Ante la preocupación de que una nueva ola de COVID-19 pueda desbordar los hospitales estadounidenses que carecen de personal, las autoridades federales flexibilizaron el jueves las normas que obligan a los trabajadores de salud a no trabajar durante 10 días si dan positivo en una prueba diagnóstica.
A partir de ahora, esos trabajadores podrán volver al trabajo después de siete días si pruebas subsecuentes dan negativo y no presentan síntomas.
Según las nuevas recomendaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el periodo de aislamiento puede reducirse a cinco días, o incluso menos, si hay una gran escasez de personal.
“A medida que la comunidad sanitaria se prepara para un previsible aumento de pacientes debido a la variante ómicron, los CDC están actualizando nuestras recomendaciones para reflejar lo que sabemos sobre la infección y la exposición en el contexto de la vacunación y las dosis de refuerzo”, dijo la directora de los CDC, Rochelle Walensky, en un comunicado.
“Nuestro objetivo es mantener a salvo al personal de salud y a los pacientes, además de responder y prevenir una sobrecarga en nuestros centros de atención médica”, añadió.
La finalidad del aislamiento es mantener a las personas infectadas alejadas de las no infectadas, para evitar una mayor propagación del virus.
Los funcionarios de los CDC aconsejan que, al calcular el periodo de aislamiento de 10 días, el día uno debe ser considerado el primer día completo después de la aparición de los síntomas o después de una prueba positiva. Si una persona desarrolla síntomas en algún momento después de una prueba positiva de COVID-19, el periodo de cuarentena debe reiniciarse, comenzando un día después de que se desarrollen los síntomas.
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