En 2018, una demanda colectiva contra Meta, matriz de Facebook, apuntó al bolsillo de Mark Zuckerberg. El motivo: la empresa Cambridge Analytica, una firma de análisis de datos que trabajó con la campaña de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, obtuvo acceso a información privada de los usuarios sin su consentimiento.
Recientemente, se conoció el resultado del juicio: Zuckerberg y Meta tendrán que pagar 725 millones de dólares por el escándalo.
Además de Cambridge Analytica, otros terceros tuvieron acceso a la información de 87 millones de usuarios de Facebook. No obstante, se beneficiarán entre 250 y 280 millones de personas, elegibles para pagos como parte del acuerdo de demanda colectiva.
“Es la mayor recuperación jamás lograda en una demanda colectiva de privacidad de datos y la mayor cantidad que Facebook ha pagado para resolver una demanda colectiva privada”, señalaron los representantes de los demandantes, los abogados Derek Loeser y Lesley Weaver.
Aunque Meta no admitió irregularidades, indicó a través de su portavoz, Dina Luce: “Buscamos un acuerdo porque es lo mejor para nuestra comunidad y accionistas. Durante los últimos tres años, renovamos nuestro enfoque de privacidad e implementamos un programa integral de privacidad”.
Así se gestó el escándalo de Cambridge Analytica, Meta y Facebook
Según la CNN, la filtración de datos para Cambridge Analytica y otros terceros comenzó a generarse debido a un profesor de psicología. Este recolectó datos usando una aplicación que ofrecía una prueba de personalidad.
Los resultados los entregó a un servicio que prometía usar técnicas sofisticadas para influir en los votantes en una elección de alto riesgo.
Donald Trump llegó al poder luego de las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2016, ganando por 304 votos electorales contra 227 de Hillary Clinton.
La labor de Cambridge Analytica, de acuerdo con Reuters, fue obtener acceso a la información personal de millones de cuentas de Facebook para perfilar y seleccionar a los votantes. Esta información fue obtenida sin el consentimiento de los usuarios del psicólogo, cuyo nombre no trascendió en medios.
El escándalo impulsó investigaciones gubernamentales tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, incluyendo una audiencia en el Congreso norteamericano con Mark Zuckerberg como protagonista.