Grupos de simpatizantes del gobierno cubano impidieron al dramaturgo y opositor Yunior García salir el domingo de su casa a manifestarse en solitario como lo había anunciado, en protesta por la denegación del permiso para una marcha opositora prevista para el lunes.
Frente al edificio de tres plantas en una barriada popular al oeste de La Habana, donde el activista vive con su esposa, se congregaron vecinos y personas dando vivas a la revolución y al extinto líder Fidel Castro, coreando lemas como “Patria o muerte, venceremos” y consignas a favor del gobierno, según constató The Associated Press.
La calle fue cortada con un autobús amarillo, por lo que García colocó una sábana blanca en una de las ventanas de su departamento y se asomó varias veces vestido de blanco con una flor en las manos. Luego colocó un cartel en que se leía: “Mi casa está bloqueada”.
Los opositores habían propuesto poner telas de color blanco en las ventanas o balcones como forma de protesta.
“Él tiene que saber que está en un barrio donde todos somos revolucionarios”, dijo a la AP Eduardo Guisado, un emprendedor de 34 años que trabaja en una cafetería y vive en las inmediaciones. “Él no puede salir. Él convocó a una marcha inconstitucional, no se le puede permitir eso. Yo estuve arriba en su casa (el segundo piso que ocupa García) y eso fue lo que se le explicó”.
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El cartel y la sábana blanca que colocó García quedaron tapadas por banderas cubanas gigantes que pusieron otras personas desde la azotea.
García había informado su decisión de caminar en solitario, vestido de blanco y con una flor del mismo color desde El Quijote -un parque céntrico de la capital y a unos 40 minutos de distancia desde su departamento- hasta el Malecón como una forma de protesta tras la denegación del permiso para una marcha el 15 de noviembre.
Organizada por el artista y su plataforma en internet Archipiélago, la manifestación buscaba demandar la liberación de presos -sobre todo aquellos que fueron arrestados en unas inusuales y caóticas protestas de julio-, el respeto de los derechos humanos y un diálogo nacional. La Fiscalía advirtió a los opositores que serían arrestados si persistían.
Los organizadores habían solicitado inicialmente la autorización para realizar la manifestación el 20 de noviembre, pero las autoridades dispusieron la celebración ese día de unas jornadas de Defensa -ejercicio civiles y militares- por lo que Archipiélago dispuso que fuera el día 15. El gobierno la rechazó calificándola de ilegal, al considerar que va en contra del precepto constitucional de que el socialismo es “irrevocable” en la isla.
“Voy a salir de mi casa a marchar en solitario con la rosa blanca. Lo que ellos hagan será su responsabilidad”, había dicho García en entrevista con AP el viernes.
Hasta el año pasado García, de 39 años, era visto como un creador que formaba parte del sistema cultural de la isla. Obras suyas estaban en escena, ganaba premios y reconocimiento.
“Participé por todo lo que ellos llaman los canales establecidos. Estuve en congresos, en asambleas, hablé delante de funcionarios, presenté mis preocupaciones, intenté cambiar las cosas por ahí”, explicó García. “Llegó un punto en el que me convencí que la famosa democracia o el famoso diálogo que podía existir aparentemente dentro de Cuba era una construcción falsa. No estaba hecho para cambiar la realidad, sino para perpetuarla”, agregó.
El domingo, el parque de El Quijote también había sido tomado por simpatizantes del gobierno y se instaló allí una feria popular con música y payasos, constató AP.
Mientras en La Habana Vieja, en las inmediaciones de una estatua al prócer José Martí, se congregaron jóvenes de organizaciones progubernamentales en una actividad a la que asistió el presidente Miguel Díaz-Canel.
En breves declaraciones, Díaz-Canel dijo que el mitin -en el cual se usaron pañoletas rojas para distinguirse de los atuendos blancos propuestos por los grupos contestatarios- era “una acción antiimperialista” en medio de un proceso de “perfeccionamiento” del socialismo y para contrarrestar, señaló, “las campañas para subvertir el orden interno” en la isla.
El gobierno insistió en que las marchas convocadas por Archipiélago y el activismo opositor están orientadas y financiadas desde Estados Unidos, la potencia que durante más de cinco décadas aplicó duras sanciones para presionar a un cambio de modelo en la isla. García ha rechazado esos señalamientos.
La marcha prevista para el lunes se produce el mismo día en que las autoridades dispusieron una reapertura de fronteras y una “nueva normalidad” tras 20 meses de pandemia de COVID-19 que dejó una economía paralizada y una crisis económica agudizada por las medidas de presión de Washington y que según el gobierno está siendo aprovechada para destruir a la revolución.