Uno de los informes más amplios sobre vacunación contra el coronavirus durante el embarazo refuerza la evidencia de que es seguro hacerlo, aun cuando los autores consideran necesaria una investigación más exhaustiva.
Los resultados preliminares se basan en datos obtenidos de más de 35.000 mujeres estadounidenses que recibieron la vacuna de Moderna o Pfizer mientras estaban embarazadas.
Las tasas de abortos no provocados, nacimientos prematuros y otras complicaciones fueron comparables a las incluidas en informes sobre embarazos previos a la pandemia.
La nueva evidencia de los investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) fueron publicadas el miércoles en la revista New England Journal of Medicine.
Ninguna de las participantes recibió la vacuna de una sola dosis de Johnson & Johnson, cuyo uso no estaba disponible antes del estudio y que actualmente está suspendido mientras las autoridades examinan los reportes de coágulos sanguíneos en unas cuantas mujeres.
Por su parte, la American Society for Reproductive Medicine (Sociedad de Medicina Reproductiva de Estados Unidos) avaló el martes la vacunación durante el embarazo con base en la evidencia que ha examinado durante más de un año.
“Todas, incluidas las mujeres embarazadas y las que busquen embarazarse, deberían recibir la vacuna contra el COVID-19. Las vacunas son inocuas y efectivas”, dijo la sociedad en un comunicado.
La sociedad no ha evaluado la evidencia más reciente sobre la vacuna de Johnson & Johnson, dijo un representante de la agrupación.
Un representante del Colegio de Obstetras y Ginecólogos de Estados Unidos describió como prometedor el informe de los CDC, pero señaló que es necesario un seguimiento de largo plazo. El grupo ha dicho previamente que la vacunación debería estar disponible para las embarazadas y para las madres lactantes y muchas embarazadas han elegido ser vacunadas.
Aunque las embarazadas estaban excluidas de los estudios que derivaron en el aval al uso de emergencia de las vacunas, la evidencia muestra que no hubo daño en aquellas que se inscribieron sin saber que estaban esperando un bebé.
La doctora Laura Riley, presidenta de obstetricia y ginecología en la comunidad médica Weill Cornell Medicine de Nueva York, señaló que los resultados son tranquilizadores.
“Es fabuloso tener datos que compartir con nuestras pacientes que continúan sopesando los riesgos y beneficios de la vacunación”, apuntó. “Conocen las posibles complicaciones de una infección de COVID durante la gestación y ahora se cuenta con alguna información sobre inocuidad en embarazos humanos”.
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Las embarazadas que se infectan con coronavirus enfrentan elevados riesgos de complicaciones, como una hospitalización en cuidados intensivos, un parto prematuro y la muerte.
Los autores del estudio, encabezados por el doctor Tom Shimabukuro, de los CDC, dijeron que se necesita un continuo seguimiento y mayor evidencia, incluso sobre las mujeres vacunadas en la fase inicial de su embarazo.
Su estudio incluyó información sobre 35.691 estadounidenses embarazadas que participaron en un sistema voluntario de vigilancia de vacunación mediante teléfono y a las que aplicaron las vacunas de Moderna o Pfizer entre mediados de diciembre de 2020 y finales de febrero.
También incluyó reportes sobre complicaciones durante el embarazo de casi 4.000 mujeres inscritas en un registro sobre inocuidad de las vacunas en Estados Unidos. De ellas, 86% o 712 tuvieron nacimientos vivos, principalmente entre mujeres vacunadas en el tercer trimestre.
La mayoría de las mujeres en el grupo informaron haber tenido dolor en el lugar de la inyección, pero las reacciones graves fueron poco frecuentes. Las embarazadas aparentemente eran más propensas a tener dolor con ambas vacunas en el lugar donde se las aplicaron pero menos proclives a tener otras reacciones que las no embarazadas.
En el registro de vacunas, aproximadamente 13% de las embarazadas tuvieron abortos no provocados, menos de 1% mortinatos, 9% nacimientos prematuros y 2% bebés con anomalías congénitas. Dichas tasas son similares a las observadas en reportes sobre embarazadas antes de la pandemia.