Los checos encendieron el lunes casi 30.000 velas en el Castillo de Praga para rendir homenaje a las víctimas de la pandemia.
La nación de la Unión Europea con 10,7 millones de habitantes ha registrado al menos 29.711 muertes por el coronavirus.
Después de guardar un minuto de silencio, el presidente Milos Zeman fue el primero en prender una vela en el castillo, la sede de la presidencia. En su breve discurso agradeció al personal médico y a todos los que han estado luchando contra la pandemia.
Zeman dijo que algunas de esas personas murieron porque “sucumbimos a la tentación de aliviar prematuramente” las medidas restrictivas.
Dijo que esperaba que los checos hayan aprendido una lección de eso. Pronunció sus palabras al final de un día en que el país relajó en gran medida sus restricciones por el coronavirus.
Se tomó esta medida luego de que el número de nuevas infecciones cayó a niveles no vistos desde agosto, una época en la que el gobierno no reaccionó lo suficientemente rápido a un aumento en los contagios, lo que contribuyó a un número récord de muertes.
La gente hizo fila en Praga el lunes antes de que abrieran las tiendas y los centros comerciales, que volvieron a operar en su totalidad.
“¡Qué alivio que están abriendo!”, expresó Dan Cooper, un consumidor. “Tengo una larga lista de cosas que quiero comprar ahora”.
Otro cambio visible es la autorización para que los checos se quiten las mascarillas en todos los espacios al aire libre, siempre y cuando se mantengan al menos a dos metros (seis pies) de distancia entre sí.
El número diario de de nuevas infecciones cayó de casi 17.000 a principios de marzo a 381 el domingo, y la cifra de personas infectadas se redujo a 101 por cada 100.000 habitantes en los últimos siete días.
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