El disfraz más aterrador de Halloween: su impacto ambiental

Halloween es una época de diversión espeluznante, pero también puede ser una época aterradora para el medio ambiente.

Se acerca Halloween, una fecha viene acompañada de millones de compras compulsivas de disfraces, maquillaje y diferentes productos para transformarnos por unas horas.

Sin embargo, lo más terrorífico de la ocasión y de esos disfraces es lo que no se ve: el impacto escalofriante que tienen para el medioambiente. Y es que muchos están hechos de plástico y serán usados sólo una vez, sin contar las compras de productos desechables que van de la mano con los disfraces, como adornos y dulces.

Un estudio realizado en Reino Unido por las organizaciones no gubernamentales Hubbub y The Fairyland Trust señala que la festividad generará alrededor de 2,000 toneladas de desechos plásticos de disfraces en ese país – tomando en cuenta que en promedio se venden 7 millones de disfraces por año y que tienen un peso promedio de 361 gramos (de los cuales unos 297 gramos son plásticos).

El documento precisa que el 82.5% de los materiales de una muestra de 324 disfraces vendidos a través de 19 plataformas digitales y sitios web de minoristas eran plástico y sus derivados, según el etiquetado de materiales. Cabe señalar que el poliéster es un tipo de resina de plástico.

Con base en esos datos, en Metro World News nos dimos a la tarea de estimar la cantidad de toneladas de desechos plásticos en otros 12 países del mundo donde el Halloween también es muy popular, según World Population Review.

Los desechos plásticos relacionados con los disfraces podrían llegar a 10,066 toneladas de desechos en Estados Unidos; a 1,053 en Canadá; a 3,842 en México; a 1,510 en Colombia; a 1,014 en Perú; a 530 en Ecuador; a 539 en Guatemala; a 1,405 en España; a 2,446 en Alemania; a 41,594 en China; a 794 en Australia; y a 6,218 en Brasil.

Cifras escalofriantes si tomamos en cuenta que solamente reflejan las toneladas de desechos plásticos relacionados con disfraces adquiridos y utilizados un día del año.

Al respecto, tuvimos la oportunidad de charlar con Danae Diaz, gerente de Servicios Ambientales y Energía en TÜV Rheinland de México, quien agregó que, en este festejo en específico, no se trata sólo de los disfraces, ya que buena parte de las celebraciones de Halloween recurren al plástico en forma de decoraciones, vasos, platos y cubiertos desechables, envolturas de dulces y recipientes para salir a pedir esos dulces.

Así mismo, recalcó que hoy más que nunca es necesario analizar con detenimiento la adquisición de un producto, preguntándonos si es algo necesario o si es una moda, y si el producto tendrá la duración esperada.

A medida que la conciencia global sobre el costo ambiental del plástico de un solo uso se vuelve generalizada, es importante ser específicos sobre la cantidad de plástico que ponemos en contacto con nuestra piel.

Según Greenpeace, el poliéster representa el 60% de la ropa producida en todo el mundo, y el problema con los disfraces de Halloween tiene que ver con su composición y con la cultura del uso único.

No obstante, Halloween no tiene por qué ser un espectáculo de terror para el medio ambiente. Es posible hacer que la festividad sea más ecológica modificando pequeños hábitos para reducir el desperdicio.

“Si se decide adquirir un producto, es preferible optar por los que tengan algún porcentaje de material reciclado. Los consumidores debemos estar conscientes de nuestras decisiones y nuestros impactos ambientales en el consumo de bienes, y preferir productos con componentes reciclados y que lleven a cabo actividades de economía circular.”, concluyó Danae Díaz.

Dato Aterrador: Solamente el 1% del material utilizado para producir ropa se recicla en prendas nuevas, de acuerdo con el estudio A New Textiles Economy de la Fundación MacArthur.

Tres preguntas a:

Pedro Núñez Mendoza, Investigador de Economía Circular, Universidad Rosario Castellanos – México

P: ¿Qué tan preocupados debemos estar por los desechos relacionados con Halloween?

Hay un incremento en el consumo de productos de un solo uso durante las festividades de Halloween, como adornos, disfraces, envolturas de dulces y otros objetos, desechados sin ningún tipo de separación, o bien, sin la menor consideración de reusar.

No obstante, el problema no es la celebración en sí y toda la parafernalia que concita a su alrededor, porque lo mismo ocurre durante las fiestas decembrinas, especialmente con las envolturas de regalos, adornos de un solo uso, árboles plásticos, series de luces que se funden y no son reparables, por lo tanto, se desechan a la primera oportunidad.

El problema de fondo es que nuestro actual modelo económico ha generado un descomunal abuso de productos de un solo uso y sobre todo, de productos plásticos, de tal manera que las envolturas y los desechos que se pueden generar durante los festejos de Halloween, Navidad, Día de Reyes, Día de San Valentín, etcétera, corresponden a la lógica de la economía lineal en la que se extraen recursos de la naturaleza, digamos petróleo, se procesan, se distribuyen, se usan y se desechan sin ningún tipo de reciclaje en la mayoría de los casos.

P: ¿Cómo podemos definir el concepto de la economía circular?

La economía circular es un modelo que propone conservar los bienes y productos dentro de la cadena de valor de la economía, sin desecharlos. Se trata de reaprovecharlos y revalorizarlos. Se basa en reducir, rechazar, reusar y reciclar. Es una forma de replicar a los sistemas naturales en donde nada se desperdicia.

Ofrece soluciones ambientalmente aceptables, para frenar la liberación y disposición final de desechos, sobre todo los plásticos, en vertederos, en rellenos sanitarios al aire libre o peor aún, arrastrados por el viento y las lluvias.

En contraste, la economía en línea consiste en extraer, transformar, consumir y desechar.

P: ¿Cómo se pueden beneficiar las familias y el país, de la economía circular?

Directamente, las familias se benefician de la economía circular de maneras distintas. Por ejemplo, la reutilización de productos puede ayudar a ahorrar dinero. Se puede promover la creación de bienes y servicios relacionados con productos innovadores, reduciendo los costos ambientales de las comunidades y mejorando la relación con el medio ambiente.

Las familias pueden aprovechar la economía circular reciclando materiales como madera y metales para hacer muebles, creando composta para nutrir sus jardines y plantas en macetas e incluso para cultivar huertos caseros de donde obtengan algunos de los alimentos de su dieta diaria.

La economía circular puede requerir de la formación de especialistas como ingenieros en materiales, nuevas áreas de la química o de la industria de la transformación, que generen productos de mayor calidad y durabilidad a partir de los desechos. Se puede, por ejemplo, crear toda una nueva área de la economía enfocada en la construcción de vivienda con materiales reciclados de alta durabilidad, ampliando las fuentes de empleo relacionadas con la innovación. El cielo es el límite.

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