Como el resto del mundo, Puerto Rico viene enfrentando desde hace meses la crisis global relacionada con los retrasos en la carga marítima, situación que se exacerba en un país que importa por esa vía gran parte de la mercancía que la población compra físicamente en los comercios o adquiere en línea.
Internacionalmente, la crisis ha llegado al punto de que algunas de las compañías más poderosas del planeta –como WalMart y Home Depot– han optado por fletar barcos con el objetivo de acelerar la entrega del inventario.
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La urgencia, de acuerdo con reportes de medios especializados, ha incrementado recientemente, según los comercios buscan asegurar los abastos necesarios para cumplir con la demanda, que suele alcanzar su pico anual en las semanas previas al periodo navideño.
“Yo le adjudicaría todos los componentes directamente al resultado de lo que es el COVID-19 y la pandemia por muchos aspectos. A lo mejor la falta de producción la podemos asociar con la falta de personal por muchísimas razones, (como) fábricas que tuvieron que cerrar por un tiempo por haber tenido personal (infectado) o porque era el mandato del país. Si vemos la parte del aumento en demanda en compras por este tipo de producto, también tenemos que asociarla (a la pandemia) porque sabemos que las ayudas federales y económicas que estuvieron llegando a mucha gente, como el PUA (Asistencia por Desempleo Pandémico), puso a los consumidores en una posición bien diferente de poder adquirir productos que quizás no estaban en su pipeline”, enumeró Clarivette Díaz, presidenta de la Junta de Directores de la Asociación de Navieros de Puerto Rico.
Medios como Bloomberg han destacado en semanas recientes que el costo de mover un contenedor se ha multiplicado por 10 en el último año, al tiempo que en puertos importantes como Los Ángeles se han generado los llamados cuellos de botella, que provocan largos periodos de espera para descargar los barcos.
“La pandemia empieza en China, donde tienes cinco de los seis puertos más importantes del mundo, y ahí se concentran los contenedores. Así que hay falta de contenedores, de chasis para mover los equipos, hay problemas con el trabajo porque se acumuló mucha mercancía”, dijo en el programa Jugando Pelota Dura el abogado William Marrero, asesor legal de la Unión ILA 740, que representa a los trabajadores del muelle de San Juan.
El presidente de la Asociación de Comercio al Detal, Iván Báez, planteó que el muelle de San Juan, el principal puerto internacional en Puerto Rico, recibe principalmente productos manufacturados en el continente asiático, en cargamentos que suelen detenerse en Estados Unidos antes de llegar a la isla. Un estudio de Advantage Business Consulting en el 2019 halló que el 90 % de los contenedores llegan a Puerto Rico desde Estados Unidos, mayormente desde el puerto de Jacksonville, en Florida.
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Báez coincidió con otros entrevistados en el sentido de que la pandemia del COVID-19 ha provocado un disloque en la cadena de distribución, elemento que se complica al considerar que no todos los países se encuentran en la misma etapa de su batalla contra el virus o no han optado por estrategias uniformes para combatirlo.
“Es como prender el switch de la economía mundial y todos compitiendo por los mismos productos”, dijo el también director de Asuntos Públicos de WalMart en Puerto Rico.
Aunque a nivel global los retrasos en el transporte derivan en aumentos en los precios para el consumidor, Báez puntualizó que, en el caso particular de Puerto Rico, se suman factores como los constantes incrementos en el costo energético, así como el reciente aumento de 35 % en las tarifas de acarreo terrestre. Báez, sin embargo, consideró que el impuesto municipal a la propiedad mueble incide más sobre la posible carencia de inventario que las circunstancias relacionadas al transporte marítimo.
Además del irregular comercio marítimo, en Estados Unidos también han enfrentado problemas con su servicio postal, en parte debido a que se ha limitado el uso de aviones, según denunció, también en Jugando Pelota Dura, Angieliz Colondres, vicepresidenta de American Postal Workers en Puerto Rico.
“Lo que se tardaba dos días, ahora se tarda de cuatro a cinco días para llegar”, dijo la líder sindical.
Díaz, de la Asociación de Navieros, aseguró que el fenómeno de compañías que alquilan barcos para transportar sus productos no se ha observado en Puerto Rico como sí ha ocurrido en Estados Unidos, sino que los importadores han retenido el servicio ordinario de compañías como Tote y Crowley.
“Contamos con líneas domésticas que tienen servicio completamente dedicado a la isla de Puerto Rico, con llegadas de más de dos veces por semana de cada una de las líneas. Creo que el servicio dedicado que vemos en las líneas domésticas, como las internacionales, que muchas están aquí todas las semanas, permiten que el importador tenga la tranquilidad de mantener esa cadena de suministros corriendo”, subrayó la ejecutiva de la empresa Tropical Shipping.
No obstante, los entrevistados por Metro coincidieron en que el consumidor prudente debería ajustar sus estrategias de cara a las compras navideñas si quiere evitar quedarse con las manos vacías.
“Definitivamente va a ser una temporada de Navidad que, como consumidores, cuando vemos un producto que estamos buscando deberíamos comprarlo en el acto, y no necesariamente esperar a estas ventas (especiales). Entendemos que va a ser un año que, por muchísimas razones, entre ellas falta de producción, la disponibilidad de algunos productos va a estar un poco baja”, reconoció Díaz.
“Es sencillamente ir mirando con tiempo, y no esperar al último momento”, sostuvo, por su parte, Báez.