Contribuir al avance de la batalla mundial contra el COVID-19 y desarrollar métodos para detener la propagación de algunos de los tipos de cáncer más letales son dos de las iniciativas de investigación que al momento se llevan a cabo en el Recinto de Ciencias Médicas de la Universidad de Puerto Rico.
Su función como centro de investigación y desarrollo en el país se da en un escenario de precariedad financiera, toda vez que, entre los años fiscales 2017 y 2022, el RCM, al igual que las otras unidades de la UPR, ha recibido un golpe presupuestario que restó un 40 % de las asignaciones en ese periodo.
Como parte de la edición Dale un Giro a Puerto Rico, Metro conversó con los científicos a cargo de dos investigaciones que, en unos pocos años, bien podrían haber logrado transformaciones fundamentales en el acercamiento médico a dos de las condiciones de salud de mayor impacto al presente a nivel global.
Terapias experimentales contra la metástasis
Liderados por la catedrática Suranganie Dharmawardhane, investigadores del RCM analizan desde hace más de una década la posibilidad de utilizar un fármaco, conocido como MBQ-167, como mecanismo para inhibir las proteínas que tienden a provocar la propagación de las células cancerosas en el cuerpo humano.
“Los comparamos con el tratamiento que hay hoy día disponible a los pacientes y hemos visto mucha disminución en el progreso de la metástasis y expansión del cáncer en modelo de ratones y en modelo in vivo, que, como en mi caso, los estoy viendo con tejido de pacientes que han sido recién diagnosticados”, explicó la doctora Mariangeline González, una de las coinvestigadoras del proyecto que se enfoca en pacientes de cáncer de seno y cáncer de páncreas.
El cáncer de seno es la segunda principal causa de muertes en mujeres a nivel global, mientras que el cáncer de páncreas representa un reto mayor para la comunidad médica, pues tiende a descubrirse en una etapa avanzada, cuando ya ha metastatizado y existen pocas posibilidades de supervivencia para el paciente, explicó González.
En esencia, la teoría es que el MBQ-167 sirve para bloquear los efectos que tienen dos proteínas conocidas como Rac y Cdc42.
“Estas proteínas son las que le permiten al cuerpo, una vez el cáncer se empieza a originar, a que se esparzan y siga creciendo y empiecen a invadirlo. Nosotros, siendo quienes cargamos estas células, dejamos de ser dueños de nuestros cuerpos y estas proteínas se encargan de invadir y seguir penetrando, y llevan las células a otras partes. Se ha comprobado que estas son proteínas claves para que ese proceso ocurra, pero no hay tratamientos que bloqueen esta invasión”, lo cual podría cambiar si se evidencia la efectividad del MBQ-167, afirmó la científica.
De encontrarse resultados prometedores en los ensayos preclínicos que comenzó el año pasado, la investigación pasaría a la fase de ensayos clínicos, probando su efectividad en seres humanos.
González estimó que podrían pasar unos cinco años antes de que el producto pudiera estar sujeto a la evaluación y aprobación de las autoridades federales.
“Las drogas en los tratamientos que hay actualmente, como quimioterapia, son bastante tóxicos para los pacientes. Sí reducen el cáncer y evitan su migración hasta cierto punto, pero hay mucha gente que se diagnostica con diferente (tipos de) cáncer y a los (pocos) años les dicen que encontraron otro cáncer en otras partes del cuerpo. Cuando estas personas reciben quimioterapia tienen efectos secundarios, como vómitos, náuseas, alopecia, pierden defensas. Esta droga (MBQ-167) se ha visto que es menos dañina para el cuerpo, por decirlo de alguna manera”, subrayó González.
Fármaco para prevenir la infección de COVID-19
Tres investigadores del RCM, al igual que colegas alrededor del planeta, están inmersos en la búsqueda de algún compuesto que logre combatir SARS-CoV-2 antes que logre infectar el cuerpo humano con el temible COVID-19.
La viróloga Idali Martínez, la inmunoparasitóloga Adelfa Serrano y Abiel Roche-Lima, doctor en bioinformática, han analizado 444 compuestos ya aprobados para uso médico por el gobierno federal y que se ha comprobado científicamente que tienen algún tipo de “interacción” con la proteína ‘spike’, que es el componente del virus que, a su vez, tiene contacto con el receptor celular del cuerpo conocido como ACE2.
“En primera instancia estábamos buscando una droga o fármaco que pueda bloquear la interacción entre esas dos proteínas”, explicó Martínez, líder de la investigación.
En su primera fase, el estudio consistió de un análisis computacional realizado por Roche-Lima, que sirvió para seleccionar, de los 444 compuestos iniciales, 50 que pasarían a examinarse a nivel de laboratorio.
“Si la droga era capaz de bloquearlo (a la proteína ‘spike’), íbamos a ver que en la lectura de ese ensayo se iba a disminuir esa interacción. Encontramos, de esas 50, una droga que es nuestra droga más prometedora, que disminuyó la interacción en un 96 %”, detalló Martínez.
La científica señaló que el desarrollo que pretenden como investigadores es distinto, por ejemplo, al fármaco de la compañía Merck que se encuentra bajo evaluación del gobierno estadounidense, pues este último sirve para tratar los efectos del COVID-19 en personas ya contagiadas, al evitar que el virus se replique en el cuerpo. El producto que los catedráticos del RCM investigan, por otro lado, prevendría la infección.
Sin embargo, el constante desarrollo de variantes del COVID-19, como la recientemente descubierta Ómicron, es un reto que tendrán que enfrentar todos aquellos que aspiren a desarrollar tratamientos que prevengan o curen la enfermedad.
“Nuestros primeros estudios siempre se hacen con lo que llamamos un vector viral o pseudovirus, que expresa la proteína de la espiga (‘spike’), pero la orginal. Luego, una vez descubrimos alguna droga que sea efectiva en bloquear esa cepa original, vamos a comenzar a probar las diferentes variantes para ver si sigue siendo efectivo”, afirmó Martínez, quien no se aventuró a predecir en qué momento la investigación podría pasar a su fase clínica o aprobarse un medicamento.
“Estamos usando una biblioteca de compuestos que ya han sido aprobados por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos) para otras enfermedades, lo cual haría más fácil, si surge un compuesto efectivo, lograr la aprobación”, dijo, por su parte, la doctora Serrano.
Con miras a mayor desarrollo
Las investigaciones en el RCM se presentan como una oportunidad de desarrollo para la UPR y para el país. Entre el 2018 y el 2020, la institución de educación superior presentó un aumento histórico de nuevas patentes. Las cifras a continuación contextualizan este potencial.
- $380.7 millones subvenciones de investigación aprobadas para la UPR al 30 de junio de 2021.
- 109 patentes de la UPR vigentes, habiendo aumentado en 30% en los pasados cuatro años.
- $110 mil son los ingresos estimados de la UPR producto de patentes en los últimos cuatro años.