Los venezolanos elegían el domingo a los mandatarios estatales y municipales del país sudamericano, en unos comicios donde no está en juego la presidencia de Nicolás Maduro, pero para muchos se someterá a prueba el sistema electoral de Venezuela —desacreditado por la inhabilitación de partidos y de algunos de los candidatos opositores más populares— así como verificar la pulcritud del proceso tras años de denuncias de abusos.
Desde temprano comenzaron a llegar a cuentagotas los electores — portando tapabocas por la pandemia del COVID-19— a los centros de votación en Caracas. Muchos de esos electores madrugaron atendieron el llamado de los oficialistas, quienes horas antes recorrían las calles de la ciudad llamando a votar al ritmo del “toque de diana”, una costumbre impuesta por el ahora fallecido presidente Hugo Chávez (1999-2013).
“Suena la diana de la victoria, los cohetones (fuegos artificiales), palpita fuerte el corazón. Vamos a votar venezolanas y venezolanos, unidos por amor a la Patria, en Paz y Armonía”, dijo Maduro el domingo a través de Twitter.
Los comicios estatales y municipales, que suelen realizarse por separado y la abstención ha sido alta en el pasado. En el enrarecido clima electoral venezolano el proceso podría considerase exitoso si supera 50%.
En recorridos por la capital venezolana, luego de casi seis horas de comenzado el proceso de votación, se evidenciaba escasa afluencia de electores, pese a la constante arenga de las distintas organizaciones partidistas a votar.
“Hay poca gente, se entiende, pero yo no me quedo en la casa, siempre salgo a votar”, dijo Liliana Velásquez, una secretaria de 32 años, quien se encontraba entre un puñado de personas que buscaba en una lista el número de la mesa donde le correspondía a ella y a su madre sufragar en una escuela del centro de Caracas.
“Espero que algo cambie para mejor algún día, no podemos conformarnos a vivir cada vez peor”, añadió.
Luis Palacios, 72, dijo que salió a votar por su país y no por partidos ni dirigentes políticos. “Creo que Venezuela puede mejorar participando porque, bueno, ya no tenemos más ninguna opción”, estimó.
El oficialismo, que controla casi todas las instituciones (alcaldías, gobernaciones y la Asamblea Nacional), es el favorito para adjudicarse la mayoría de los cargos. Entre más de 70.200 candidatos, se elegirán 3.082 cargos, de ellos 23 gobernadores, 335 alcaldes, 253 legisladores de consejos estatales y 2.471 concejales municipales. En su mejor momento, la oposición conquistó seis gobernaciones y 76 alcaldías en 2008 y 2013, respectivamente.
Las elecciones son monitoreadas por cientos de observadores, entre los que destacan los miembros de una misión de la Unión Europea -entre otros organismos independientes- en atención de una añeja exigencia de los adversarios del gobierno socialista.
La UE, motivada por los diálogos en México, aceptó la invitación de las autoridades venezolanas. El bloque, que el año pasado no reconoció los comicios legislativos, no participaba de un proceso electoral venezolano desde 2006.
La misión europea divulgará un informe preliminar el miércoles y el próximo año presentará sus conclusiones y dará recomendaciones para futuros comicios. Por años, los comicios fueron “acompañados” por veedores en su mayoría miembros de organismos electorales multilaterales y regionales cercanos al Ejecutivo venezolano.
Los comicios también marcan el retorno a la senda electoral de los principales partidos opositores, que desde 2017 habían boicoteado los procesos electorales argumentando que no existían condiciones suficientes para garantizar que las elecciones fuesen justas y transparentes.
La decisión de participar se anunció en agosto después de meses de diálogos iniciales tras bastidores entre aliados del excandidato presidencial opositor Henrique Capriles y altos funcionarios del gobierno de Maduro, que hizo algunas concesiones. En paralelo, los aliados del mandatario socialista se reunieron con representantes del líder opositor Juan Guaidó. Posteriormente, los aliados de Guaidó y el gobierno oficializaron y comenzaron diálogos en México.
“Estamos felices realmente de consolidar el proceso democrático, la participación del pueblo venezolano, que aquellos que habían tomado otro rumbo se vean también aquí reflejados”, en alusión a la participación en los comicios de algunos de los más enconados opositores de Maduro en los comicios, dijo la vicepresidenta Delcy Rodríguez a la prensa tras emitir su voto.
Al margen de los resultados, los comicios podrían marcar el surgimiento de nuevos liderazgos opositores, consolidar otros y trazar las líneas a seguir por los adversarios de Maduro, que llegaron a estas elecciones diezmados por fracturas internas, en su mayoría concatenadas a sus fallidos intentos para desalojar del poder a los herederos de Chávez, que dominan la escena política desde 1999.
Se vaticina una estrecha lucha por el segundo lugar en la mayoría de las circunscripciones electorales del país, y esto porque “va a significar, simbólicamente”, cuál es “la segunda fuerza” del país y qué segmento de la oposición la representa”, dijo el académico venezolano Félix Seijas, director de la firma de estudios de investigación estadística Delphos.
El proceso de votación se desarrollará entre las 6 de la mañana (10:00 GMT) y las 6 de la tarde (22:00 GMT), aunque se podría extender más allá de ese horario en cualquiera de los 14.202 centros en los que existan electores por sufragar. Las autoridades electorales informaron que 76% de las mesas de votación se encontraban abiertas antes de las 8 de la mañana.
El primer boletín de resultados se esperaba tarde en la noche. Las leyes venezolanas prohíben la difusión de encuestas a boca de urna antes del primer boletín oficial.
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