El debut del surf en los Juegos Olímpicos está dejando claro que estos domadores de las olas son también maestros sin título en ciencias —en climatología, meteorología y oceanogafía, para ser exactos.
Los cazadores profesionales de olas son por definición fanáticos de las ciencias atmosféricas porque pocos deportes —o quizá ninguno— dependen tanto de una variable tan incontrolable: el clima.
Y pocos se definen en una cancha tan dispareja literalmente, el océano.
Se sabe que los surfistas estudian a detalle todos los factores relacionados.
“Cada vez que el viento sopla, ¿en qué dirección lo hace?”, preguntó Owen Wright, de 31 años, quien compite por Australia. “No sólo miramos el clima y decimos: ‘¡Oh, esta agradable y soleado!’, porque puede ser que sepamos que (el viento) está probablemente frente a la costa. Nunca decimos simplemente: ‘¡Oh, está lloviendo!’ Siempre todo tiene que ver con la forma en que luce la marea”.
En los Juegos Olímpicos, los organizadores se preparan para al menos tres días de competencia durante un periodo de ocho jornadas, a partir del 25 de julio. Las competiciones de surf se determinan en cierto día, con base en el pronóstico meteorológico, la altura de las olas, la dirección del viento, la dirección de las mareas y la temperatura, entre otros aspectos de los datos científicos”.
“Todas las personas que van al océano, sean o no surfistas, son meteorólogas u oceanógrafas amateur”, dijo Kurt Korte, encargado del pronóstico del tiempo en Surfline y meteorólogo oficial del surfing olímpico.
Pero las cifras sólo pueden brindar información hasta cierto límite. Los datos meteorológicos son sólo parte de la ecuación para evaluar qué deparará el inmenso océano, lo cual puede cambiar entre una eliminatoria de media hora y otra.
Las olas se crean por la forma en que las crecidas del océano interactúan con los contornos del fondo, llamados quebradas. Las quebradas de playa, como en Tsurigasaki, la sede de este deporte en los Juegos Olímpicos, se relacionan con los bancos de arena, que pueden cambiar con el tiempo o debido a las tormentas.
En términos simples, el surf competitivo se trata de decidir qué ola tomar y qué movimiento aprovechará mejor lo que aporta el océano.
Los surfistas tienen que seguir preparados, y observan continuamente las olas para adivinar mejor cuál surcarán.
“¿Con qué frecuencia vienen las olas? ¿Cuántas olas hay en una serie? ¿Cuáles en esa serie ofrecen la mejor calidad?”, dijo Richard Schmidt, surfista profesional retirado, quien opera ahora una escuela de este deporte en Santa Cruz, California.
La primera ola de la serie será un poco irregular, pero la segunda y la tercera serán más asombrosas, porque las crestas se forman mejor gracias a esa primera ola. Así que uno observa las olas por un rato y en cierto modo decide dónde comienza a elevarse su calidad”.