Cuando Alice González Figueroa fue diagnosticada con esclerosis múltiple hace casi cinco años, se enfrentaba a un camino totalmente desconocido, que para atravesarlo, han sido fundamentales la educación, el apoyo de sus allegados y médicos y seguir su tratamiento al pie de la letra.
La puertorriqueña radicada en Estados Unidos narró que comenzó con un adormecimiento en los pies, que en ese entonces atribuyó a ejercicios que hacía en ese entonces o problemas frecuentes en la espalda, sin embargo, a los días siguientes el adormecimiento fue expandiéndose hacia la rodilla y la parte derecha del cuerpo.
Fue entonces cuando acudió a su médica de cabecera en abril de 2016, quien le indicó que debía hacerle una imagen por resonancia magnética (MRI, siglas en inglés). “Me dijo que esos síntomas podrían ser un pequeño derrame cerebral, o esclerosis múltiple, ahí dije ‘me están hablando chino’, o fibromialgia, también pensé me están hablando chino”, recordó la maestra de profesión, quien añadió que comenzó a llorar al enfrentarse a la posibilidad de tener una enfermedad que desconocía. Contó que el neurólogo Ángel Chinea comenzó los estudios y en Estados Unidos le terminaron ciertos estudios por los cuales recibió el diagnóstico de esclerosis múltiple en septiembre de ese año.
La esclerosis múltiple es una enfermedad neurodegenerativa y crónica del sistema nervioso central. La EM causa que las células del cuerpo ataquen a la mielina que protege la fibra nerviosa del cerebro, los nervios y la médula espinal. Se trata de un padecimiento para el cual su causa es desconocida. Sus diagnósticos se logran con pruebas de resonancia magnética o análisis del líquido espinal. No obstante, cuando se considera como un diagnóstico potencial, se realizan laboratorios de exclusión, para descartar que se trate de otras enfermedades.
“Ha sido esto un viaje en montaña rusa, un proceso difícil, de unos días estás bien, al día siguiente no sabes cómo te vas a levantar. Le dicen la enfermedad de las mil caras porque tienes diferentes síntomas, no a todo el mundo le pasa igual… Algunos desafortunadamente desde la primera han tenido que usar andador, otros sillas de ruedas, yo tengo días que tengo que usar bastón porque no puedo caminar. Yo digo que mi testimonio puede servir a otras personas de que aunque estemos viviendo con esto podemos seguir adelante”, expresó González Figueroa, quien asegura sentirse cada vez más fuerte en el proceso. Prestó especial énfasis a la importancia de los pacientes tomar el control de su condición. En su caso, sus médicos incluyen neurólogo, psiquiatra, psicólogo, terapista y trabajador social, y toma diariamente medicamentos recetados, vitamina D y otros suplementos.
“No me imagino las personas que han tenido que afrontar este monstruo antes, pero gracias a Dios la ciencia ha seguido avanzando y hay nuevos medicamentos y terapias”, destacó.
De acuerdo con la Fundación de Esclerosis Múltiple de Puerto Rico, este padecimiento presenta una gran cantidad de síntomas que pueden ir desde adormecimiento en extremidades, pérdida de sensibilidad, deficiencias cognitivas, debilidad muscular y pérdida de equilibrio, hasta síntomas graves como pérdida de visión y parálisis.
Al momento, la EM no tiene cura, no obstante, existen tratamientos que pueden retrasar el progreso de la enfermedad. Algunos son orales, otros inyectables y otros infusiones. Es importante que consulte con un neurólogo y sus médicos para el tratamiento adecuado para usted.