Alemania entró en un “estado de emergencia nacional” debido al repunte de los contagios de COVID-19, dijo el viernes el director de la agencia de control de enfermedades del país.
La atención médica regular no puede garantizarse ya en algunas partes del país porque los hospitales y las unidades de cuidados intensivos están al máximo de su capacidad, afirmó Lothar Wieler, máximo responsable del Instituto Robert Koch.
La fuerza aérea confirmó un reporte del diario Bild que dijo que se estaba preparando para ayudar en el traslado de pacientes a clínicas con camas vacías.
“Toda Alemania es un gran brote”, dijo Wieler a reporteros en Berlín. “Esto es un estado de emergencia nacional. Tenemos que tirar del freno de emergencia”.
El funcionario pidió medidas adicionales urgentes para atajar el aumento de las infecciones, que superaron las 50.000 por tercer día al hilo. El Instituto Robert Koch confirmó además 201 nuevos fallecimientos, que elevan el total nacional a 98.739 desde el inicio de la pandemia.
Sus declaraciones coincidieron con la aprobación en la cámara alta del parlamento de una serie de nuevas medidas para controlar el brote. Las iniciativas, propuestas por la alianza de centroizquierda que formará gobierno tras los comicios generales del 26 de septiembre, incluyen exigir una prueba de vacunación, de haber superado la enfermedad recientemente o un test negativo de detección del virus para acceder a lugares de trabajo comunitarios o al transporte público.
Por otra parte, la canciller saliente, Angela Merkel, acordó con los gobernadores de los 16 estados la introducción de una nuevo umbral ligado al número de ingresos hospitalarios por COVID-19 por cada 100.000 habitantes a siete días. Algunas regiones están considerando también imponer la obligatoriedad de la vacuna para algunos grupos profesionales como el personal médico y los trabajadores de centros de ancianos.
La vecina Austria, inmersa en la cuarta ola de la pandemia, anunció que ampliará el confinamiento que decretó la semana pasada también a la población vacunada a partir del lunes, y que la vacuna será obligatoria a partir de febrero.
Estas medidas no están actualmente sobre la mesa en Alemania, donde el gobierno saliente y la alianza tripartita que aspira a reemplazarlo están enfrentadas por la respuesta a la pandemia.
El ministro de Salud, Jens Spahn, pidió el viernes un “esfuerzo nacional común” para afrontar el aumento de los contagios.
“En el corto plazo no conseguiremos frenar la ola (de infecciones) solo con las vacunas y las dosis de refuerzo”, dijo en una conferencia de prensa conjunta con Wieler, quien pidió a los alemanes que ayuden a controlar la propagación del virus reduciendo su actividad social.