Miles de venezolanos se tiraron nuevamente ayer a las calles contra el gobierno de Nicolás Maduro, que no ha logrado contener las protestas pese al despliegue de cientos de policías y agentes de las fuerzas de seguridad.
“Estoy aquí por la paz y por mi derecho a disentir”, dijo a The Associated Press el sacerdote Wilfredo Corniel mientras caminaba entre un mar de gente que alzaba banderas rojas, azules y amarillas mientras gritaban “¡¿Quiénes somos?! ¡Venezuela! ¡¿Qué queremos?! ¡Libertad!”.
A los pocos minutos de iniciarse la movilización ayer temprano, la policía comenzó a lanzar gases lacrimógenos y balas de goma para evitar el avance de los manifestantes, como ha sucedido en las protestas de las últimas tres semanas. Miles de personas que caminaban por una autopista del este de Caracas se enfrentaron con cientos de guardias nacionales.
Corniel trató de eludir el efecto de los gases y recordó que en las redes sociales suele comentar: “Salí a recibir mi toque de gas de amor a la patria”.
Tras la multitudinaria marcha de la víspera, la oposición retó de nuevo al gobierno con movilizaciones que partieron desde 26 puntos de Caracas. Desde la mañana, centenares de policías y guardias nacionales fueron desplegados en varios puntos de la ciudad y en la sede de la Defensoría del Pueblo.
El líder opositor y excandidato presidencial Henrique Capriles pidió a sus seguidores vencer el miedo y combatir de forma pacífica la represión. “No descansaremos hasta que en Venezuela se recupere el hilo constitucional”, sentenció al advertir que la oposición mantendrá las protestas hasta que logre elecciones libres, un canal humanitario para alimentos y medicinas, la libertad de los presos políticos y el respeto a la Asamblea Nacional.
Las manifestaciones han dejado ocho muertos —tres de ellos durante las manifestaciones del miércoles— más de un centenar de heridos y unos 500 detenidos, según estimaciones de la organización humanitaria Foro Penal Venezolano.
El jueves por la tarde, el alcalde del municipio capitalino de Chacao, Ramon Muchacho, dijo a la AP que 17 personas resultaron heridas en las protestas en su municipio.
Maduro reiteró la víspera que la oposición está promoviendo un golpe de Estado y descartó la posibilidad de ceder ante las presiones de sus adversarios. Asimismo, el presidente activó esta semana un plan militar para aumentar la presencia en las calles de los cuerpos de seguridad y anunció la ampliación de las milicias a 500.000 civiles uniformados y prometió entregarle fusiles a cada uno de ellos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos manifestó su preocupación y sostuvo que el despliegue de fuerzas militares y civiles uniformados representa una “grave amenaza” a los estándares en materia de protección de la seguridad ciudadana y de los derechos humanos. Amnistía Internacional se sumó a los cuestionamientos y exigió a las autoridades venezolanas garantizar el derecho a la población a manifestar en las calles.
Al referirse a la crisis venezolana, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, afirmó que Washington está preocupado porque el gobierno de Maduro no permite a las voces de la oposición ser escuchadas y dijo que trabaja con otros a través de la OEA para comunicar sus inquietudes sobre el caso.
Las tensiones políticas se reactivaron a fines de marzo luego de dos sentencias del Tribunal Supremo de Justicia en las que asumió las competencias de la Asamblea Nacional y limitó la inmunidad de los legisladores. La Asamblea quedó bajo el control de la oposición en 2016 luego de 17 años de estar en manos del oficialismo.
El máximo tribunal, señalado de ser afín al gobierno, revirtió a inicios de abril los polémicos dictámenes pero las protestas no han cesado.
Le recomendamos: