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Opinión de Rosa Seguí: ¡Nuestro derecho a decidir!

La abogada aborda el derecho al aborto tras esfuerzos de políticos locales para prohibirlo o restringirlo.

El embarazo, la gestación y la crianza son procesos complejos y diferenciados, dependiendo de cada cuerpo, de cada persona. Ningún embarazo es igual ni sus efectos pueden ser predecibles. El embarazo y la crianza deben ser decisiones voluntarias e informadas, para lo cual es necesaria la educación sexual y reproductiva. El derecho a decidir permite a las personas gestantes tomar en consideración su salud mental, emocional y física, así como también su situación económica y la proximidad o accesibilidad a los cuidados prenatales, entre muchos otros factores. Es parte integral de su derecho a la autodeterminación en toda su amplitud, pero también en su expresión más básica: decidir sobre su propio cuerpo

Reconocer el derecho a decidir no impide que quien así desee, consulte con su pareja, padre, madre o persona encargada antes de tomar esta o cualquier decisión. Pero es a ella a quién la ley le debe seguir reconociendo y protegiendo el derecho a decidir. El proceso de gestación ocurre en el cuerpo de la mujer, no del hombre, ni de nadie más. Por esto, nadie debe tener el poder de tomar decisiones sobre el cuerpo de las mujeres, independiente de su edad. Ninguna mujer cuyas creencias religiosas sean contra el aborto está obligada a practicarse uno. Reconocer el derecho al aborto en nada les obliga a traicionar su conciencia, a incumplir con los mandatos de sus creencias. Tan solo reconoce que no todas las mujeres comparten tales opiniones y permite que cada una, ante un embarazo no deseado, actúe de acuerdo a las suyas. 

Prohibir o limitar el aborto tiene como resultado que se practique de manera clandestina. Y en los abortos clandestinos quienes mueren son mujeres. Por tanto, ilegalizar el aborto es una condena de muerte para miles de mujeres. Estamos en contra de todas las medidas propuestas por el Partido Proyecto Dignidad y por el PNP que pretenden limitar o prohibir el derecho al aborto. La maternidad no puede ser un castigo. Por eso, exigimos educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar y aborto libre, seguro y gratuito para no morir. ¡Detengamos las medidas que nos quieren devolver al pasado!

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