La deserción escolar en Puerto Rico ha aumentado notablemente en los pasados años a raíz del huracán María, los terremotos y la pandemia, en particular entre los estudiantes más pobres y de educación especial, según lo reveló el estudio “Algunos determinantes de la deserción escolar en Puerto Rico”, realizado por el doctor José Caraballo Cueto y auspiciado por la Fundación Segarra Boerman.
Este concluyó que 33,3704 estudiantes abandonaron sus clases en las escuelas públicas entre los años académicos 2015 al 2021. Una cantidad suficiente para llenar 95 escuelas, con el promedio usual de 355 estudiantes.
“En el estudio se encontró que adolecer de problemas específicos de aprendizaje, pertenecer a la región de San Juan, obtener bajo aprovechamiento académico, ser varón, pobre y adolescente son factores que están relacionados con probabilidades mayores de desertar. Se recomienda al Departamento de Educación y las entidades ocupadas en el tema que desarrollen programas para atender cada uno de estos factores”, comenta el doctor Caraballo Cueto, economista y catedrático de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad de Puerto Rico en declaraciones escritas.
Alexandra Hertell, directora ejecutiva de la Fundación Segarra Boerman (FSB) expresó que “el Departamento de Educación en efecto ha abandonado a un gran segmento de la población estudiantil. Es imperativo apoyar investigaciones que analicen los datos del Departamento de Educación para promover una toma de decisiones basada en evidencia y una política pública que beneficie a la niñez y juventud de Puerto Rico. La Fundación Segarra Boerman respalda este estudio con la esperanza de que al identificar los determinantes que aumentan la probabilidad de deserción, se puedan proponer soluciones viables para atajar concretamente el problema”.
Entre los datos que revelan el perfil del desertor escolar de los últimos años están que el 59.4 por ciento son varones; tienen una tasa de pobreza de 86.1 por ciento; un 17.7 por ciento tiene problemas de aprendizaje; su edad promedio es 14 años y medio y cursan mayormente el décimo y undécimo grado. Las escuelas de la región de San Juan son las que reflejaron más deserción.
Una de las mayores causas de deserción fue el huracán María. Al año siguiente aumentó en 1,023 la cantidad de desertores. “Lo del huracán María fue un evento natural que también fue un desastre por la respuesta. Si salieron porque emigraron los padres, se marcaron como emigrantes no son desertores. Desertores son los que nunca llegaron aunque estaban en la Isla. Y a mí me parece que en ese caso realmente el que los desertó fue el gobierno al no poder tener una estrategia adecuada de educación para semejante impacto”, comentó Caraballo Cueto.
Otra área que destaca el estudio es el fenómeno de la educación acelerada. Unos 8,675 estudiantes optaron por irse a un programa acelerado en estos siete años. “Es un negocio que se ha montado y no hay un regulador detrás de eso. Antes estaba el Consejo de Educación de Puerto Rico, pero ya no existe. Si no hay nadie que pueda garantizar la calidad, experimentarán la consecuencia de que al ir al mercado laboral contarán con menos destrezas y si van a proseguir estudios universitarios, estarán menos preparados que sus pares. Es asunto de alto interés público”, manifestó el catedrático.
De igual forma, recalcó que tener problemas de aprendizaje aumenta la probabilidad de desertar. El problema, según el catedrático, es que en la categoría de educación especial el Departamento de Educación incluye a estudiantes de necesidades muy diversas con solo dos opciones educativas. Están por un lado, los estudiantes que atienden en un “salón contenido” (salón aparte para jóvenes con daño cerebral, paraplégicos, con autismo severo…) y por otro lado, quienes van a clases junto a estudiantes regulares sin problemas de aprendizaje. Con solo esas opciones, estudiantes que no tienen problemas tan severos pero sí algún rezago no cuentan con la alternativa de un aprendizaje individualizado, que sería más efectivo. “El sistema escolar no está bien adaptado a ellos y se debe corregir”, recomendó.
La deserción volvió a aumentar en el año académico 2020-21 periodo en que el sistema escolar estuvo afectado por la pandemia del Covid-19. “Con la gran cantidad de estudiantes pobres en Puerto Rico, es posible que no contaran con recursos para tener internet de alta velocidad durante la pandemia. Es probable que esa respuesta que se dio de entregar laptops haya sido una respuesta atropellada y tardía. La pandemia puede que tenga el mismo impacto de otros eventos naturales como el huracán y los terremotos. Es de esperar que la deserción haya aumentado en el periodo posterior al estudio”, indicó.
Otras recomendaciones de Caraballo Cueto para evitar la deserción son: tomar medidas para que los padres se interesen más en la educación de sus hijos; hacer la escuela más atractiva, con nuevos programas creativos y recreacionales; introducir cursos que enfaticen la equidad de género para cambiar patrones sociales en los varones estimulándolos en su educación; atender el tema de la pobreza y estimular los empleos en las poblaciones desventajadas; individualizar la enseñanza para apoyar a los estudiantes de educación especial; explorar si hay patrones de racialización, o trato distinto de acuerdo a la raza del estudiante, en la educación pública escolar; un estudio adicional sobre los factores de la deserción escolar en San Juan y un plan en Educación para evitar que en próximos huracanes se repita el impacto de deserción escolar.
Quienes deseen participar en la presentación virtual del estudio que hará la FSB este miércoles 10 de noviembre de 12:00 del mediodía a 1:00 de la tarde pueden registrarse en https://bit.ly/registroFSB .
Documento: Informe sobre desercion escolar en PR 2015 21