La nueva cepa de periodistas quiere trabajar con libertad y por su cuenta. En su pensamiento no existe el ritmo de trabajo de ocho a cinco o de nueve a seis de las compañías tradicionales. Sueñan con ejercer con libertad de pensamiento y con suficiente tiempo para analizar e investigar. Además, les interesa explorar nuevos temas que antes se consideraban tabúes. Buscan administrar su tiempo y que no sean otros los que decidan. Se divierten con estar conectados todo el tiempo a las redes sociales y su idea de oficina perfecta es la oficina futurista de Google, donde me visto como quiero y hasta puedo llevar a mi mascota.
Todo eso está muy bien si la vida y la economía les permitieran levantarse tarde y construir esa oficina que les ofrece libertad de pensamiento y fomenta el análisis crítico. Mientras tanto, pueden apoderarse y emprender una aventura periodística desde la mesa de su hogar. Ese rincón que inspira y que, desde hace años, es nuestro espacio de reflexión sobre los problemas de nuestro país y las coyunturas ideales que ocasionan felicidad. La propuesta es básica: un periodismo por su cuenta que contribuya a la opinión pública.
Para que el también periodismo freelancing funcione hay que entender cómo se mueve el mercado digital. Conociendo que el periodismo digital está en evolución constante, existen herramientas indispensables que contribuyen a que ese entorno profesional sea ventajoso. Tal como leemos en Facebook, preguntas solicitando servicios, igualmente el mercado de la información busca esa economía por encargo o demanda. Esa asistencia a los lectores es lo que encontramos cuando nos adentramos en la digitalización. Considero que todavía hay dudas sobre esa nueva forma de autoemplearse y, quizá, el miedo se apodera al dejar lo tradicional. Pero ese entorno puede ser ventajoso si se logra el compromiso con los lectores y le gusta lo que hace. Sugiero que busque su historial de navegación en la red y comprobará su nivel de compromiso con ciertos portales periodísticos. Esas empresas cada día se abastecen del mercado de contenido realizado por periodistas freelancing que contribuyen, a su vez, a sostener la economía basada en demanda. La nueva cepa de periodistas no quiere jefes; quiere emprendedores.
Ese tipo de empresa, por experiencia, tiene sus altas y sus bajas. Es decir, no hay una constante, y los trabajos son ocasionales. Se contratan los servicios a base de conocimiento y servicio. El éxito dependerá de la responsabilidad, la credibilidad en el mercado,el profesionalismo, el intelecto y el administrar bien los ingresos, que también son ocasionales. Este nuevo modelo de periodismo es ventajoso en el sentido de que, desde cualquier lugar del mundo, puedes seguir trabajando, y la transmisión de información está al alcance del móvil.
El modelo contribuye al crecimiento de empresas digitales, a la llamada economía colaborativa y a desarrollar la inteligencia humana. Hoy, con los problemas que tenemos en nuestro país, se ha colocado a prueba nuestra capacidad de supervivencia. Para que el periodismo freelancing sea exitoso, se necesita compromiso, inmediatez, ética, capacidad y conocimiento. Es un modelo laboral distinto, en el cual también hay que considerar que los beneficios laborales son responsabilidad del emprendedor. Hay una desvinculación de depender del otro, lo que reafirma el concepto de ser tu propio jefe.
El ser dueño de tu tiempo ofrece una sensación de felicidad y satisfacción inmensa, pero eso depende de los compromisos económicos de cada cual. Si como periodista deseas lanzarte a este nuevo modelo, recuerda que debes saber utilizar las herramientas tecnológicas, conocer el movimiento del mercado digital, ser rápido, preciso, estar informado, conectado y apreciar la intelectualidad. Entre la crisis que ha sufrido el periodismo en los últimos años, esta podría ser una opción para crear esa empresa periodística. Seguir haciendo lo que apasiona es un privilegio.