La educación virtual, que se planteó alguna vez para un futuro cercano, se hizo una realidad abrupta y repentina para millones de instituciones a nivel mundial debido a la pandemia. Y, por supuesto, ha sido un reto pasar de la interactividad, la interacción y el ambiente de una clase presencial a dar cursos en línea y luchar contra el desgaste. Sin embargo, hay otro reto prepandémico que enfrentan muchas directivas de universidades: el negocio de pagar por trabajos y ensayos desde universidades del llamado “primer mundo” a compañías en India, Kenia y otros lugares donde los académicos pueden tener un ingreso mucho mejor por esta vía en contraste con las opciones laborales que el mercado local les ofrece.
El tema es complejo: por ejemplo, para este año, en Inglaterra se está debatiendo prohibir lo que se llama un “fraude por contrato”. El esfuerzo está encabezado por Lord Michael Storey, quien afirma que estos pagos afectan la calidad de títulos en su país. Esto ya está prohibido en Australia y en Estados Unidos ha existido un largo debate sobre ello, sobre todo con sitios como Ace-MyHomework y EssayShark, que permiten a los académicos de países en desarrollo hacer los trabajos de estudiantes. Incluso hay grupos con miles de miembros. Y estos sitios, ante los cuestionamientos que se les ha hecho por parte de expertos en integridad académica, afirman que solamente son una herramienta para ahorrar tiempo y para investigar y servir como referencia. Además, afirman que ayudan a mucha gente que no tiene cómo hacer asignaciones o no tiene una guía clara. Este sistema ya es ilegal en 17 estados de los Estados Unidos, pero no hay un castigo contundente.
Además, este método es difícil de detectar por las universidades. Incluso se creó un producto llamado Investigación de Autoría, con patrones de oraciones para determinar si el estudiante en verdad redactó el trabajo. Pero con la educación en línea se han refinado estos servicios, al punto de que hay tutores que te enseñan o que incluso emplean a estudiantes del mismo país para hacer tareas a otros en los mismos niveles de escolaridad. En países donde estas leyes o ni siquiera estos temas han sido debatidos, hay vía libre. Como en India, donde hay empresas profesionales con contenido especializado.
Este es el caso de ContentHolic, cuyo fundador, Suneet Khumar Singh, ya tiene a 23 escritores de temas específicos y, sobre todo, afirma, se pone de parte del estudiante, sea el motivo que sea. En su compañía no admite, por ejemplo, que se tomen exámenes en línea por otro estudiante. Khumar Singh No encontró un mercado laboral apto en administración de empresas y ahí comenzó la suya, escribiendo contenido hasta que le pidieron ensayos de aplicación en 2016 . La empresa hace hasta 20 tareas diarias y piden siempre archivos y material de estudio. Los temas más complejos son los matemáticos y si no están manejan un tema específico, no lo reciben. De hecho, han hecho hasta 30 mil tareas en los últimos 5 años. Reciben tareas solo en inglés de Europa, Asia y universidades en países anglosajones. “Como por la pandemia los estudiantes ya no pueden solucionar ejercicios en el contexto de la clase y las clases son online, sí, la demanda por resolver tareas y asignaciones ha incrementado”, explicó Singh a Metro. Además considera que no es poco ético lo que hace, ya que muchos estudiantes piden ayuda. Al preguntarle por el precio, explicó que esto depende de la complejidad de la asignación y “del brief, el material disponible y también del tiempo que tarde. Y por supuesto, en complejidad también me refiero a que es más difícil hacer tareas y trabajos de matemáticas y estadística, por ejemplo, que de otras especialidades”, afirma. “Cuando el maestro pide cambios a un proyecto, el estudiante nos lo comunica y vamos manejándolos. Asimismo, si tiene que hacer una presentación, nosotros nos encargamos de eso y preparamos al estudiante para que pueda presentarlo”, dijo a Metro.
El negocio va en auge y aún se debate si es una facilidad para muchos estudiantes “varados” por las clases en línea o una manera ambigua de hacer fraude para estudiantes vagos. Pero en eso radica el dilema: si bien esta opción es buena para muchos académicos en países de desarrollo sin posibilidades laborales, para los estudiantes de países con más oferta y oportunidades son simplemente una forma ¿fácil? de tomar trabajos que nunca hicieron y de darle a sus instituciones un prestigio dudoso.
3 sitios de tareas en línea
- Homework Dealer: Es una “subasta” de tareas y te cobran según el área de tu preferencia. De hecho, tú subastas tu asignación dependiendo de la oferta que te hagan los colaboradores del sitio.
- ContentHolic: Tienen a 23 escritores especializados en diversos temas. El precio se discute con la empresa y depende de la complejidad de tu asignación.
- EssayShark: Escoges al escritor de tu preferencia, discutes el precio de tu asignación y al final das tu review. Hay ranking de escritores según su desempeño.
30 mil
Las tareas en los últimos 5 años que ContentHolic ha realizado.