Opinión

Carta abierta mis amigos populares conservadores

Lee aquí la columna del vicepresidente del Proyecto Dignidad

Hay muchos populares que hoy se encuentran desanimados con su partido. Un partido que lideró una de las transformaciones políticas, sociales y económicas mas grandes de la segunda mitad del siglo 20. Pero como toda colectividad, el PPD nació, creció, dio su fruto y hoy su efectividad se va extinguiendo. Se extingue, primordialmente, porque para mantenerse vigentes las colectividades políticas tienen que responder a las aspiraciones, sueños y motivaciones del pueblo a quien se busca representar.

El PPD, como instrumento político, ha dado todo lo que iba a dar. Sus electores claramente ven, y sienten, el barco a la deriva. Palpan como un grupo selecto de académicos ilustres metropolitanos le han robado el sentir de pueblo a un partido, que, en su gloria, representó a la gente humilde y trabajadora de Puerto Rico. Han visto como a candidatos que representan sus valores conservadores, como Charlie Delgado, se les presionó para que aguaran sus posturas conservadoras que avergonzaban a los sabios y entendidos de la metrópoli política popular.

Esos que traicionaron los valores conservadores dentro del partido popular, y que hicieron tropezar a los lideres que buscaban rescatarlos, hoy abandonan la colectividad a borbotones bajo la narrativa de que la alianza constituye el único resguardo para todo popular que se auto perciba inteligente y de avanzada. Para estos, ya el partido popular es incapaz de producir un líder político presentable en sociedad. Son los que piensan, y están convencidos, de que no vale la pena respaldar un candidato como Jesús Manuel, que en el fondo trata de ser como Juan, pero no puede. De ese grupo liberal solo se mantienen en el PPD aquellos que, por orgullo o tradición, no por ideología, se picarían un brazo antes de votar por un candidato independentista o PNP.

Por otro lado, están mis amigos populares conservadores. Aquellos que atesoran la familia tradicional, el respeto a la vida, los valores de la dignidad del ser humano, la protección de nuestros niños y el derecho a criarlos a la luz de nuestros principios morales. Trabajadores de clase media. Cristianos en su mayoría, católicos y protestantes. Emprendedores, que se fajan todos los días para echar a sus familias adelante, poniendo su convicción en el Dios todopoderoso para edificar sus vidas y las de sus familias. Son populares cansados de que el partido los use cuatrienio tras cuatrienio para lograr ganar alcaldías y escaños representativos, pero los abandone a la hora de defender sus aspiraciones y sueños.

Mis amigos populares conservadores saben que Jesús Manuel es una persona humilde y buena, pero no tiene el liderato, la valentía o la convicción para defender los valores conservadores. Lo vieron huirle como el diablo a la cruz cuando le preguntaron en el debate sobre el derecho al aborto. Nunca contestó la pregunta. Saben que no la contestó porque Jesús Manuel lideró, en conjunto con Tatito Hernández, el frente popular en la Cámara de Representantes para que no se considerara ninguno de los proyectos presentados por Proyecto Dignidad en favor de la vida. De la misma manera actuó con el proyecto para proteger a las menores adolescentes bajo sospecha de agresión sexual presentado por la senadora Rodríguez Veve, oponiéndose a muchos otros presentados por la representante Lisie Burgos en protección de la mujer, los niños y la familia contra la imposición de la ideología de género.

Jesús Manuel trata de proyectarse como un candidato centrista, ecuánime y pacificador, pero su propia narrativa lo derrota. No inspira, ni tiene el liderato que necesita Puerto Rico para enfrentar los retos y las crisis que tenemos por delante como pueblo. En este momento se necesita un liderato político definido, valiente y capaz de defender con arrojo lo que se cree, sin tapujos.

Yo estoy convencido que la candidatura de Javier Jiménez a la gobernación por Proyecto Dignidad es una puerta abierta por la que van a entrar muchos de amigos populares conservadores. Javier Jiménez representa un líder probado de pueblo, que por décadas fue respaldado como alcalde por miles de populares en San Sebastián que supieron cruzar líneas partidistas para votar por un administrador honesto, capaz y que sabe respetar la diversidad de creencias políticas cuando de construir el bien común se refiere. Como líder, Javier Jiménez ha tenido la valentía de romper con su partido cuando quedo demostrado que su colectividad había abandonado los valores conservadores de la familia puertorriqueña. Hoy, la candidatura de Javier Jiménez a la gobernación es esa opción clara y segura para todos los conservadores en Puerto Rico, incluyendo a mis amigos populares conservadores. Es tiempo de atreverse a votar diferente. ¡Adelante, con fe!

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