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Tokio tendrá una Villa Olímpica muy distinta a las previas

Los Juegos Olímpicos de Tokio, aplazados por una pandemia, serán una justas totalmente diferentes a las anteriores cuando sean inauguradas y tendrán una idiosincrática Villa Olímpica.

Para comenzar está una llamada “Clínica de fiebre”, un complejo de habitaciones aisladas en la enorme villa erigida frente a la Bahía de Tokio. Ahí es donde las personas con sospecha de haberse contagiado de COVID-19 deberán someterse a pruebas y permanecer aisladas.

Será un sitio que nadie querrá visitar, a diferencia del masivo comedor o el gimnasio, o una zona “casual” de comidas que ofrecerá recetas de la cocina japonesa, como okonomiyaki (una especie de pizza), bolas de arroz y teppanyaki (platos cocinados en una parrilla).

Los deportistas deberán cumplir con un régimen diario de pruebas en la villa, luego de someterse a por lo menos dos pruebas antes de salir de sus países, y otra vez al llegar a Japón.

Todo resultado anómalo en la villa hará que un deportista y otros integrantes de las delegaciones y empleados queden en las manos del doctor Tetsuya Miyamoto, director ejecutivo del departamento de servicios médicos del comité organizador de los Juegos.

“Si arrojan positivo, serán traídos acá”, explicó el doctor Miyamoto durante una visita de la prensa a la Villa el domingo.

“Esta persona se someterá a otra tanda de prueba, tomándose una muestra de la membrana nasal. Se analizará la membrana nasal y se confirmará si está infectada o no”, añadió.

Si es un positivo, los pacientes asintomáticos o con síntomas leves irán a un “hotel de aislamiento” afuera de la Villa. Los que estén gravemente enfermos serán trasladados a un hospital.

“Confiamos que no serán muchas personas”, dijo el doctor Miyamoto. “Desde luego, vamos a recibir a cierta cantidad de personas. Se trata de una enfermedad contagiosa. Puede propagarse. Una vez que eso pase, los números podrían dispararse”.

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La Villa está conformada por una serie de gigantes torres de apartamentos, de monótono diseño en la Bahía de Tokio. Las unidades se venderán para ser ocupadas tras el final de los Juegos Olímpicos y los Paraolímpicos.

Abrirá sus puertas el 13 de julio, 10 días antes de la inauguración de las justas. Los deportistas tendrán que usar mascarillas en la Villa — incluso si están vacunados — y verán abundantes carteles que advierten mantener distanciamiento social, lavarse las manos y ventilación en las habitaciones.

Los organizadores reiteraron el domingo que no se permitirá el consumo de bebidas alcohólicas en los espacios abierto de la Villa, incluyendo los parques. Takashi Kitajima, gerente de la villa, precisó que los atletas sólo podrán beber en sus habitaciones.

También se distribuirán 150.000 condones en la Villa. Pero Kitajima subrayó que se repartirán con el fin de “promover conciencia sobre el HIV y el SIDA”.

El Comité Olímpico Internacional ha dicho que más del 80% de los ocupantes de la Villa estarán vacunados completamente. Esto contrasta con la población de Japón, donde apenas algo más del 6% lo ha hecho, dentro de una campaña que recién se ha acelerado.

Japón ha atribuido más de 14.000 decesos al COVID-19. Es una cifra baja con respecto a los estándares mundiales, pero no tan buena comparada con otros vecinos asiáticos.

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