La discusión que se ha desatado con relación al llamado “Covid incidental”, en referencia a pacientes que son hospitalizados por otras condiciones pero se les diagnostica con el virus a raíz de los protocolos en las instalaciones médicas, no debe servir para minimizar la gravedad de las consecuencias que persisten a raíz del actual repunte de contagios, coincidieron varios de los expertos involucrados actualmente en el manejo de la pandemia.
Marcos López Casillas, de la Coalición Científica que asesora al gobierno, reconoció que las altas tasas de transmisión comunitaria del virus tornan inevitable que un segmento de los pacientes que llegan a los hospitales estén infectados asintomáticamente con el virus, contribuyendo de esa forma a las cifras récord de camas ocupadas por Covid-19 que se han observado en la pasada semana.
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No obstante, puntualizó que, por la naturaleza transmisible del coronavirus, y particularmente de la variante Ómicron, el manejo de un paciente contagiado –con o sin síntomas– representa un reto para las instituciones hospitalarias.
“Si tú eres un paciente que tiene una condición cardiorrespiratoria y se exacerba, tú vas inicialmente por tu condición y se determina si tienes Covid o no y entonces ahí es que lo asocian. Es un proceso que yo entiendo puede tener sus desafíos establecidos”, sostuvo el también gerente de Investigaciones del Fideicomiso de Salud Pública.
En pasados días, el director de la Administración de Servicios Médicos, Jorge Matta, afirmó en el programa Jugando Pelota Dura que el 90% de los pacientes ingresados en Centro Médico con Covid-19 llegan buscando atención para condiciones ajenas al virus. No obstante, la principal oficial médico del Departamento de Salud, Iris Cardona, y el presidente del Colegio de Médicos, Víctor Ramos, puntualizaron que las particularidades del Centro Médico no son representativas de la realidad en los demás hospitales del país.
“Centro Médico es nuestro centro supraterciario y es donde está el Centro de Trauma más grande, donde llegan las cosas más graves y las subespecialidades que requieren atenciones especificas. Como (Matta) explicó en ese programa, esta es la época, en Navidad y los días posteriores, que tienen más accidentes de carro, las balas perdidas. Ese tipo de paciente llega allí porque necesitan una cirugía específica y resulta que también estaban positivos a Covid y el paciente no lo sabía, no tenía los síntomas clásicos de la enfermedad. Quizás los iba a desarrollar después, eso es lo que hay que vigilar”, sostuvo Cardona.
Para Cardona, la sintomatología que pueda o no presentar un paciente hospitalizado con diagnóstico de Covid-19 no altera el hecho de que en un hospital se deben seguir protocolos similares si se identifica la infección, tales como ubicar a la persona en cuartos de presión negativa, lo que conlleva un impacto sobre el recurso humano y la capacidad del centro de salud.
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Debido a ello, Cardona apuntó que, para propósitos del análisis sobre la capacidad hospitalaria, la distinción entre pacientes sintomáticos y asintomáticos de Covid-19 carece de valor. El Departamento de Salud, de momento, no recopila datos que permitan conocer en detalle la proporción de pacientes sintomáticos de Covid-19.
“Si tienes un paciente con infarto que tiene Covid, probablemente el cardiólogo no le va a poder hacer el cateterismo. Yo puedo salvar a cinco con Covid, pero si se me mueren 10 por infarto porque tienen Covid y el cardiólogo no los pudo atender estoy perdiendo. Si tengo una fractura no lo puedo operar. El paciente que tiene Covid es uno que te consume más recursos, porque tienes que vestirte como para un paciente de Covid y manejar lo que tiene, que podría agravarse y poner en riesgo su vida porque hay cosas que no se podrían hacer por el Covid. No es que esos pacientes (asintomáticos) son más fáciles”, subrayó, por su parte, Ramos.
El epidemiólogo David Capó, quien fungió como epidemiólogo del Estado por dos meses a inicios de la emergencia por el Covid-19 en Puerto Rico, en pasados días ha puntualizado, en sus redes sociales, que los niveles de ocupación de hospitales se han mantenido estables a lo largo del repunte provocado por la variante Ómicron. Capó, quien no estuvo disponible para entrevista, ha señalado a los “protocolos obsoletos” que ha establecido el Departamento de Salud como la causa de los problemas de personal que han confrontado los centros hospitalarios.
Para el 12 de diciembre, alrededor de la fecha en que comenzaron a dispararse nuevamente los casos de Covid-19, había 31 adultos hospitalizados por Covid-19 y la ocupación general de camas de adultos estaba en 59%, mientras que un mes después, cuando se estableció un récord de hospitalizados por el virus por séptimo día consecutivo, con 905 pacientes –incluyendo 810 adultos–, la proporción era de 61%.
“(Es) lo mismo que pasó al inicio de la pandemia, la gente se asusta y no va al hospital, la gente que tiene otras condiciones, y eso eventualmente es peor porque se agravan las condiciones”, dijo Ramos, expresando una postura con la que coincidió ayer el secretario de Salud, Carlos Mellado, en una rueda de prensa junto al gobernador Pedro Pierluisi en la que exhortaron a los pacientes a atender sus respectivas condiciones con premura.
Cardona, por su parte, rechazó de plano la premisa de que los protocolos que ha promulgado el Departamento de Salud para enfrentar el embate de la variante Ómicron –típicamente menos severa pero significativamente más contagiosa que las variantes previamente conocidas– sean obsoletos. La también infectóloga pediátrica señaló que el perfil de los fallecimientos recientes atribuidos al Covid-19 sigue la misma tendencia que en el resto de la pandemia, tratándose principalmente de personas mayores de 70 años y, frecuentemente, con múltiples condiciones preexistentes.
A lo largo de diciembre, cuando los contagios iniciales del repunte se concentraban en la población menor de 40 años, el total de fallecidos por Covid-19 fue de 49, pero en los primeros 12 días de enero, según las infecciones se han elevado en pacientes mayores, las muertes ascienden a al menos 127.
“Aun el Ómicron, que tiende a ser más leve y provocar enfermedades más cortas, sigue afectando a nuestros adultos mayores y pacientes con condiciones crónicas”, resumió la principal oficial médico de Salud, al recordar que los certificados de defunción, donde se hacen constar las causas de muerte, están basados en un criterio clínico para determinar las condiciones que derivaron en el deceso.
Las características demográficas de Puerto Rico, planteó Cardona, hacen particularmente vulnerable a su población, aunque no ofreció un estimado de personas que puedan considerarse altamente propensas a sufrir complicaciones por Covid-19. Como ejemplo, apuntó a que la cantidad de personas que vive con diabetes ronda las 400,000, mientras que la población de mayores de 60 años se estima en 914,438, más de una cuarta parte de los habitantes del país.
Cardona, asimismo, indicó que Salud no recibe diariamente la información sobre el estado de vacunación de las personas hospitalizadas por Covid-19, motivo por el que no se divulga el dato, contrario a lo que ocurre con los reportes de muertes.
Sin embargo, de las estadísticas que se recopilan una vez se cruza la base de datos de vacunación con la información individual de los pacientes, es que se derivan las conclusiones de la Coalición Científica sobre el nivel de protección que ofrece la inoculación, señaló Cardona.
Entre la población de mayores de 60 años, por ejemplo, la tasa de hospitalizados por Covid-19, para la semana que terminó el 5 de enero, era de 14.3 por cada 100,000 adultos mayores no vacunados, que se reducía a 4.1 para los que recibieron la serie inicial completa y a 1.3 entre los que se administraron la dosis de refuerzo.
En lo referente a las muertes, en el mismo grupo de edad, el análisis demuestra conclusiones paralelas: 3.57 fallecimientos por cada 100,000 entre los no vacunados versus 0.68 entre los vacunados sin refuerzo y 0.08 para quienes han recibido el ‘booster’.