de la mayoría de los bienes básicos, incluidos los alimentos. Al mismo tiempo, Cuba está llevando a cabo importantes reformas económicas que son necesarias para hacer la economía más productiva, pero que a corto plazo tienen efectos sociales perturbadores que están produciendo el descontento popular.
¿Qué más se puede esperar del VIII Congreso?
— Además del cambio en la cúpula del Partido, el principal punto del orden del día es la economía y los avances en el programa de reforma económica que Castro anunció inicialmente en 2011. La implementación ha sido lenta hasta hace muy poco, debido a la resistencia de algunos sectores de la burocracia. El Congreso exhortará a los miembros del partido a impulsar las reformas a toda velocidad, pero no es probable que cambie drásticamente el programa de reformas ya aprobado.
¿Qué futuro le espera a la familia Castro?
— El prestigio de Raúl Castro es tal que seguirá siendo influyente incluso después de retirarse, como el papel que desempeñó Deng Xiaoping en China. La hija de Castro, Mariela, seguirá siendo una influyente defensora de los derechos de la comunidad LGBTQ. Su hijo Alejandro, que negoció la apertura de las relaciones con la administración del presidente Obama, ha vuelto a ser un militar de rango medio ahora que ya no es el asesor de seguridad nacional de su padre. El antiguo yerno de Raúl, Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, seguirá probablemente como presidente de GAESA, un conglomerado de empresas gestionadas por las fuerzas armadas que son un importante centro de beneficios para la economía.