Dos años a la fecha de hoy, sábado, Puerto Rico fue testigo de la primera renuncia de un gobernante electo.
El 24 de julio del 2019, Ricardo Rosselló Nevares, enfrentando un proceso de residenciamiento de parte de la Cámara de Representantes, transmitió un mensaje desde la página de Facebook de La Fortaleza en el que dimitió de su cargo sin nunca haberse disculpado con el País por los actos que luego desembocaron un hito en la historia puertorriqueña.
Pero la bola de nieve comenzó antes. Curiosamente, un mes exacto antes de su renuncia.
Luego de que su secretario de Hacienda en ese entonces, Raúl Maldonado Gautier, denunciara que una “mafia institucional” formaba parte de su agencia durante una entrevista radial, Rosselló Nevares lo despidió solo horas después del incidente.
La noticia pareció culminar allí, pero semanas después, las autoridades federales arrestaron a la exsecretaria del Departamento de Educación Julia Keleher, quien Rosselló Nevares defendió múltiples veces ante críticas sobre el cierre de escuelas bajo su administración.
Además de Keleher, la exdirectora de la Administración de Seguros de Salud (ASES) Ángela Ávila también fue detenida por los federales.
Rosselló Nevares, en ese momento disfrutando de sus vacaciones, solo reaccionó con un comunicado que publicó en sus redes sociales. “Reitero que nuestra administración no tolerará la corrupción y que todo aquel que falle a la confianza deberá pagar”, expresó en un tuit.
Sin embargo, por ahí se aproximaba la gota que eventualmente colmó la copa.
Entre conocidos se comenzaron a propagar páginas individuales que mostraba un chat de Telegram en el que el gobernador, junto a varios de sus funcionarios de gabinete, insultaban, difamaban y planificaban estrategias de comunicación para controlar la imagen del gobierno.
A la revelación de esto, el gobernador tuvo que acortar sus vacaciones ese mismo día y salió en un vuelo directo desde Europa. Al atender a la prensa luego de llegar, el exmandatario negó, por primera vez de muchas veces, renunciar a su puesto. Fuera de Fortaleza esa noche, se congregó el primer grupo de muchos que alzaron su voz para exigirle a Rosselló Nevares su salida de la silla ejecutiva.
Tres días después, la bola de nieve se tornó tan potente que no pudo ser posible evadir.
El Centro de Periodismo Investigativo publicó 889 páginas del chat de Telegram que compartía el gobernador junto a su exsecretario de Asuntos Públicos, Ramón Rosario Cortes, el exjefe de la Autoridad de Asesoría Financiera y Agencia Fiscal, Christian Sobrino, el secretario de la Gobernación, Ricardo Llerando, el cabildero Elías Sánchez, Maldonado Gautier, entre otros.
Visto a profundidad, el chat expuso aún más el poco tacto que tenía Rosselló Nevares en su privacidad. Esto exacerbó tanto a toda la población puertorriqueña, que boricuas en la diáspora convocaron manifestaciones en múltiples ciudades del mundo y fueron pocos los municipios sin protestas en sus plazas.
Los cacerolazos a una determinada hora pasaron a ser la orden del día y ni la foto gubernamental del gobernador era aceptable, pues las oficinas tuvieron que eliminarlas para que no las tumbaran.
La bola de nieve llegó a su última fase el 22 de junio, cuando una convocatoria ambigua se viralizó en las redes sociales llamando a congregarse en el expreso Las Américas y detener el tráfico para celebrar un Paro Nacional.
Ciento de miles de personas llegaron, esparcidas como un mar sobre la brea de la autopista. Se hizo historia.
Rosselló no tardó más de dos días en renuncia.
“Hoy les anuncio, que estaré renunciando al puesto de gobernador”, expresó un escuálido y pusilánime líder político frente a una cámara.
Rosselló salió del País un 7 de agosto, poco antes de que su secretaria de Justicia, Wanda Vázquez Garced, juramentara como sucesora.
No fue hasta poco menos de dos años que el gobernador salió de su exilio para aceptar una candidatura por nominación directa para fungir como cabildero por la estadidad en la Cámara de Representantes federal, con más de 73,000 votos a su favor.
