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Envían avión de reconocimiento a Tonga para evaluar la magnitud de los daños tras la erupción

Una inmensa columna de cenizas había impedido que enviaran antes algún vuelo hacia la nación isleña del Pacífico.

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Las fuerzas armadas de Nueva Zelanda enviaron el lunes un vuelo de reconocimiento a Tonga para evaluar la magnitud de los daños tras la erupción de un volcán submarino.

Una inmensa columna de cenizas había impedido que las fuerzas neozelandesas enviaran antes algún vuelo hacia la nación isleña del Pacífico.

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Los habitantes de Tonga comenzaron las labores de limpieza tras la llegada de tsunamis y la caída de ceniza, e hicieron notar que el paisaje del país tenía un aspecto similar al de la Luna. Las comunicaciones con el archipiélago seguían limitadas luego de que el servicio de internet quedó interrumpido poco después de la erupción el sábado al anochecer.

No hubo reportes de muertos ni heridos, aunque persisten las preocupaciones sobre el destino de algunas personas que radican en algunas de las islas más pequeñas cerca del volcán.

En tanto, los científicos señalaron que no creen que la erupción tenga un impacto significativo sobre el clima global.

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En ocasiones, las erupciones volcánicas enormes pueden causar cierto enfriamiento global al ingresar dióxido de azufre a la estratósfera. Sin embargo, en el caso de la erupción de Tonga, los primeros datos satelitales indican que la cantidad de dióxido de azufre liberado tendría apenas un efecto mínimo, quizá de 0,01 Celsius (0,02 Fahrenheit) en el enfriamiento promedio del planeta, dijo Alan Robock, profesor de la Universidad Rutgers.

Imágenes satelitales captaron la espectacular erupción submarina del sábado, en la que una columna de ceniza, vapor y gas se elevó como un enorme hongo sobre las aguas del Pacífico sur.

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Fue posible escuchar un estruendo sónico en sitios tan lejanos como Alaska, y la fuerza del volcán envió ondas expansivas por todo el planeta en dos ocasiones, alterando la presión atmosférica, lo cual podría haber contribuido a disipar brevemente la neblina de Seattle, según el Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos. Se detectaron grandes olas en lugares tan remotos como el Caribe debido a cambios de presión generados por la erupción.

Olas de tsunami azotaron la costa de Tonga y obligaron a la población a huir hacia terrenos más elevados.

Sin servicio de telefonía ni internet, amigos y familiares en todo el mundo no podían comunicarse con los residentes del archipiélago. Sitios web gubernamentales y demás fuentes oficiales seguían sin publicar actualizaciones la tarde del domingo.

La primera ministra neozelandesa Jacinda Ardern dijo el domingo que aún no había reportes oficiales de víctimas en Tonga, pero advirtió que las autoridades aún no entran en contacto con algunas zonas costeras ni islas más pequeñas.

“La comunicación con Tonga sigue siendo muy limitada. Y sé que eso está causando una enorme ansiedad entre la comunidad tongana aquí”, declaró.

Ardern señaló que las embarcaciones y tiendas ubicadas en los litorales de Tonga sufrieron daños significativos. La capital, Nuku’alofa, quedó cubierta con una gruesa capa de cenizas volcánicas, indicó la primera ministra, lo que contaminó los suministros de agua.

Agencias de ayuda humanitaria señalaron que las cenizas y el humo obligaron a las autoridades a solicitar a la población que use mascarillas y beba agua embotellada.

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