Del CPI
Pedazos de cemento, piedras, desperdicios de construcción y algunos escombros separan la costa elevada en la comunidad Barrio Obrero de Arecibo del car wash con vista al mar en el cual trabaja Christian. El hombre, quien lleva toda su vida residiendo en esta comunidad, explica cómo han sido los vecinos quienes han intentado buscar opciones para enfrentar la erosión costera acelerada de los últimos años. El resultado ha sido una especie de relleno hecho con desechos de construcción, como para ganar terreno al mar. Con tono de resignación, dice que los políticos municipales se asoman por allí en pocas ocasiones, y que esas visitas esporádicas casi siempre ocurren durante el período de campañas electorales.
“Como esto es un barrio pequeño, a casi nadie le importa”, dice al Centro de Periodismo Investigativo (CPI), mientras busca el líquido de brillar gomas de carro.
En el pasado, el gobierno municipal de Arecibo dijo que no había recursos para poner un marcha un plan de mitigación en esta zona costera. El exalcalde Carlos Molina decía que la única solución para los residentes en zonas de peligro era buscarse otra casa fuera del área.
Ante la falta de alternativas, los vecinos de Barrio Obrero lanzan objetos como fragmentos de ladrillo, tubos y trozos de losetas a la pendiente erosionada con la ilusión de ir formando un rompeolas que proteja sus propiedades por algún tiempo.
“Aquí tiramos piedras y algunos escombros, pero siempre y cuando no sean basura”, menciona Christian al hablar de cómo la gente de su barrio lidia para tratar de protegerse de la erosión y de los episodios de marejadas fuertes que amenazan la existencia de las residencias de esta comunidad costera arecibeña.
No fue hasta el pasado 8 de marzo que, con la entrada de una nueva administración en Arecibo, se firmó una ordenanza para crear por primera vez en el ayuntamiento una Oficina de Planificación y Ordenamiento Territorial. La información fue confirmada al CPI por su actual y primera directora, Leslie Orama, quien dijo que en su recién creada oficina trabajarán estrategias para manejar el problema de erosión costera en Barrio Obrero y en comunidades cercanas.
Como otras áreas al oeste del Río Grande de Arecibo, la comunidad de Barrio Obrero ha enfrentado la degradación de su pendiente costera, según la investigación “El estudio de las playas de Puerto Rico Post-María”. Una de las investigadoras principales del proyecto, la Dra. Maritza Barreto, describe el problema de algunas de estas áreas de Arecibo como uno de erosión costera elevada o coastal bluff erosion. Es un proceso de erosión que apenas comienza a estudiarse en Puerto Rico, y que es distinto a la erosión de playa y otras áreas de costa llana.
“Son zonas altas, pero son costas con material vulnerable, sedimentario. Si tú tienes eso expuesto frente a la costa con un régimen de oleaje, con unos huracanes que cada vez son más [fuertes] por el efecto del cambio climático, te van a dar una costa vulnerable. A eso se le suma el manejo incorrecto de la costa en el pasado, más el aumento del nivel del mar, tienes la ecuación perfecta para que se acelere”, explicó Barreto al CPI.
El caso de Arecibo, en la costa norte de la Isla, fue uno del cual la geóloga marina y su equipo de trabajo de la Universidad de Puerto Rico (UPR) se percataron mientras hacían trabajo de campo para conocer cuánto habían cambiado las playas de Puerto Rico luego del huracán María. Aunque la investigación no tenía el objetivo de estudiar el fenómeno de la erosión costera elevada, fue inevitable identificar el problema.
De acuerdo a la científica, la erosión de costa elevada es más difícil de identificar a través de fotos aéreas, y su investigación en Puerto Rico ha sido más escasa en comparación con la erosión de costas llanas.
La playa El Cocal en el municipio de Yabucoa, al sureste de Puerto Rico presenta otro caso significativo de erosión costera elevada, apunta la segunda parte del estudio. Al visitar Yabucoa, el CPI encontró que los oficiales municipales dijeron estar conscientes del problema y la peligrosidad para las propiedades en áreas elevadas, pero admitieron que no se han implementado estrategias de mitigación específicas para la erosión de costa elevada.
“De la costa elevada no tenemos mucha información”, comentó al CPI el ayudante especial del alcalde de Yabucoa, Luis Rivera, quien mencionó que, además de El Cocal, el área de la playa El Negro también presenta un caso de erosión costera elevada.
Desde la playa El Cocal se avistan sobre la pendiente decenas de propiedades que forman parte de El Cocal Country & Beach Club, que incluye unidades que están disponibles para alquiler a través de la plataforma de Airbnb. En una visita al área, se observa lo vulnerable que se ha tornado la pendiente que divide este complejo de la popular playa. La robusta pared natural que una vez separó el área de las viviendas de la playa se ha estrechado, producto de la erosión y los deslizamientos, que además han socavado las raíces de los árboles y palmas allí. Al preguntársele a Rivera sobre qué medidas ha tomado el municipio para atender los peligros enfrentados por quienes se hospedan en estas unidades de vivienda y alquiler, el funcionario informó que es poco lo que se ha hecho, por tratarse de una “finca privada”.
“El Cocal [Country & Beach Club] es una finca donde varias personas compraron y adquirieron derechos, pero eso es una finca que no está ni segregada. Las carreteras no son públicas. Podemos ver los efectos de la erosión desde el área pública [de la playa], pero si afecta algún tipo de propiedad, ahí tendríamos que entrar bajo la petición [de los residentes]”, explicó Rivera.
Al igual que en El Cocal en Yabucoa, el área colindante a Kikita Beach y la reserva Ojo del Buey en el barrio Mameyal del municipio norteño de Dorado, también enfrentan un problema de erosión costera elevada que incluye el área donde hay propiedades para alquiler en Airbnb. Aunque sus motivos son distintos a los esbozados por los funcionarios municipales yabucoeños, el alcalde de Dorado tampoco ha intervenido con el manejo y mitigación de la erosión costera elevada que ocurre en su pueblo. Este responsabilizó al Gobierno central.
“Realmente eso le compete al Departamento de Recursos Naturales [y Ambientales]. Lamentablemente [la agencia] ha rehusado asumir su responsabilidad. Por ejemplo, hay un área que inclusive podría afectar en el futuro a residencias, el área de Costa Dorada. Había unos fondos que hemos estado, la comunidad y el Municipio, tratando de cualificar para resolver el problema y no pudimos conseguir la colaboración en este tiempo, del Departamento [de Recursos Naturales y Ambientales]”, denunció al CPI, el alcalde de Dorado, Carlos López.
Sobre el caso de Mameyal y el área de la reserva el Ojo del Buey, donde hay áreas de erosión de costa elevada, el alcalde de Dorado dijo que, como medida de mitigación, se contempla instalar unos gaviones, que son un tipo caja rectangular de tela metálica rellena de piedras que se utiliza como barrera. También dijo que solicitará fondos federales que permitan realizar estudios oceánicos para un diseño de protección, aunque no explicó por qué esperó hasta ahora para hacer esta gestión.
El CPI contactó al Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) solicitando una reacción a las expresiones del alcalde, pero no obtuvo respuesta.
Mientras se dirime si la responsabilidad de atender la erosión costera elevada recae en el municipio de Dorado o el DRNA, el Océano Atlántico continúa reclamando su espacio. Los episodios de marejadas fuertes producto de ciclones o frentes fríos al norte de Puerto Rico provocan que el mar llegue hasta las estrechas calles de Mameyal. Comerciantes y propietarios de apartamentos en áreas elevadas cercanas a Kikita Beach también lanzan rocas al área de la costa para tratar de mitigar la erosión. Pero son prácticas informales, que el propio Alcalde alega desconocer en ocasiones, aunque las justifica.
“Nosotros personalmente [en el Municipio] no tuvimos conocimiento. Me entero por tu información, pero realmente es que en el proceso de permisología que un privado o aún en este caso, el gobierno municipal quiera seguir, es que es inaccesible en términos de las agencias. Anteriormente era burocrático y cuesta arriba. Ahora con el problema del COVID, que no hay la accesibilidad que había antes en términos de presencialmente hacer unas gestiones, ahora es bien cuesta arriba. Los ciudadanos, en pro de no perder su propiedad, tratan de mitigar de esa manera. A fin de cuentas si fueran a hacer como tienen que hacerlo no sería algo diferente a lo que están haciendo. Me imagino que eso fue lo que aconteció ahí”, expresó López al ser abordado sobre el incidente divulgado en un video en el cual personas en su carácter privado lanzaron rocas desde la parte trasera de una propiedad en el área cercana a la playa en Kikita.
A pesar de que estas prácticas responden al temor de personas que no desean perder su negocio o propiedad, sus consecuencias no siempre son favorables toda vez que representan un tipo de mitigación informal que no responde a los estudios de costa requeridos en estos procesos.
“Poner una roca, material duro o paredes, sin saber el efecto, ¿qué va a hacer eso? Eso va a parar inmediatamente, va a fijar la línea de costa, pero es temporero. Segundo, puede producir erosión hacia los lados. Por eso no se pueden tomar decisiones de mitigación sin seguir los procesos. Para tú mitigar, tienes que pedir unos permisos. Yo pudiera entender que la gente se desespera, pero lo que la gente pudiera pensar como una opción, puede ser la peor medicina”, advirtió Barreto.
“Los cursos de mitigación tienen que estar basados en el comportamiento de la costa. Tiene que hacerse de una manera integral, que lo que yo haga frente a mi parcela, no afecte a las demás. Tiene que ir con participación de la comunidad. Tiene que ser un análisis entre la comunidad, el municipio y el Estado. No pueden ser decisiones independientes”, añadió la también catedrática de la Escuela Graduada de Planificación del Recinto de Río Piedras de la UPR.
Paseo Lineal de Puerta de Tierra: crónica de una erosión anunciada
Desde su inicio en el 2015, vecinos de distintas comunidades de la capital expresaron su oposición a la manera en que se llevó a cabo el controversial proyecto del Paseo Lineal de Puerta de Tierra ubicado en San Juan. Solicitaron mayor participación ciudadana y abogaron por mejores estrategias de planificación que garantizaran la protección de la costa y sus recursos. Una investigación del CPI publicada en el 2016 reveló las pobres credenciales de las empresas contratadas para la construcción del Paseo.
Según ha transcurrido el tiempo, varios reportajes y videos han documentado el deterioro progresivo y la condición crítica en que se encuentra actualmente el Paseo. Una de sus secciones fue clausurada al público debido a la vulnerabilidad de la pendiente sobre la cual la estructura del Paseo se sostiene. El estado precario de esta área recreativa que costó $32 millones de fondos públicos obligó a la Comisión para el Desarrollo y Fiscalización de Fondos Públicos de la Ciudad Capital, Aguas Buenas, Bayamón, Cataño y Guaynabo de la Cámara de Representantes a iniciar una investigación sobre el controversial proyecto en mayo. En las vistas públicas salió a relucir que no está claro si es el Municipio de San Juan o el Departamento de Transportación y Obras Públicas (DTOP) la entidad que debe asumir la principal jurisdicción sobre el Paseo. Mientras, la Autoridad para el Financiamiento de Infraestructura ha planteado en varias ocasiones que su responsabilidad con el proyecto cesó, una vez culminó la construcción.
Mientras el Municipio de San Juan y las agencias del Gobierno se señalan mutuamente sin asumir responsabilidad, la erosión de la costa elevada que sostiene el Paseo continúa avanzando, poniendo en riesgo a las personas que diariamente transitan el área. Algunas secciones abiertas del Paseo son sostenidas por un terreno cada vez más propenso a eventos de deslizamiento, según advirtió el presidente de la Comisión de Terremotos del Colegio de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico, Félix Rivera, durante una de las vistas.
“La situación ahí [en Puerta de Tierra] es que el mar está bien cerca de ese talud [terreno inclinado]. Siempre que ocurre eso, hay un riesgo de deslizamiento, y más en este caso, que hay unos 30 pies de altura, entre donde está la calle y plazoleta, y abajo donde está la arena”, explicó Rivera al CPI.
“Se hicieron estudios de suelo y recomendaciones de poner unas mallas que no funcionaron. Debería haber un buen inspector, alguien que revise lo que se va a hacer. Ese talud está casi a 90 grados. Es completamente empinado y eso es un problema bien serio”, añadió el ingeniero, quien igualmente advirtió que cualquier evento ciclónico que ocurra este año podría acelerar los deslizamientos, y por ende, provocar la clausura de más secciones del Paseo.
Para el Paseo Lineal de Puerta de Tierra, la firma GeoCim fue contratada en abril 2015 para hacer el estudio geotécnico, que se supone que incluyó medidas dirigidas a controlar la erosión costera. El CPI se comunicó con esta empresa pero los ejecutivos de la misma no estuvieron disponibles.
Erosión de costa elevada debe manejarse diferente a la erosión de playa
Si bien ambos tipos de erosión de playas ocurren en un contexto costero, sus características y procesos de cambio son distintos. Por tal razón, las estrategias de mitigación, adaptación y el desarrollo de política pública tienen que ser específicas. Según personas que estudian las costas, incluyendo la Dra. Barreto, es necesario aumentar las investigaciones que aporten a la compresión de la erosión de costa elevada y las razones principales por las cuales ocurre.
Muchas de estas pendientes costeras en Puerto Rico tienen una combinación de diferentes tipos de roca sedimentaria. Y cada combinación plantea una compactación distinta, explicó al CPI la geomorfóloga Banery Mujica, al abordar una de las razones para la vulnerabilidad en áreas de costa elevada en Puerto Rico.
“En el caso de Arecibo, el material proviene del centro montañoso en su gran mayoría. Sobretodo en el norte de Puerto Rico, hay una combinación de material sedimentario que, a su vez, incluye diferentes tipos de material sedimentario”, expresó la científica, al hablar de la convergencia de rocas como la caliza y la de origen volcánico en algunas partes del norte de la isla.
En Puerta de Tierra, Mujica comentó que “casi todo ese material, sobre todo en la parte norte de El Capitolio, proviene del Batolito de San Lorenzo. Ese material proviene del Río Grande de Loíza, que fue atraído por las cuencas y las corrientes marinas, que fueron acumulando todo ese material en el norte de Puerto Rico”.
Un recorrido por el área bajo el Paseo Lineal de Puerta de Tierra no solo muestra la fragilidad del talud, sino que permite identificar la presencia de dos tipos de sedimentos que convergen en esta formación de ubicación costera. “En la parte de abajo es más caliza y en la parte de arriba es más material sedimentario de origen ígneo”, apuntó la también profesora del Departamento de Geografía del Recinto de Río Piedras de la UPR.
El problema de erosión acelerada en Puerto Rico debe abordarse con la integración de varias disciplinas científicas. Mujica recomienda que para proyectos de construcción en áreas costeras, los estudios de suelo realizados por geólogos no sean el único referente para la toma de decisiones, sino que se integre el análisis geomorfológico, algo con lo que coinciden los reconocidos geomorfólogos Maritza Barreto y José Molinelli.
“Si tú haces estrictamente un estudio geológico, te va a decir que, por ejemplo, toda esa costa de San Juan es una mezcla. Es exactamente la misma combinación que vas a ver en Vega Alta y Vega Baja. Pero en términos geomorfológicos es completamente distinto, ya que la costa de Puerta de Tierra en San Juan es una costa elevada. Al geomorfológicamente ser distinta, la erosión se comporta distinta”, destacó Mujica.
Debido a su geografía física, el estudio de la erosión costera en Puerto Rico no solo debe tomar en consideración la crisis climática actual y el aumento en los niveles del mar, sino aspectos tales como los procesos geomorfológicos que ocurren en el interior del territorio y el problema del mal manejo de los ríos.
Rafael R. Díaz Torres es integrante de Report for America
Este artículo se publica en Metro gracias a una alianza con el Centro de Periodismo Investigativo. Puede leer la historia original AQUÍ
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