opinión

Temblando en el epicentro

No esperaba que mi primera columna del 2020 surgiera en medio de tanta convulsión a nivel planetario.  No contaba con que nuestra isla, y más específicamente el sur y sur oeste, no pararan de temblar.  No pensé que los fuegos en Australia iban a extenderse al punto de causar tanto dolor a tantas personas.  No esperaba que a Trump le iba a dar con atacar a Irán.

No, no lo esperaba. Pero nuevamente el Universo llega a recordarnos que lo único seguro en la vida es el cambio.  Como bien dijo la semana pasada el reconocido geomorfólogo Dr. José Molinelli en respuesta a la pregunta de si estos temblores y sus réplicas son presagios de uno mayor: “Puede ser en cincuenta años, o en cien, o puede ser mañana”. Su mensaje fue claro: tenemos que estar preparados.   

Yo no soy experta en “mochilas de emergencia” aunque ya preparé una por si acaso. Sé que no tiene todo lo que podría necesitar, pero les admito que hacerlo me dio tranquilidad. Lo demás se limita a un plan mental de contingencia que puede o no servir si se diese un terremoto mayor. Y el resto, aunque no nos guste admitirlo, sentirnos orgullosos de la vida que hemos vivido por si nos toca irnos.  Sería bien triste en los últimos momentos estar pensando en lo feliz que “pude haber sido”. Eso no te lo dicen en las instrucciones para la mochila, pero para mí es un elemento clave para tener paz en medio de cualquier crisis.  Empieza a crear la vida que hubieses querido vivir si supieras que te vas a morir mañana.

En cuanto a todo lo demás, la oración y la meditación grupal funciona. El pensamiento es fuerza y el poder es mayor cuando la intención es pura:  compasión y paz para nuestra isla; sanación y lluvia para Australia; y deseo que despierte la consciencia de colaboración y la visión libre de egoísmo para Trump y todos los líderes que tendrán en sus manos el futuro de esta humanidad.  Visualiza y decreta…Estarás haciendo tu parte y aliviando tu ansiedad.

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