Donald Trump realizó el domingo su cuarta visita a Wisconsin en ocho días, cuando su equipo de campaña concentra su atención en un estado crucial en donde a los republicanos les preocupa contar con la capacidad para igualar el entusiasmo y la maquinaria de participación electoral de los demócratas.
“Dicen que probablemente Wisconsin sea el estado más difícil de ganar”, dijo Trump al iniciar su discurso desde el hangar de un aeropuerto en la localidad rural de Juneau, en donde la gran multitud se desbordó hasta la pista. “Yo no lo creo”.
El electorado de Wisconsin ya empezó a depositar votos por correo y la votación presencial inicia el 22 de octubre. Trump permaneció en el escenario durante casi dos horas, coincidiendo con el tercer poder en la política de Wisconsin, un juego de los Packers de Green Bay de la NFL, lo que le valió el escarnio de los demócratas. Pero eso no impidió que miles de personas acompañaran a Trump mientras el expresidente instaba a sus simpatizantes a empezar a votar por correo y, cuando llegue el momento, de forma anticipada, a que se tenga una participación en “números récord”.
“Si ganamos Wisconsin, ganamos la presidencia”, destacó Trump.
Wisconsin ha sido, históricamente, un estado con votaciones decididas por escaso margen, pero se ha decantado por los republicanos sólo una vez en los últimos 40 años, cuando Trump llegó a la presidencia en 2016. Un triunfo en noviembre podría imposibilitar que la candidata demócrata Kamala Harris llegue a la Casa Blanca.
“Dicen las malas lenguas que están preocupados”, dijo Brandon Scholz, un estratega republicano jubilado y experimentado analista político de Wisconsin que votó por Trump en 2020, pero que aseguró que este año no votará por Trump o por Harris. “Pienso que los republicanos tienen razón al estar preocupados”.
Trump ganó el estado en 2016 sobre la demócrata Hillary Clinton por menos de 23,000 votos, y perdió ante Joe Biden en 2020 por menos de 21,000.
