Opinión

Los retos del PNP para el 2028

Lee aquí la columna del periodista y director de programación de NotiUno

No ha comenzado bien el cuatrienio y ya los tres partidos principales proyectan tener grandes retos para las elecciones del 2028. La semana pasada, analicé el reto de la alianza independentista de cara a las próximas elecciones.

Uno pudiera pensar que el que está en el poder ya tiene las de ganar por el acceso que tiene a la exposición mediática, al manejo de los fondos públicos para exponer su administración y la candidatura a la reelección de un gobernante incumbente, a la recaudación de fondos y demás. Sin embargo, estar en el poder puede ser contraproducente, y, el pasado cuatrienio, esto quedó demostrado en la administración de Pedro Pierluisi, aunque no se circunscribe solo a él. No ha habido un gobernador que haya sobrevivido en los pasados 25 años en el intento de ser reelegido. Si no es que lo crucifican en las elecciones, es que renuncia al intento.

No es necesariamente que todos han fallado en la estrategia de lograr la reelección, es que no hay estrategia que valga cuando se tiene un electorado, por una parte insaciable, y por la otra, insatisfecho con esteroide. A eso le añade, para desgracia del candidato que sea, que los elementos que provocan la insatisfacción son explotados de manera beligerante y polarizante por unos sectores minúsculos que no cuentan con la mayoría electoral para tomar control del ejecutivo, pero sí con medios alternos a los tradicionales, como lo son las redes sociales, así como también con la simpatía mediática de algunos sectores en los medios de comunicación que tienen un compromiso con amplificar la exposición de ese mensaje. Mientras más agitador y provocador el mensaje, más alcance tendrá.

Cuando utilizo la palabra “insaciable”, me refiero, a modo de ejemplo, a que si la isla tiene diez problemas fundamentales, y se resuelven dos, la solución de esos no tendrá gran alcance, y la opinión pública se concentrará en los ocho por solucionar. Pueden resolver ocho problemas, pero los dos que quedan tendrán mayor exposición que los ocho resueltos, y como ninguna sociedad, por más avanzada que sea, tiene la capacidad de resolver los problemas sin que surjan otros, pues estaremos en el círculo vicioso de identificar y explotar lo que sea para mantener la narrativa de que “aquí no se puede vivir”, “esto es un abuso”, etc. La queja constante es sexy para algunos sectores. Por esa mentalidad, es que los políticos nunca hicieron ajustes para evitar, por ejemplo, la quiebra de la Autoridad de Energía Eléctrica, la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados, y otros.

Para controlar esa narrativa que les hablo, absorbían los aumentos de costos del servicio de agua y energía con préstamos, para no pasar el aumento a los abonados y que estos no se desquitaran en las elecciones. Pero la situación no aguantó más, y terminamos quebrados. Les echamos la culpa a los políticos, con razón, pero negamos, aunque sabemos que es verdad, que ellos respondieron a nuestras amenazas de votarles en contra si nos aumentaban la factura. Nos guste o no, los chantajeamos, así que también somos responsables del desastre en el que terminamos. Digo eso sin quitar responsabilidad a los responsables de tomar otras decisiones malas y/o corruptas para beneficiarse ellos y a sus partidos. El pueblo fue responsable porque no nos importó si nos llevaban a la quiebra o no porque “a mí lo que me importa es que no me aumenten nada”. Queremos servicio cinco estrellas “de gratis” o, en el mejor de los casos, pagando por servicio de una estrella, y el que no nos lo dé, lo pelamos primero y luego lo crucificamos.

Jenniffer González será víctima de eso. Juan Dalmau, Jesús Manuel Ortiz y Javier Jiménez también lo hubiesen sido si hubieran prevalecido.

De otra parte, no podemos ignorar que, en solo semanas, la administración de la gobernadora ha dado atisbo de que será un cuatrienio lleno de controversias buscadas por la propia administración. Su círculo cercano dará mucho que hablar. Acciones sobre la ejecución del poder, en el caso de sus suegros, han abierto el expediente y, según su administración llenará el file de LUMA, así mismo le están llenando el de ella como gobernadora.

Este inicio da la impresión que ni el disimulo importa. Veremos, según se vaya desarrollando el cuatrienio, si hacen ajustes o si lo que luce como una “arrogancia” partidista descansada en la mentalidad de “¡barrimos!” será la norma. Lo expresé en una columna anterior: será la propia administración y sus acciones las que pondrán las balas de plata en la escopeta para que les disparen. Eso de “el pueblo olvida”, “Puerto Rico tiene memoria corta” o “hay que hacer las cosas temprano en el cuatrienio para que olviden” no es la norma hoy. La era del Internet y las redes sociales dificultan sostener esa teoría.

Fortuño tenía todo el dinero del mundo para campaña y no borró la Ley 7 ni Vía Verde. En tiempos recientes, Pedro Pierluisi tenía más dinero y no pudo borrar LUMA. El Partido Nuevo Progresista (PNP) ha ganado las últimas tres elecciones, pero con jockeys distintos, y Jenniffer González debe internalizar si para ella lo importante es ganar ella, o que el PNP gane en 2028, pero con otro candidato.

El reto de las elecciones próximas en el ala estadista no descansa tampoco solo en González. Hay una Legislatura de supremacía PNP, y se palpa allí también cierto nivel de soberbia por la forma en que ganaron estas elecciones. Quizás la contundencia del triunfo los tiene aún mareados, nublados y con visibilidad de corta distancia. Puede ser normal, pero si mantiene esa actitud y no maduran esa mentalidad de que se sienten invencibles, pues será el propio PNP el que cave su tumba para el 2028.

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