Si bien la evidencia anecdótica revela que en Puerto Rico los síntomas a largo plazo asociados al contagio de COVID-19 se alinean con lo que se ha observado a nivel mundial, lo cierto es que el estado de emergencia que ha prevalecido por más de un año en el país ha impedido estudiar sistemáticamente el alcance de los efectos en la población.
Pecho apretado, tos persistente, debilidad corporal, fatiga, complicaciones cardiacas o renales, coágulos y la pérdida del gusto y el olfato son solo algunas de las consecuencias a largo plazo que más comúnmente se observan entre los pacientes que superaron la fase viral del COVID-19, de acuerdo con los expertos consultados por Metro.
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“Hay síntomas que pueden perdurar más allá en los que sobrevivieron. No todo es muerte. Hay unos síntomas y discapacidades parciales que se están reportando y están durando mucho más tiempo”, enfatizó el presidente de la Sociedad de Enfermedades Infecciosas de Puerto Rico, Lemuel Martínez.
“Hay gente que queda con problemas pulmonares. Yo mismo tengo tres médicos que se recuperaron del COVID y ahora son dependientes de oxígeno (artificial)”, dijo, por su parte, Víctor Ramos, presidente del Colegio de Médicos y Cirujanos.
La vicepresidenta de Investigación de la Ponce Health Sciences University, Kenira Thompson, puntualizó que estudios apuntan a que las personas que se infectaron con el coronavirus son considerablemente más propensas a requerir asistencia médica más adelante por causas que no necesariamente están directamente relacionadas al contagio.
“Hay un estudio que publicó el CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) en estos días que encontró que más del 60 % de pacientes adultos que tuvieron COVID previamente, luego del diagnóstico tuvieron que visitar su médico primario u otro tipo de servicio médico entre un mes a tres o cuatro meses después del diagnóstico. Hay algo de evidencia de que sí pudiera haber algún tipo de secuelas. Lo que sí estos artículos han encontrado es que no tiende a ser proporcional”, subrayó Thompson al indicar que poblaciones afroamericanas, latinas, mujeres y personas con condiciones crónicas subyacentes suelen ser más vulnerables a sufrir los efectos del llamado long COVID.
El infectólogo Martínez advirtió que sería prematuro alcanzar conclusiones ante la relativa novedad del virus y el hecho de que las investigaciones internacionales que se han publicado demuestran un alto grado de variabilidad entre los hallazgos. Sin embargo, mencionó que, preliminarmente, podría estimarse que un tercio de las personas contagiadas sufrirá alguna secuela a largo plazo, siendo los pacientes que tuvieron que ser hospitalizados por el COVID-19 los más vulnerables.
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“Cuando lo miras en el universo, es posible que uno de cada tres tenga algún síntoma (a largo plazo). Pero obviamente eso va cambiando y es con la data que está disponible”, alertó el integrante de la Coalición Científica que organizó el gobierno.
Para ilustrar las disparidades en los hallazgos, Martínez explicó que algunos estudios identifican síntomas de fatiga a largo plazo en el 15 % de los recuperados, mientras en otros asciende al 87 %. La variabilidad entre investigaciones también se observa para síntomas como la falta de aire (10 % a 71 %), el pecho apretado (12 % a 44 %) y la tos persistente (17 % a 34 %).
Pese a que a la fecha no se ha publicado ninguna investigación a fondo enfocada en las consecuencias a largo plazo del COVID-19 en Puerto Rico, la doctora Thompson se mostró esperanzada de que el estudio de seroprevalencia que encaminó el Departamento de Salud junto a múltiples entidades pueda arrojar luz al respecto.
“Como parte de esos estudios epidemiológicos están evaluando no solamente la morbilidad, (sino) qué pasa con esos pacientes después de haber sido diagnosticados. Los siguen por un periodo. Esos van a ser estudios longitudinales, se van a tardar. Todavía hay mucha gente saliendo positiva, y todas esas personas, según las vas capturando y observando, nos van a dar un poco más de información”, sostuvo la investigadora.
Hasta el martes, el Departamento de Salud había contabilizado 104,108 pacientes convalecientes en Puerto Rico, cifra que debería ser mucho mayor, puesto que únicamente toma en cuenta a las personas cuyo contagio se confirmó mediante una prueba molecular, de acuerdo con la explicación que la agencia brindó a este medio en febrero.
Debido a la magnitud de este grupo poblacional, Ramos reconoció la importancia de que se desarrollen análisis para determinar el periodo por el que pueden persistir los efectos o, incluso, si algunos serían de carácter permanente.
“Hay que ver cuáles son a largo plazo los problemas principales y buscar los recursos para tratarlos, ver si los problemas van a ser pulmonares, renales, cardiacos (y) preparar a la comunidad médica y todos los demás que atienden pacientes”, sostuvo el pediatra.
En ese sentido, Martínez señaló que hay indicios esperanzadores de que las distintas condiciones asociadas al long COVID “van mejorando” con el paso del tiempo.
“Del COVID se está aprendiendo en la marcha porque es una enfermedad relativamente joven. La ciencia sigue aprendiendo cada día de este virus y, ahora, con la presencia de variantes, la información sigue cambiando “, advirtió Thompson.
Lo que dice el CDC
¿Por cuánto tiempo una persona puede dar positivo? Aunque algunas personas pueden arrojar positivo en pruebas moleculares por hasta tres meses luego de recuperarse, el resultado no implica que son contagiosas para otros. El CDC no recomienda que las personas recuperadas se realicen pruebas a menos que presenten síntomas del virus.
¿Por cuánto tiempo puedo ser vector del virus? Se recomienda que las personas se mantengan aisladas por al menos 10 días luego de la aparición de síntomas, siempre y cuando hayan pasado al menos 24 horas del último episodio de fiebre y los demás síntomas hayan mejorado. En el caso de los asintomáticos, deben permanecer aislados por 10 días luego de la prueba diagnóstica.
¿Los contagiados deben vacunarse? Si bien es poco probable, las personas que tuvieron el COVID-19 pueden reinfectarse, por lo que se recomienda que se vacunen. Sin embargo, aquellos que fueron tratados con plasma convaleciente o anticuerpos monoclonales deben esperar 90 días.