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El politólogo argentino Agustín Laje llega a Puerto Rico con una agenda bien definida

El también escritor, una de las figuras emergentes del ultraconservadurismo en el continente, llegó al país para sostener encuentros con grupos religiosos.

Agustín Laje, una de las voces más activas de los movimientos de ultraderecha latinoamericanos, llegó esta semana a Puerto Rico, donde sostendrá una serie de conferencias con grupos de base cristiana, además de llevar lo que describió como “una agenda principalmente mediática”.

“Esperamos que esto sea una especie de introducción, que sea una primera vez introductoria para que luego de que la cuestión de la pandemia se calme poder volver para hacer eventos masivos, como se han dado en todas partes. Es la primera vez que estoy en Puerto Rico, así que va a ser todo bastante nuevo para todos”, subrayó el politólogo argentino.

Laje, de 32 años, es el creador de la Fundación Libre, organización que se describe como un ‘think tank’ de la “nueva derecha” que busca expandirse por todo el continente americano. De acuerdo con su portal electrónico, una de sus razones de ser radica en la necesidad de hacer contrapeso a movimientos de izquierda que, aseguran, “han monopolizado el mundo de las ideas: libros, revistas, medios de comunicación en general, escuelas, universidades. Las nuevas generaciones se forman en contextos que reproducen una forma de pensar nociva de cara a la construcción de una sociedad más libre y próspera”.

El argentino, quien es coautor de textos como Cuando el relato es una farsa: La respuesta a la mentira kirchnerista y El Libro Negro de la Nueva Izquierda: Ideología de género o subversión cultural, llegó al país invitado por Elizabeth Torres Rodríguez, una de las recién electas cabilderas de la estadidad y quien ha cobrado relevancia mediática por sus posturas en contra de movimientos sociales, como las luchas feministas y en pro de los derechos de la comunidad LGBTT, que esboza a través de las redes sociales, donde se le conoce como ‘La Premisa Inarticulada’.

En la entrevista de Laje con este medio, el politólogo resumió las posturas que impulsa y que, en términos amplios, se hacen eco de los argumentos que tanto se han escuchado en Puerto Rico en los pasados años de parte de los sectores más conservadores que, en contra de la evidencia científica y las voces de los expertos, se oponen fervientemente a las implementaciones de políticas como la perspectiva de género, la prohibición a las llamadas terapias de conversión y el acceso al aborto.

Metro Puerto Rico: ¿En qué se enfoca el trabajo que realiza la Fundación Libre?

Agustín Laje: La Fundación Libre es una fundación de derecha en un tiempo en el que ser de derecha parecería ser mala palabra. Reivindicamos distintos valores, que van a desde las libertades individuales, económicas y de mercado hasta temas culturales como la vida, la familia. Nos hemos enfrentado especialmente contra las oleadas contemporáneas del feminismo, contra la agenda de género, que acá le llaman perspectiva de género y nosotros le llamamos ideología de género. Hemos enfrentado la agenda del aborto en muchos países, no solamente en Argentina, sino en otros países también, porque la fundación está armando filiales en otros lugares (menciona a España, Venezuela y Ecuador). Así que es una fundación de derecha que se viene expandiendo a la medida de sus posibilidades.

MPR: Asuntos como la perspectiva de género y los movimientos feministas han cobrado gran relevancia en Puerto Rico en los últimos tiempos. ¿Por qué presenta tantas objeciones a los reclamos que presentan estos movimientos y las luchas públicas que llevan a cabo?

AL: Yo entiendo que esos movimientos no buscan realmente solucionar nada. Al contrario, creo que crean problemas artificiales para luego venderte soluciones y darte la sensación de que están solucionando algo. Siempre en el fondo hay un problema que es real, pero ese problema no es realmente el que sube a la superficie, sino que se empiezan a generar otros problemas que no son reales, porque esos problemas que no son reales son los que después se pueden solucionar, entre comillas, con soluciones que son absurdas.

Como ejemplo, Laje sostiene que los feminicidios –término que rechaza– son un problema real y que requiere soluciones, pero que las propuestas para popularizar el lenguaje inclusivo, donde no predomine el género masculino, representa una solución “absurda” a un problema que no existe.

MPR: Los grupos activistas y personas que estudian el tema plantean que no todas las violencias son iguales, que es necesario hacer esas distinciones entre los tipos de violencia. Las mujeres en Puerto Rico mueren, en gran medida, a manos de sus parejas sentimentales, que no es la razón por la que son asesinados cientos de hombres al año, cuyas muertes mayormente están relacionadas al narcotráfico.

AL: Esa distinción ha existido históricamente en todos los códigos penales de nuestros pueblos. Por eso se agrava el homicidio. Por ejemplo, por el vínculo o la disparidad física. Eso no es nuevo. Eso no lo ha traído ningún feminismo ni ningún enfoque de género. Antes que existiera el feminismo, si un adulto mata a un niño, ahí ya había un agravamiento de la pena. La violencia nunca ha sido vista por nuestros códigos penales como una cuestión homogénea. Lo que ha pasado ahora es modificar las palabras, como si modificando las palabras se modificara la realidad. Por eso es ideológico, es decir, si a esto que antes le llamábamos homicidio, ahora le llamamos feminicidio, se van a acabar los feminicidios. Mentira. Pero, ¿y la solución cuál es? Crear los ministerios de género, las feministas, financiarlas, destruir la catedral con una bomba molotov… Es lo que se dice ahora. Hay un gran negocio porque hay mucha plata para estos movimientos de género.

Según Laje, a pesar de que “nunca hubo tanto feminismo como hoy, nunca hubo tanta violencia contra la mujer como hoy”.

MPR: ¿Usted niega que históricamente la mujer ha estado subordinada en las estructuras sociales?

AL: No se piense que el mundo es blanco y negro. En Puerto Rico ha venido creciendo la violencia contra la mujer. Si analizo las estadísticas de las muertes por violencia intrafamiliar, como les llama técnicamente la Policía aquí, usted va a ver cómo desde el año 2000 están contabilizadas. Los datos muestran que ha aumentado. Si nunca ha habido tanto feminismo como hoy, ¿el problema no será que no están presentando soluciones reales?

En Puerto Rico, no fue hasta enero que el gobernador Pedro Pierluisi decretó un estado de emergencia por violencia de género, un reclamo que se había intensificado en los pasados dos años. Entre otros elementos, la orden ejecutiva abre la puerta para la implementación de un currículo con perspectiva de género en el sistema público de enseñanza que se espera entre en vigor en agosto, así como iniciativas para mejorar la recopilación de estadísticas relacionadas con el manejo de casos de violencia de género.

MPR: Es un hecho que los hombres, en Puerto Rico, generan mayores ingresos que las mujeres y es algo que a base de este sistema de libre mercado e de igualdad ante la ley no se ha podido resolver.

AL: No creo que sea algo que tenga que resolverse. ¿Por qué los hombres en términos agregados tendrían más ingresos que la mujer? Si hay igualdad ante la ley, lo tienen porque han escogido tipo de tareas en el mercado que son más rentables, y que quizás la mujer no ha querido elegir.

MPR: ¿Por qué una mujer no querría escoger un trabajo más rentable?

AL: Pregúnteselo a ella. No es solamente la rentabilidad lo que uno tiene en cuenta cuando elige un trabajo. Una mujer podría tener, por ejemplo, la posibilidad de tener menos carga laboral para poder estar con sus hijos.

MPR: En Puerto Rico usualmente estos debates están matizados por la intervención de sectores religiosos. ¿Cómo usted concibe la relación entre iglesia y Estado y la forma en que el aparato gubernamental responde a las presiones religiosas, como ha ocurrido en Puerto Rico ante la propuesta de prohibir las llamadas terapias de conversión?

AL: Yo apoyo un estado laico, que no tome partido por ningún credo en particular. Nuestras sociedades no son homogéneas en términos religiosos. Sería injusto que el Estado financie a la iglesia católica con impuestos de evangélicos, o a la iglesia evangélica con impuestos de ateos. Una cosa muy distinta es la ideología laicista, que consiste en separar a la iglesia, no del Estado, sino de la sociedad, que es lo que está pasando hoy en día. Estado laico democrático significa que todos valen uno, independientemente de su género, orientación sexual, raza, etnia y su credo.

Laje reconoció que los sectores religiosos, como cualquier grupo de interés, buscarán adelantar sus políticas e ideologías a través de las estructuras gubernamentales.

“Cualquier política pública se enmarca ideológicamente. Evidentemente un grupo religioso va a evaluar una situación política en función de su marco religioso. De la misma manera que un grupo de identidad sexual va a enmarcar leyes en función de una ideología sexual. Así es como funciona la política pública”, sostuvo.

MPR: ¿Está bien que el sector político reaccione a las presiones impuestas de parte de grupos religiosos, que es lo que, en gran medida, ha detenido aquí el proyecto que prohíbe las terapias de conversión?

AL: La Asamblea Legislativa está presionada por cualquier tipo de grupo. Los representantes, al representar a un pueblo, están siempre presionados por el pueblo. Quien piense que un representante no está presionado vive en un mundo de fantasía. A mí me parece un triunfo de la libertad que eso no haya salido. Los principales perjudicados no eran las iglesias, sino los homosexuales, a quienes se les quitaba la libertad de elegir.

El Proyecto del Senado 184, que permanece en un limbo luego de que la comisión interna rechazara avalar un informe positivo de la medida, únicamente aplica una prohibición a que profesionales de la salud practiquen las terapias de conversión en menores de edad. Es decir, la medida no busca crear prohibición o penalidad alguna cuando se trata de adultos ni en casos en que líderes espirituales o de otra índole lleven a cabo alguna práctica con las características de una terapia de conversión.

Aunque el proyecto tampoco incluye disposiciones para regular en modo alguno las terapias hormonales, que son avaladas médicamente para personas que desean practicarse un cambio de sexo, Laje aludió, en tono sarcástico, a que “nadie hace un escándalo por eso. Eso sí es libertad de elegir, aunque el niño tenga siete años”.

MPR: Hablando de la libre elección de las personas, en Estados Unidos nuevamente está sobre la mesa el debate sobre derecho de las mujeres a terminar con sus embarazos. ¿Por qué oponerse a ese derecho?

AL: Mi pregunta principal sería qué es terminar un embarazo. ¿Qué es decidir no tener el bebé? El aborto es matar al hijo. Le voy a poner un ejemplo de la hipocresía de los medios en general. Acabamos de tener lugar un caso en el que mataron a una mujer embarazada (en alusión al asesinato de Keishla Rodríguez, por el que se acusa el boxeador Félix Verdejo). Ahí sí hablaron del hijo, de que había dos vidas. Tengo entendido que manifestantes con pañuelos verdes, que reivindican el aborto, que no entiendo bien por qué, si aquí el aborto ya es legal…

MPR: En un caso de asesinato no estamos hablando de un aborto voluntario…

AL: ¿Entonces la dignidad de la vida humana depende de si es voluntad de la mujer matarla o no? La voluntad de la madre es lo que dignifica la condición humana, esa sería la conclusión. ¿Quién carga con la criatura ya nacida? ¿Si su voluntad no es cargar también la puede matar? ¿Cuál es la diferencia a cuando el niño está dentro del útero? Dentro del útero existe una criatura. ¿Asesinar una criatura de la especie humana no es un asesinato? Si yo veía el código penal nazi me hubiera encontrado con que era legal asesinar a judíos, porque eran personas de segunda.

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