Un viernes al mes, después del mediodía, Erika Rivera Canino se sienta en un escritorio con su hijo para conectarse con un psicólogo vía telefónica. Primero, Rivera Canino habla con el experto y luego le pasa el teléfono a su hijo, quien es estudiante de educación especial. El proceso dura aproximadamente 15 minutos. Como el hijo de Rivera Canino, miles de puertorriqueños pudieron continuar recibiendo servicios psicológicos en medio de los tiempos más álgidos de una pandemia que aún no termina. Sin embargo, no siempre fue así.
Antes de la llegada del COVID-19, las largas caminatas, la lluvia y la falta de una transportación adecuada eran algunos de los retos a los que se enfrentaban Rivera Canino y su hijo para poder llegar a la oficina del profesional de salud mental. Por tal razón, para la madre doradeña, la ciberterapia es “un alivio” y “hace que el proceso sea más llevadero”. No obstante, le preocupa el no saber cuándo habrá un marco regulador oficial para estas terapias por teléfono y por Internet.
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A través de la cláusula de emergencia de la Ley 48 del 2020, titulada “Ley para regular la práctica de la ciberterapia en Puerto Rico”, a los psicólogos se les otorgó un permiso provisional para ofrecer servicios a través de la ciberterapia. El artículo 4 de la medida dispone que le corresponde al Departamento de Salud (DS) “evaluar y acreditar la operación en Puerto Rico de los proveedores” de estos servicios, proceso que aún no se concreta.
La asesora legal de la Oficina de Reglamentación y Certificación de los Profesionales de Salud, Cristal Soto Mujica, expresó que la entidad ya tiene un borrador para proveer una licencia permanente que permita a los psicólogos continuar utilizando este método para dar sus terapias.
“Ya hay un borrador del reglamento que se le ha cursado a todas las juntas que están mencionadas en la ley 48 del 2020 para que entonces las juntas emitan sus comentarios”, aseguró.
Precisamente, el artículo 11 de la pieza legislativa dispone que el DS debe tomar en consideración las recomendaciones de los gremios que representan los intereses de los profesionales en “fisioterapia, terapia ocupacional, terapia del habla-lenguaje, psicología, consejería, trabajo social, consejería en rehabilitación y terapia educativa” antes de aprobar el reglamento.
“Mi propuesta para estas juntas es que sea un reglamento bien general y que luego cada junta, mediante resolución o mediante una enmienda a su reglamento general, incluya unas cláusulas específicas del uso de ciberterapia”, favoreció Soto Mujica.
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De hecho, la funcionaria vislumbra que para las próximas semanas la certificación sea evaluada por el DS con el propósito de que se apruebe antes de enero.
“Espero que ya para principios de diciembre ya esté ese reglamento enviado al Departamento de Salud para que ellos inicien los trámites que, según me informaron, este reglamento pudiera ser aprobado utilizando el mecanismo de emergencia porque todavía está declarado el estado de emergencia”, destacó.
Por su parte, la presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico, Kevia Calderón, advirtió que la revisión del borrador en Salud puede tomar “bastante tiempo”.
Mientras tanto, la presidenta de la Junta Examinadora de Psicólogos de Puerto Rico, Nydia Ortiz Nolasco, expresó que la entidad “sometió su insumo al borrador del Reglamento”.
Sobre las sugerencias hechas por el gremio, Soto Mujica explicó que la Oficina y Reglamentación de los Profesionales de Salud recibió las recomendaciones y ha incluido “la mayor parte de ellas”.
Imperativa aprobación del reglamento
Pacientes como Rivera Canino no son los únicos que exigen la aprobación del reglamento. Los proveedores de salud mental también están preocupados por la dilatación del proceso. Este es el caso de la doctora Emma J. Rodríguez, quien trabaja “la psicología a través de las artes expresivas”. Para Rodríguez, es indispensable que la agencia avale la certificación permanente de la ciberterapia debido a los retos que supone la limitación geográfica para sus pacientes.
“Yo tengo más de 100 planes de tratamiento y planes de autocuidado a personas que son de diferentes puntos de la isla en cuestión de geografía, por lo que es imposible que vayan a una terapia en Ponce porque tengo personas de Condado, Isla Verde, Fajardo, Aguadilla, Aguada”, expuso.
No obstante, Rodríguez argumentó que ni el DS ni las entidades que representan a los psicólogos se han comunicado con los proveedores en el proceso de crear el reglamento.
“¿Qué vamos a hacer con esos clientes que están activos dentro de sus planes de tratamiento?”, reclamó al pedir mayor orientación y participación en el proceso de desarrollo del marco regulador.
Asimismo, la doctora Michelle Almeida, directora de la Clínica Felicita Ramos en Vega Baja, coincidió con Rodríguez debido a que los psicólogos que trabajan en su oficina tampoco han recibido algún comunicado sobre la posible aprobación de la licencia permanente.
“Nosotros somos una clínica de salud mental, cinco de nuestros proveedores son psicólogos. Ninguno de nuestros psicólogos sabe lo que está pasando”, advirtió. La clínica actualmente atiende a más de 1,500 pacientes a través de la ciberterapia.
Almeida también resaltó que muchos de los pacientes de la clínica “han preguntado qué va a pasar después del primero de enero y lo que le hemos dicho es que tenemos que esperar. O sea, que hay un desconocimiento en términos del estatus de esta situación”. La doctora opinó que el reglamento debió estar listo “hace un tiempo para que antes del 31 de diciembre los psicólogos estuvieran listos y estuvieran seguros de lo que van a hacer”.
Ante estas denuncias de la falta de comunicación, la presidenta de la Asociación de Psicología de Puerto Rico, Kevia Calderón, argumentó que la entidad no puede “sacar un comunicado más allá porque no hay una información (…) porque el Departamento (de Salud), más allá de decir que están revisando el reglamento, no nos han dado más información”.
Mientras, al igual que Rivera Canino, Waleska Rodríguez Nieves, maestra retirada que recibe servicios psicológicos virtualmente, aceptó que la demora en el proceso le provoca incertidumbre.
“Se debe trabajar esto, para nosotros los pacientes es una incógnita, nos crea más ansiedad (…) Es bien preocupante y añade más a lo que estamos pasando”, precisó Rodríguez Nieves quien recibe terapia psicológica para sobrellevar un proceso de duelo.
Por su parte, Soto Mujica vislumbra que “antes de que se acabe el año debe estar aprobado”.
“Nosotros estamos trabajando arduamente para aprobar este reglamento lo más rápido posible y que, por lo menos, cada profesional sepa cuáles son las guías que tiene que seguir para estar dentro del marco de la ley”, concluyó Soto Mujica.