Antes del concepto de viralización de vídeos, muy utilizado actualmente para medir el impacto de los contenidos digitales y convertirlos en noticia, existió el infame vídeo de la actriz y modelo Pamela Anderson (Lily James) y el baterista de la banda de rock Motley Crue, Tommy Lee (Sebastian Stan). Precisamente este video es el foco central de la serie, Pam & Tommy, que estrenó ayer en la plataforma de Hulu.
Se trata de una nostálgica propuesta que a simple vista parecería una mirada satírica de estas dos controversiales figuras de principios de los ’90, que acapararon muchas portadas, cuando el robo de un video casero íntimo se convirtió en una de las más notorias historias de farándula de la década y que continuó definiendo el futuro de la novel herramienta tecnológica que terminaría dominando el planeta, la World Wide Web.
En la serie, un carpintero, interpretado por Seth Rogen que trabajaba para el rockero, decide robar el video íntimo de la pareja y publicarlo en la recién nacida internet, con el fin de vengarse por el maltrato recibido por parte de Lee. Esto da inicio a una fascinante historia que intercala el apresurado y fogoso romance de la pareja, con las consecuencias de este suceso que sacó a relucir el discrimen sistémico hacia la artista, por parte del sistema judicial. Específicamente cuando los abogados de la pareja, en busca de frenar la propagación del video, abusan y cosifican la imagen de Anderson permitiendo un sinnúmero de humillaciones, simplemente por ser mujer y por decisiones personales y profesionales. Es un trato que evidentemente no tuvieron con su pareja, solo por ser hombre. Esta presión fue exacerbada cuando programas de televisión, convirtieron a la actriz, al momento un símbolo sexual de la era por su programa Baywatch, en un chiste que acabó con su futuro cinematográfico.
El guión peca de no profundizar en las consecuencias legales del robo del video y mucho menos en presentar soluciones sobre la problemática sexista, pero sí aprovecha el contexto de la historia para profundizar en el comentario social sobre el impacto que la imagen distorsionada que proyectan algunos medios y las tecnologías emergentes en figuras públicas.
No puedo pasar por alto la impresionante transformación que eleva las actuaciones de las figuras centrales que desaparecen detrás de un maquillaje, tatuajes y peinados.
Las figuras que los medios nos presentaron se prestan para ser caricaturizadas, pero la narrativa y unas matizadas actuaciones, particularmente de James (Cinderella), evitan caer en este cliché y logramos acercarnos a una vulnerable y genuinamente afectada Anderson, mientras que Stan (Avengers: Endgame) logra proyectar a un Tommy Lee que reflejaba sus inseguridades con arranques de ira, hacia todos a su alrededor, pero que amó intensamente a su pareja y buscaba la manera de complacerla siempre…al menos mientras duró su relación.
Aunque algunos episodios se sienten aislados y una historia secundaria con Seth Rogen y Taylor Schilling, carece de la electrizante energía de la historia principal, la explicita, graciosa, pero a su vez, sorpresivamente humana serie, no deja de ser una gran propuesta, que pudiera colarse entre lo mejor del año.
Pero si hay algo que deja claro, es que fue una pareja apasionada que vivió su romance con intensidad, hasta que la revolución digital se metió en sus vidas.
Sebastian Stan habla con Metro
¿Qué aprendiste sobre Tommy Lee que no conocías?
—Creo que realmente sus antecedentes. No tenía idea de cómo fue su infancia, como llegó a querer ser baterista y como tan temprano en su vida, fuera capaz de alcanzar el éxito. En los años ’80, Motley Crue era una de las bandas más reconocidas del planeta, antes de bandas de heavy metal como Guns & Roses. Tommy tuvo una infancia muy interesante, sobre todo cómo creció siendo su madre de Grecia. Y como su padre, al cuarto día de haber conocido a su madre, ya se habían casado, de una manera muy similar a como muchos años después se casaría con Pamela. Además del hecho de que creció en un hogar donde el idioma inglés no era su primer lenguaje y sus padres se comunicaban con dibujos, para poder entenderse y creo que así fue como él encontró en la batería su forma de comunicarse y de expresarse. Así que definitivamente había mucho material allí.