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Debate energético: ¿Salto a renovables o transición con gas natural?

Voces del sector energético, ambiental y político argumentaron sus posturas en la encrucijada energética

En un contexto marcado por la inestabilidad eléctrica, los impactos de las olas de calor y la recurrente amenaza de tormentas y huracanes, Puerto Rico enfrenta una encrucijada en su política energética.

A pesar de los mandatos establecidos por la Ley de Política Pública Energética de Puerto Rico, que apuntan hacia una futura eliminación de los combustibles fósiles y la meta de alcanzar un 40 % de energía renovable para el 2025, la isla aún navega a paso lento en su transición energética.

En dicha ruta, la atención se divide entre la energía renovable y la propuesta de expansión del gas natural como una solución transitoria.

“Entonces, la pregunta es: ¿para qué infraestructura vamos a estar invirtiendo? En el siglo 21, debemos estar mirando a tecnologías que existen, que antes se llamaba energía alterna al sol, pues no debe ser alterna, debe ser la fuente primaria”, defendió Arturo Massol Deyá, director del proyecto de autogestión comunitaria Casa Pueblo.

Actualmente, alrededor del 33 % de la energía generada en la isla proviene de gas natural licuado (GNL), una opción que, si bien emite menos gases de efecto invernadero que el carbón y otros combustibles fósiles, Massol Deyá señaló que no es renovable.

Genera PR —la entidad responsable de la generación de energía eléctrica en la isla— ha presentado al Negociado de Energía de Puerto Rico dos proyectos para la conversión de combustible de diésel a gas natural en las plantas de resguardo de Mayagüez y Palo Seco.

“Genera busca una menor dependencia de combustibles fósiles más contaminantes y costosos, como lo son el diésel y búnker C. El proyecto de cambio de combustible de gas natural, bajo evaluación del Negociado de Energía, en las plantas de resguardo de Mayagüez y Palo Seco son ejemplos de cómo el uso de este combustible ayudaría a reducir emisiones y produciría economías anuales de hasta $50 millones al pueblo de Puerto Rico”, estableció la privatizadora mediante declaraciones escritas.

En adición, la empresa enfatizó que la Ley de Política Pública Energética establece la necesidad de que las unidades de generación basadas en energía fósil, tanto actuales como futuras, puedan operar con al menos dos tipos de combustibles fósiles, incluido obligatoriamente el gas natural.

Este requisito busca reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar la capacidad de la red eléctrica para integrar generación distribuida y energía renovable, conforme al estatuto.

Sin embargo, voces de sectores ambientalistas y de la academia cuestionaron la lógica detrás de invertir en más infraestructura de gas natural como una opción a corto plazo, en lugar de destinar esfuerzos directamente a renovables.

“Esa es la justificación, ese es el discurso de ellos, pero es que eso no es una inversión a corto plazo. Nadie invierte en lo que significa manejar los permisos, lo que significa la infraestructura de quemar gas natural… eso no es una inversión de 10, 15 o 20 años. Eso son inversiones de 50 años o más”, arguyó el profesor del Recinto de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico.

Tanto Massol Deyá como la portavoz de la coalición ambiental Queremos Sol, Maritza Maymí-Hernández, sostienen que dichos proyectos no responden a una verdadera visión a corto plazo, sino que sirven a los intereses de empresas como New Fortress Energy, una compañía estadounidense que, como matriz de Genera, ha emergido como un jugador clave en el panorama energético de Puerto Rico.

“Las propuestas de Genera y de New Fortress son de transicionar plantas que existen o incluso construir nuevas plantas que sean de gas. Claro, porque el negocio de New Fortress es vender gas. ¿Tú crees que New Fortress o Genera van a construir una planta de gas en Puerto Rico para operarla por cinco años?”, cuestionó Maymí-Hernández.

Por su parte, Genera PR sostuvo que tiene como uno de sus objetivos apoyar la transición del archipiélago a energía renovable.

“A través de nuestros proyectos aprobados por FEMA [Agencia Federal para Manejo de Emergencias], estaremos apoyando de una manera efectiva la transición a energía renovable”, aseguró la compañía privada, refiriéndose a su Proyecto de Baterías de Almacenamiento de Energía, el Proyecto de Nuevas Plantas de Resguardo-Peakers y reemplazo de componentes críticos.

Solar y gas natural en la balanza

En el debate entre la energía solar y el gas natural, se consideran diversos aspectos como la costoefectividad, el impacto ambiental, la salud pública y el efecto en el bolsillo de los consumidores.

Genera PR destacó que el gas natural es un combustible más económico que el petróleo y el carbón, y es menos contaminante, además de no ser tóxico ni corrosivo.

Sin embargo, Massol Deyá explicó que, durante la extracción del gas natural, se utiliza fracking, un método conocido por sus impactos ambientales negativos, y, al quemar este combustible, se convierte en dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero.

En contraste, la energía solar no genera contaminantes durante su operación, lo que beneficia la salud pública y el medio ambiente.

Dicha fuente energética tampoco está sujeta a fluctuaciones en los precios del mercado, ni a las dinámicas geopolíticas que pueden afectar el suministro del gas natural, especialmente en regiones dependientes de importaciones.

No obstante, el almacenamiento de energía solar sigue siendo un desafío técnico y económico, y la generación a gran escala requiere grandes áreas de terreno para la instalación de paneles solares, lo que podría ser vulnerable ante fenómenos meteorológicos.

Debido a esto, la propuesta de Queremos Sol se enfoca en la distribución solar en techos y el uso de microrredes comunitarias para descentralizar la producción energética, de forma que se reduzca la dependencia de grandes plantas generatrices.

“Uno de los problemas principales que tenemos en Puerto Rico es que la red está centralizada. [Desde Queremos Sol] estamos hablando principalmente en techos y en lugares que han sido impactados ambientalmente y que no pueden ser recuperados”, dijo la profesora universitaria.

A su vez, Maymí admitió que inicialmente la transición hacia la energía solar “es un poco más costoso, pero se compensa en el sentido de que no hay combustible de por medio. Por lo tanto, los costos se van a ir bajando”.

¿Qué dicen los candidatos a la gobernación?

En medio de este panorama, la elección general del 5 de noviembre promete ser un campo de batalla clave para definir el rumbo energético de Puerto Rico.

El candidato a la gobernación por el Partido Independentista Puertorriqueño (PIP), Juan Dalmau, propone diseñar una política energética que sustituya los combustibles fósiles por fuentes limpias y renovables, fomente la investigación científica para un sistema energético sostenible y justo, y asegure la participación comunitaria en su desarrollo.

En cuanto al aspirante al puesto ejecutivo por el Partido Popular Democrático (PPD), Jesús Manuel Ortiz,+apoya una transición hacia el uso de gas como parte de una solución temporal en el sistema energético, enfatizando la necesidad de diversificar hacia fuentes de energía más resilientes e interconectadas, y no como una solución permanente y exclusiva.

La candidata a gobernadora del Partido Nuevo Progresista (PNP), Jenniffer González, ha sido una defensora del gas natural a lo largo de su carrera política, enfatizando la reducción de costos energéticos y el impulso al desarrollo económico, mientras también aseguró que buscará integrar energía renovable de manera simultánea.

Por su parte, el candidato a la gobernación por el partido Proyecto Dignidad, Javier Jiménez, abogó por usar gas natural para estabilizar la red eléctrica ahora, pero sin permitir que una sola empresa controle su producción y suministro junto con la operación de plantas de energía, promoviendo competencia justa y diversificación energética mientras se desarrollan energías renovables a largo plazo.

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