En el 2013, estrenó la cinta 200 cartas, una de las mejores propuestas del cine puertorriqueño contemporáneo que se han filmado, bajo la pluma y dirección del cineasta Bruno Irizarry, quien cuenta con la habilidad para presentar historias comunes con personajes accesibles, con los cuales muchos nos podemos identificar.
Este concepto se repite en su nueva comedia que estrena mañana en todo Puerto Rico: Yerba buena. La historia de esta divertida propuesta se ubica en una comunidad puertorriqueña de limitados recursos económicos, que muy bien podríamos mover y colocar en cualquier municipio de la isla, gracias a una excelente cinematografía y dirección artística.
Yerba buena cuenta la historia de tres amigas, interpretadas por las actrices Karla Monroig (Sonia), Isel Rodríguez (Mary) y Jessica Rodríguez (Juana), que las circunstancias pos-María y ciertas condiciones médicas las llevarán a confeccionar unos brownies, que incluyen cannabis medicinal como ingrediente especial.
Esta iniciativa las empujará por divertidos e insospechados caminos, dentro de su comunidad que se encuentra sumida en la inercia que vivió el país luego del paso del poderoso ciclón. Eventos como la falta de señal celular, la necesidad de energía eléctrica, del servicio de agua, la falta de gasolina, el incesante ruido de los generadores eléctricos, etc., son revividos con un simpático sentido de humor que nos recordará que el puertorriqueño cuenta con la capacidad de encontrar lo positivo en la adversidad.
El principal acierto de esta propuesta es la selección de un elenco que logró proyectar las historias, que seguramente todos, de una forma u otra, experimentaron gracias a una química palpable y la refrescante presencia escénica del talentoso trío protagónico. Ya queremos verlas en otros proyectos fílmicos locales.
El elenco de apoyo completa la factura actoral impartiendo la credibilidad necesaria a sus personajes. Entre estos destacaron Eyra Agüero, Willie Denton, Braulio Castillo, hijo, Carlos Esteban Fonseca, Ricardo Álvarez, Heyda Salamán, entre otros, quienes bajo la dirección de Irizarry, cineasta que debemos seguir y cuyo resumé valida su talento para transmitir credibilidad a una historia a través de buenos diálogos, logran darles vida a estos. Algunos de los subtextos que aborda la cinta incluyen la resiliencia del puertorriqueño, que no esperó la ayuda de afuera para levantarse; la buena actitud de los vecinos, prestos para ayudar al desvalido; como nos contagiamos con el buen ánimo ante las circunstancias y la adversidad, que se tradujo en mayor unidad entre miembros de una comunidad; y particularmente, el rol de la mujer como líder comunitaria, que queda manifestado en la cinta desde el segundo acto, cuando nuestra protagonista toma las riendas de su vida y busca la manera de mejorar la situación de su comunidad.
La cinta no está exenta de problemas, al extender el tema de la confección de brownies, tornándose repetitivo y limitando otras temáticas que pudieron equilibrar efectivamente esta historia. Por ejemplo, las dificultades que presentaron algunas de las instituciones gubernamentales locales y federales, que abonaban al sentimiento de incertidumbre que, por mucho tiempo, se vivió en la isla, situaciones que se limitan a algunos momentos en la narrativa y que terminan quedándose en la superficie.
La delicada problemática de la legalización de la marihuana también queda algo rezagada en la historia, limitándose a justificar la ilegalidad de los actos de las protagonistas con las propiedades curativas de la planta y los objetivos de la venta de estos productos. Pero estos tropiezos del guion no evitan que nos deleitemos con una buena y divertida propuesta para toda la familia.
This browser does not support the video element.